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Programa de protección respiratoria

En nuestro país, programas nacionales abordan los actuales requerimientos de protección respiratoria laboral; sin embargo, es una buena práctica revisar lo que indican los estándares internacionales con respecto al riesgo del polvo.

Cuando se habla de estrategias de prevención de cualquier enfermedad profesional, se encuentra el concepto de “Jerarquía de Controles”, es decir, eliminar el riesgo; sustituir el elemento riesgoso o controlarlo mediante ingeniería), siendo estas tres estrategias elementos de control en la fuente misma. Luego, se hallan las estrategias administrativas (por ejemplo, rotación de puestos de trabajo) que buscan reducir el tiempo de exposición a los trabajadores. Finalmente, la última estrategia está en reducir el riesgo residual mediante elementos de protección personal (EPP).

En este sentido, aún falta mucho para arraigar más en nuestras empresas la prevención mediante el control en la fuente misma, tomando gran relevancia los EPP. Por este motivo, un buen EPP (y en el caso de los agentes químicos inhalables, los respiradores) es un valioso elemento de prevención. Una buena gestión de los equipos y la capacitación a los usuarios, resultan aspectos fundamentales, porque la sola entrega de estos elementos no garantiza la total seguridad de los trabajadores.


La elección de los equipos

Para garantizar la buena gestión de los elementos de protección respiratoria, las compañías deben contar con un Programa de Protección Respiratoria que debe contar, a lo menos, con siete elementos clave según el estándar CFR 29 1910.134 de la Ocupacional Safety and Health Administration (OSHA):

1. Un plan escrito detallando cómo se administrará el programa.

2. Una evaluación completa y conocimiento de los peligros respiratorios a los que se enfrentarán en el lugar de trabajo.

3. Procedimientos y equipo para controlar peligros respiratorios, incluyendo el uso de controles de ingeniería y prácticas de trabajo diseñadas para limitar o reducir la exposición de los empleados a tales peligros.

4. Manual para la selección adecuada de equipo apropiado de protección respiratoria.

5. Un programa de capacitación para el empleado que cubra el reconocimiento de peligros, los daños asociados a los peligros respiratorios y el uso y cuidado de equipo de protección respiratoria.

6. Inspección, mantenimiento y reparación de equipo de protección respiratoria.

7. Evaluación médica de los empleados.

Para saber si los respiradores son los indicados es necesario determinar si están certificados por nuestro laboratorio de referencia (el Instituto de Salud Pública, ISPCH), cuyo documento “Registro de fabricantes e importadores de elementos de protección personal” señala la marca y el modelo de los respiradores autorizados (mediante el documento). La entidad también cuenta con la “Guía para la selección y control de la protección respiratoria” que busca apoyar a los responsables de esta tarea.


Evaluaciones

Las empresas que usan respiradores deben realizar dos tipos evaluaciones específicas:

Evaluaciones Cualitativas: métodos subjetivos en cuanto a la naturaleza misma de la prueba, ya que consta de la sensación subjetiva del trabajador al momento de la evaluación (gusto y olfato) y no mide concentraciones ni cantidad de la fuga. Comúnmente usados para respiradores de medio rostro, estas pruebas son básicamente evaluaciones de ajuste donde el trabajador, usando su respirador, es sometido a distintos olores y agentes, señalando si los percibe o no y, por ende, confirmando la hermeticidad del respirador. Existen cuatro tipos de pruebas de estas características:

- Acetato de isoamilo, que huele a banana;

- Sacarina, que deja un sabor dulce en su boca;

- Bitrex, que deja un sabor amargo en su boca; y

- Humo irritante, que puede causar tos.

Evaluaciones Cuantitativas: Estos son más confiables para evaluar la hermeticidad del respirador, ya que se ocupa un equipo (comúnmente el Portacount) que mide polvo en suspensión desde el ambiente y desde dentro del respirador.

En esta evaluación, se deben efectuar 8 maniobras (respiración normal, respiración profunda, mover la cabeza de lado a lado, mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo, hablar, realizar muecas, flectar el tronco y nuevamente respiración normal), donde el equipo detecta si hay fugas. Con esta información, podemos ir investigando si el problema viene por la talla incorrecta para el trabajador, por mal estado del respirador, por uso de barba que evita el ajuste correcto del respirador, por mal uso del respirador, por mal estado de arnés o correas, entre otros factores.


Artículo gentileza de Sergio Pérez Montoya, Magíster en Salud Pública con Profundización en Salud Ocupacional en la Universidad de Chile. Además, está encargado de los Programas de Vigilancia Médica en la Fundición Chagres de Anglo American y Kinesiólogo del Instituto de Seguridad del Trabajo (IST) zonal Quillota.
Junio 2017
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