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Riesgos psicosociales, un peligro invisible
Por Paula Cortés M., Psicóloga de la Salud, Programa de Salud y Calidad de Vida Laboral del INTA, Universidad de Chile, atecnica@inta.uchile.cl
Diversos factores intervienen negativamente en la salud mental de los trabajadores, pudiendo llegar incluso a enfermar a un individuo. Sin embargo, acciones programadas pueden prevenir esta situación.

Manuel tiene 30 años, y hace 10 años, trabaja de las 8.00 hasta las 20.00 hrs en un packing en la VI Región. Cuando se le pregunta por su salud, él responde estar en perfectas condiciones. Sin embargo, se detiene en un punto importante: relata mal dormir, problemas interpersonales con sus compañeros, exceso de trabajo y pocos momentos para el descanso, además de constantes presiones de su jefatura y problemas al solicitar días libres. Habiendo dicho esto, recuerda que llega a casa desanimado y muy cansado, sin deseos de comer ni compartir con su pareja, quien también llega tarde a casa. Manuel se pregunta si quizás sufre de depresión.

La situación de Manuel puede ser entendida desde la perspectiva de los riesgos psicosociales en el trabajo, los que pueden entenderse como las situaciones y condiciones inherentes al trabajo, en relación al contexto laboral, como puede ser el tipo de organización, las tareas a ejecutar, las relaciones laborales, entre otras (MINSAL, 2013). Estas condiciones pueden generar un deterioro en la salud de las personas, mediante el estrés crónico, pudiendo causar enfermedades profesionales. En Chile, los factores de riesgo psicosocial son monitoreados desde 2013 por el Ministerio de Salud (MINSAL) a través del cuestionario ISTAS-21, haciendo un llamado claro a las empresas del rubro público y privado a interesarse por estos factores. Esta mirada supone un avance sustancial en temas de salud ocupacional, debido a que históricamente la salud en el trabajo ha estado centrada en los accidentes laborales y enfermedades profesionales.


Contrastando datos

En la “Primera Encuesta Nacional de Empleo, Trabajo, Salud y Calidad de Vida de los Trabajadores y Trabajadoras en Chile” (ENETS, 2011), se describen una serie de condiciones que los trabajadores reportan como un daño a su calidad de vida laboral y al impacto negativo en la percepción de salud mental o emocional: la inestabilidad laboral, la informalidad del trabajo, los trabajos temporales y la posición subordinada, afectando en mayor medida a las mujeres.

En términos generales, un lugar de trabajo que está expuesto a alto riesgo psicosocial puede manifestar los siguientes síntomas, tanto a nivel individual, debido a la organización del trabajo, como organizacional:

Ahora bien, si observamos el problema en relación a los diferentes rubros económicos en nuestro país, las evaluaciones arrojan que el área de Educación muestra la mayor prevalencia de un alto riesgo psicosocial (7,5%), seguido de la Agricultura, Ganadería, Silvicultura, Pesca (4,3%); Administración Pública, Defensa, Seguridad Social (4,8%); y Salud, Asistencia Social (5,1%) (SUSESO, 2016).

Mientras que el riesgo es bajo en empresas pequeñas (menos de 25 trabajadores) y también en grandes empresas, el riesgo alto está concentrado en las organizaciones de tamaño intermedio (26-100 trabajadores), donde el contacto día a día y personalizado se pierde, sumado a que tampoco poseen un departamento de personal que se encargue de estas temáticas.

Las enfermedades profesionales también señalan el impacto de los riesgos psicosociales en la salud de los trabajadores. En 2015, la Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO) reportó que la mayoría de las licencias tuvo su origen en enfermedades de salud mental (39%), y nuevamente, afectando notoriamente más a las mujeres que a los hombres.


Conclusiones

Con estos resultados, a las empresas les atañe la responsabilidad de gestionar sus riesgos psicosociales de manera de favorecer la salud de sus trabajadores, así como mejorar su calidad de vida y prevenir problemas mayores vinculados al bienestar y salud mental.

Si bien no existen lineamientos claros de cómo enfrentar estos riesgos y los resultados del ISTAS-21, las experiencias de buenas prácticas e iniciativas en los distintos rubros ya se han hecho notar. Siendo consecuente con el tamaño de la empresa y considerando el número de trabajadores, las estrategias a implementar pueden ser las siguientes (INSHT, 2009):

Rediseño de las tareas de cada puesto de trabajo, evitando la confusión de roles (por ejemplo, diseñar perfil de cargo junto a los trabajadores).

Implementar estrategias que favorezcan la toma de decisiones en el trabajo (por ejemplo, flexibilidad horaria).

Implementar programas de afrontamiento activo del estrés laboral (por ejemplo, anticipación y control de estresores).

Implementar programas de comunicación efectiva, habilidades sociales y resolución de conflictos.

Promover estilos de vida saludable: alimentación, actividad física, recreación, entre otros.

Informar y capacitar a jefaturas en riesgos psicosociales.

Organizar departamentos de salud ocupacional y desarrollo de personas.

Favorecer la organización sindical.

Implementar servicios de apoyo psicosocial frente a situaciones adversas (acoso, violencia, muerte).

Julio 2017
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