Daniel Malaiu.

En la actualidad, muchos países cuentan con diversos sistemas de comunicaciones de voz y datos para enfrentar situaciones críticas, como catástrofes naturales, inundaciones y otras emergencias. Entre tales tecnologías, podemos mencionar VHF, UHF, Tetra/DMR, telefonía tradicional, celular e IP o telefonía satelital, por dar algunos ejemplos. Asimismo, los equipos de respuesta para hacer frente a esos eventos de importancia, son generalmente multidisciplinarios, es decir, incluyen a las FF.AA., policías, bomberos, servicios de urgencia (Salud) y funcionarios de seguridad, entre otros.

Sin embargo, no siempre tales organismos e instituciones -que son las llamadas a liderar las tareas de contención, ayuda y socorro bajo esas circunstancias- pueden comunicarse entre sí, pues muchas veces una o más entidades emplean soluciones propietarias o incompatibles con las del resto. Frente a tal escenario, la Interoperabilidad emerge como un concepto que juega un rol clave en el éxito de las comunicaciones de emergencia.

La Interoperabilidad tiene lugar en la medida que un usuario de una red (Sistema A) puede comunicarse (por Voz o Datos) con un usuario de otra red (Sistema B), por sus propias capacidades o requiriendo el servicio de un gateway que organice la comunicación. Otra definición apunta a la capacidad que tiene un producto o un sistema para funcionar con otros productos o sistemas existentes o futuros, sin restricción de acceso o de implementación.

Por ende, cuando se coordinan operaciones en el ámbito privado o público -ya sea para enfrentar un terremoto o inundación, combatir un incendio u otra situación similar a gran escala-, el intercambio de información en tiempo real resulta de vital importancia para el éxito de lo anterior. En el caso de las radiocomunicaciones, por ejemplo, las agencias de seguridad pública de algunos países han intentado intercambiar radios en situaciones de emergencia y gateways entre dos o más sistemas de radio.

No obstante, estos intercambios tienen limitaciones que incluyen, entre otras, la falta de normas, la exclusión de personas que utilizan distintos radios, incapacidad de comunicarse desde fuera del alcance de la radio, y la falta de flexibilidad o elasticidad de la infraestructura de radio cuando un terremoto, vientos fuertes o fuego derriban sus torres.

Frente a este contexto, existen en el mercado dos alternativas para garantizar la Interoperabilidad de las comunicaciones críticas: Iridium PTT (Push-toTalk) y la Matriz de Telecomunicaciones Básica (MTB). La primera está basada en un concepto de Grupos de Conversación (Talk Groups) administrados centralmente, es decir, por un Grupo de Conversación cuyo centro de mando está conformado por dos o más dispositivos PTT que son capaces de comunicarse entre sí usando el botón Push -To- Talk del aparato. En el Centro de Comando, se pueden ver todos los grupos de conversación disponibles de la institución y se puede organizar qué equipos pertenecen o tienen permiso de hablar/escuchar en cada grupo. Toda la organización de estos permisos se realiza en forma gráfica por parte del usuario, usando conceptos como arrastrar y soltar los terminales en los grupos. El objetivo es la simplicidad y puede realizarse en terreno, utilizando tabletas o computadoras con touch screen.

Por otro lado, la Matriz de Telecomunicaciones Básica (MTB) integra normalmente, en un único sistema de comunicaciones, tecnologías de voz como VHF, UHF, HF, TETRA/DMR, Telefonía tradicional (POTS), Telefonía Celular, Telefonía IP y otras, pudiendo soportar -adicionalmente- sistemas de datos de variadas tecnologías.

La parte visible de una MTB es la consola, desde donde un usuario/operador puede interactuar con los recursos de campo, sin importar dónde estos se encuentran. Toda la organización de estas características se realiza en forma gráfica por parte del usuario, empleando conceptos como arrastrar y soltar los terminales o seleccionar un equipo y luego otro para unirlos en conversación. En este sentido, un operador que utilice la consola de usuario puede realizar diferentes funciones, como transmitir, monitorear, escuchar en forma selectiva, transferir conversaciones y grabar las llamadas.

No obstante, además de la interoperabilidad, que generalmente es de gran relevancia para las instituciones de gobierno y organismos de seguridad, hay otro factor que juega un rol crucial en un momento de emergencia y que tiene que ver con el uso inteligente de los sistemas tradicionales de telecomunicaciones.

Sin ir más lejos, durante abril pasado, una serie de fuertes temblores afectó a la Zona Central del país, con epicentro en las costas de Valparaíso. Tal situación ocasionó por momentos -y como era de esperarse- la saturación de las redes de telefonía celular, lo que impidió a muchos usuarios de ese servicio comunicarse, sobre todo cuando tuvo lugar el movimiento más fuerte. Sin duda, situaciones como la antes descrita tienden a aumentar el nerviosismo y la angustia de quienes, a través de su teléfono mó- vil o smartphone, intentan sin resultado saber del estado de sus seres queridos o amigos.

Además, ello pone de manifiesto la necesidad de insistir en el uso adecuado que se debe dar a la telefonía celular a la hora de comunicarnos durante o después de un movimiento telúrico, privilegiando los mensajes de texto o SMS por sobre la voz y/o los contenidos multimedia.

De esta manera, evitaremos que las redes de los proveedores que entregan dicho servicio se vean interrumpidas o congestionadas luego de ocurrida una emergencia.