La incorporación de programas de gimnasia de pausa como actividad física laboral en algunas empresas, se ha hecho más frecuente en los últimos años, debido a que favorece aspectos de salud y bienestar entre los trabajadores, controlando la aparición de Trastornos Músculo Esqueléticos (TME) e incluso generando una mayor cohesión de los trabajadores hacia la empresa.
Estudios demuestran que uno de los principales TME es la tendinitis asociada a la realización de movimientos repetidos. Su recuperación requiere tratamiento médico y kinésico y necesariamente períodos de reposo mediante licencias, con las consiguientes alteraciones a la organización del trabajo.
Normalmente, la gimnasia de pausa busca disminuir el esfuerzo realizado por los tendones sumando períodos de reposo y secuencias de ejercicios de elongación guiados por un profesor de educación física. Esto incluye sesiones de educación y adiestramiento para que los trabajadores puedan desarrollar los ejercicios en forma individual en sus respectivos puestos de trabajo con una frecuencia variable según necesidades específicas.
En ocasiones, desafortunadamente, estos programas tienden a estancarse, ya que la gimnasia de pausa sólo busca un reposo más eficiente para evitar la fatiga y daño físico, pero no aborda el fortalecimiento físico para una mayor tolerancia al esfuerzo; por lo tanto, sirve solamente para grupos determinados de trabajadores, lo que puede significar desaprovechamiento de recursos. El no estancamiento supone el cambio de gimnasia de pausa activa por la Gimnasia Laboral.
El programa de Gimnasia Laboral
El diseño de un programa de Gimnasia Laboral debe ser flexible y adaptable, ya que los objetivos del ejercicio son diferentes si se busca recuperación en una tarea de movimientos repetitivos o fortalecimiento, como preparación de un trabajador para un determinado cargo o para su reingreso post período de ausencia. Por lo tanto, debe incluir a todos los trabajadores que se puedan ver beneficiados, pero hay que presentar objetivos específicos sin recetas estandarizadas, para lo cual se requiere conocer las características de la organización del trabajo, de los empleados, el medioambiente donde se desarrolla el trabajo y, por supuesto, los equipos utilizados.
Esta información normalmente no se encuentra en un solo lugar dentro de la empresa, por lo que se requiere un trabajo conjunto de los equipos de Salud Ocupacional, Higiene y Prevención de Riesgos. Cada uno de ellos conoce parte de las condiciones de trabajo, sin embargo, en ocasiones, su comunicación no es muy fluida.
¿Es posible mejorar esta comunicación para un mayor impacto de un programa de Gimnasia Laboral? Una línea gerencial que reconozca los beneficios de este tipo de programas puede establecer líneas de comunicación expeditas entre las diferentes áreas de la organización facilitando su interacción. Un profesional que conozca la evolución de los TME y su control mediante ejercicios, puede sin duda realizar un aporte al éxito de un programa de este tipo.
A primera vista, el kinesiólogo resalta por su capacidad de desarrollar estrategias basadas en el ejercicio para prevenir y controlar potenciales lesiones músculo esqueléticas. Sin embargo, no cualquier kinesiólogo reconoce las relaciones y funcionamiento de las organizaciones empresariales.
Reconociendo esta necesidad, algunas escuelas de kinesiología incluyen en el pregrado la Ergonomía, disciplina que, sumada a programas de postgrado de algunas universidades, entrega al kinesiólogo las bases para integrarse a equipos maduros de Salud Laboral dentro de las empresas. Esta conjunción presenta mejores escenarios para la elaboración de programas de gimnasia laboral más amplios y efectivos, con aprovechamiento de recursos e integración de diferentes equipos dentro de la organización, tanto administrativos como operacionales.