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GESTIÓN DE EMERGENCIAS
¿Qué hacer cuando no se está completamente preparado?

Incendios forestales, aluviones, tsunamis y terremotos, son los desastres naturales que frecuentemente azotan nuestra geografía. Sin embargo, existe la percepción de que ni el sector público ni el privado están preparados para hacer frente a estas emergencias o a sus lamentables consecuencias. Para analizar el nivel de nuestro país en términos de gestión de emergencias, Revista HSEC realizó una reunión-desayuno con especialistas del área.

Cuando se debe enfrentar una emergencia, no siempre se puede estar suficientemente preparados, considerando que en muchas ocasiones, las medidas y equipamientos fallan o simplemente no son suficientes. Un ejemplo de lo anterior fue la serie de incendios forestales que azotaron la zona Centro Sur del país durante el pasado verano, cuando quedó en evidencia que nuestro país no estaba preparado para hacer frente a situaciones de mayor envergadura.

En este sentido, Germán Ortiz, Director Regional Metropolitano de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), explica que la preparación ante emergencias de cualquier tipo responde a ciertos aspectos específicos. “Si se espera una brigada en cada kilómetro del camino y un helicóptero cada cinco, eso nunca lo vamos a tener. Cuando se diseña un sistema de emergencia se hace en base a los registros históricos y con ello se hace una estimación de los recursos que se pueden destinar”, afirmó.

Así, el sistema de emergencias para encarar la temporada 2016 de incendios forestales se diseñó en base a la información histórica que maneja la Conaf y aunque la cantidad de focos incendiarios fue la misma que en temporadas anteriores, las condiciones climáticas fueron muy distintas a los años previos. “Según nuestras estadísticas de ocurrencias y daños, el número de ocurrencias en esta temporada fue incluso menor. Lo que cambió fue el clima, que provocó que los incendios se escaparan de control. Crecieron mucho durante la noche, lo que es algo que no ocurre habitualmente, por lo que no teníamos un sistema diseñado para eso”, añadió Ortiz.

Germán Ortiz, CONAF.
Marcelo Quevedo, DSI.
Anhelina Tkach, EMNSpro.
Pablo Gómez, EMERGENCY.
Felipe Rodríguez, EMERCON.
Julio Aravena, TOK.
Juan José Díaz, EMERCON.

Para dar cuenta del rol de registros históricos en la preparación ante emergencias naturales, Marcelo Quevedo, Gerente General de DSI, se refirió a los cambios provocados por el terremoto del 27 de febrero de 2010. “Las normativas antes no consideraban los sismos sobre ciertos grados de intensidad, y dado dicho terremoto, se debió modificar la regulación para cubrir el punto más alto”, indicó.

No obstante, a juicio de Anhelina Tkach, Product Manager de EMNSpro, aún queda mucho por trabajar en cuanto al análisis de causas. “Es muy importante analizar la información que hay, las causas raíz y los potenciales riesgos de incendio, pero lamentablemente nadie está haciendo ese trabajo”, indicó.


El vínculo público-privado

Para Pablo Gómez, Director Ejecutivo de Emergency, cuando el país no está recuperándose de los efectos inmediatos de un desastre natural, existe la oportunidad para prepararnos para lo que viene. Por ejemplo, ya se debería estar trabajando en las posibles inundaciones que podría generar el aumento de lluvias provocadas por el fenómeno “El Niño”.

“No obstante, es en esa preparación donde falta comunicación entre el mundo público y privado. ¿Qué hacemos?, ¿Cómo ayudo? ¿Cuánto puedo ayudar? son preguntas que surgen. Aprovechemos estos ‘tiempos de paz’ para determinar con qué recursos contamos. Es importante tenerlo planificado desde antes”, comentó el ejecutivo.

En concordancia, Felipe Rodríguez, Director Ejecutivo de Emercon, añadió que “la brecha entre ambos es importante. El mundo público debería ser menos obstinado y reconocer que en ciertas materias no tienen la expertise, y necesitan el apoyo de los privados”. “Lo importante es escuchar a los profesionales que tienen experiencia y generar instancias entre los ámbitos público y privado para que todos puedan aportar con nuestras distintas capacidades”, agregó el ejecutivo de Emergency.

Al respecto, según Julio Aravena, Subgerente Comercial de TOK, la brecha “comunicacional” entre ambos sectores todavía es muy amplia. “Hay gente muy capacitada en el sector privado, con mucha experiencia en emergencias, pero vemos que los personeros -que finalmente son los que se hacen responsables de su manejo- no han tenido una participación relevante en catástrofes”, declaró.


Conscientes del riesgo

“Me cuesta pensar que una empresa o una persona no le dé la importancia que realmente posee una emergencia; pero al final se conversa, cuando la emergencia; ya pasó. Lo importante es tener una etapa anterior de toma de conciencia entre las autoridades, las empresas y los ciudadanos”, comentó Quevedo, de DSI, para quien la educación juega un rol clave.

En este sentido, destacó la arraigada práctica de construir viviendas en terrenos no autorizados, pero que igualmente son ratificados al enviarles camiones aljibe o incluso tendidos eléctricos. Al respecto, todos los participantes de esta reunión-desayuno, recalcaron que un incendio podría haber pasado de solo “forestal” a ser de mayor consideración, al haber presencia de personas y familias viviendo en la zona afectada.

Como afirmó Juan José Díaz, Director Comercial de Emercon, es por ello que una mirada “desde lo más alto” gana fuerza en lo que se refiere a prevención. “En las quebradas de la V Región todos los desastres son resultado de un problema de planificación urbana, pues si no son incendios, pueden ser aluviones en temporada de lluvias”, sugirió.

Al respecto, Gómez, de Emergency, entregó otro ejemplo: “Hoy el Metro realiza más de dos millones de viajes diarios; pero, ¿alguien ha pensado en cómo reducir el riesgo frente a un ataque químico? La mirada siempre debe ser global, desde la planificación. La unidad estatal de gestión de riesgo debe incorporar esta mirada amplia y comenzar desde el cómo hacemos ciudad”, recomendó.

“Es importante que cambiemos el enfoque y, más que a la reacción, nos dediquemos a la prevención. Desde ya es posible definir qué puede pasar con las lluvias y las eventuales inundaciones, así como prepararse para la próxima temporada de incendios forestales”, comentó Aravena, de TOK. Además, el ejecutivo añadió que en enero pasado se presentó en el Congreso Nacional un informe, detallando el alcance que podrían llegar a tener los incendios forestales, sin que generara una gestión de riesgo apropiada para esta problemática.


Certificación de seguridad

La norma ISO 22320 es una normativa internacional en materia de gestión de emergencias que enumera los requisitos necesarios para dar respuesta a incidentes que puedan afectar a una organización o comunidad. Asimismo, promueve la participación de los trabajadores o ciudadanos en el desarrollo y aplicación de medidas de respuestas a incidentes, con el objetivo de garantizar una respuesta apropiada a las necesidades de quienes se ven afectados por la emergencia.

En noviembre del año pasado, la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), obtuvo esta certificación, validando que los procesos establecidos, tanto en la implementación de programas de prevención como en la respuesta frente a emergencias, se encuentran estandarizados y cumplen con los requisitos solicitados.

Sin embargo, a juicio de Rodríguez, de Emercon, la implementación de esta norma en la Onemi no necesariamente siguió teniendo en cuenta las realidades patentes en nuestro país. “En Chile, las unidades territoriales básicas son los municipios, quienes son los primeros que responden ante, por ejemplo, un incendio. Por lo tanto, los primeros que deben adoptar una mirada de emergencia global son los municipios. No obstante, la Onemi los dejó afuera y no se les están entregando las herramientas para que puedan hacer una correcta gestión de emergencia”, explicó.

“Esta norma completa un ciclo virtuoso en manejo de riesgos y que se puede aplicar a organizaciones privadas y públicas, pero que en nuestro país se está aplicando mal. Claramente faltan instancias en las que se pueda unir el mundo privado con el público sin tener la necesidad de tener un color político”. A modo de conclusión, Germán Ortiz, de Conaf, rescató la importancia y la voluntad de generar espacios para discutir estos temas con participación de entes públicos y privados. “Quizás falta más de eso, pero mi sensación es que hay una tendencia de la sociedad a descansar en que el Estado debe resolverlo todo y se tiene poca responsabilidad personal o individual”, planteó.

Abril 2017
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