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Protectores solares en Salud Ocupacional
Artículo gentileza de Dra. Gabriela Moreno, Especialista en Salud Pública y Salud Ocupacional.
Por los perjudiciales efectos que puede tener la radiación UV sobre nuestra piel, es recomendable una protección adecuada y permanente, durante invierno y verano.
Dra. Gabriela Moreno.

El fotoprotector debe proteger la piel de daños agudos y crónicos directos e indirectos por radicales libres, producidos por la radiación ultravioleta. La RUV B son fotones con más energía (longitud de onda 280-320 nanómetros), que interactúan inmediatamente con la epidermis (la capa más externa de la piel), generan efectos agudos como la quemadura solar, y destruyen células del sistema inmune. En tanto, la RUV A son fotones de menor energía (longitud de onda 320- 400 nanómetros); por lo tanto, penetran más hacia la dermis, produciendo efectos crónicos como fotoenvejecimiento prematuro y cáncer.

Además de la protección del espectro RUV B y A, el trabajador debiera estar protegido de los efectos de la luz visible, del infrarrojo y de los contaminantes ambientales. Esto se consigue con antioxidantes y con productos específicos para la contaminación que se usan además del fotoprotector.

Ahora bien, considerando la alta exposición que hay desde La Serena al norte (donde el índice ultravioleta es 6 o más durante todo el año), las recomendaciones de uso debieran ser:

FPS 50+ para protección RUV B que filtra 98% de la RUV B.

PA ++++ para máxima protección RUV A.

Tener filtros fotoestables que no se degraden por la luz solar.

Demostrar protección contra radicales libres con test RSF alto sobre 95%.

Contar con certificaciones que aseguren la calidad.


Aplicación del Fotoprotector

La aplicación debe ser: 1/2 cucharadita en zona de cara, orejas, cuello; 1 cucharadita por cada brazo. Es equivalente a 2 mg/cm2. No aplicar la cantidad adecuada, disminuye el factor de protección. Por ejemplo, si el trabajador se aplica el equivalente a 1,5 mg/cm2, el FPS baja a 19. Si se aplica el equivalente a 1 mg/cm2 (o sea solo 1/4 de cucharadita) de un fotoprotector FPS 50 -es decir, la mitad de lo recomendado- queda con FPS 7.

La reaplicación debe ser cada 3 horas, porque el roce y el sudor van disminuyendo su efectividad, incluso siendo resistentes al agua.

La forma cosmética de los fotoprotectores depende del tipo de piel. Para pieles grasas, es recomendable un producto gel cuya composición tenga más agua que grasa y evita la obstrucción de poros donde se acumula sebo.

Para pieles secas, se aconseja la forma crema, porque tiene más grasa que agua para ayudar a la oclusión y proteger la piel.

La población laboral es heterogénea y el fotoprotector ocupacional debe satisfacer las necesidades de todos y también necesidades especiales. Por ello, hay fotoprotectores en forma de gel-crema que proveen agua y grasa protegiendo a todo tipo de piel porque aportan hidratación y además ocluyen parcialmente sin obstruir los poros.

En el caso de los labios, existen las formas lips que aportan la protección y humectación. Hay fotoprotectores específicos para las trabajadoras mujeres que, además de la fotoprotección, aportan hidratantes, sustancias antiedad y maquillaje. De esa manera, se asegura la protección, el cuidado de la piel y la apariencia externa.

Abril 2017
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