Cristóbal González.

Según el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) de EE.UU., alrededor de 200 muertes se producen anualmente durante trabajos en espacios confinados, tanto en la industria y agricultura como en actividades domésticas (principalmente, la limpieza de fosas sépticas). De estas muertes, dos tercios se deben a atmósferas peligrosas, que en el 70% de los casos ya existían antes de ingresar. El 85% corresponde a fallas humanas por desconocimiento y se estima que el 60% de los fallecidos son rescatadores potenciales, según la OSHA. Las causas más frecuentes son condiciones atmosféricas (29%), explosiones e incendios (13%), caídas (22%) y otros (36%).

Un espacio confinado es un ambiente con medios limitados de ingreso y salida, sin ventilación adecuada, que no están diseñados para ser ocupados continuamente. En función de los riesgos potenciales, se clasifican en las siguientes categorías:

• Clase A: donde existe un inminente peligro para la vida. Se trata generalmente de riesgos atmosféricos (gases inflamables y/o tóxicos, deficiencia o enriquecimiento de oxígeno).

• Clase B: donde puede haber lesiones y/o enfermedades que no comprometen la vida ni la salud y pueden controlarse a través de los elementos de protección personal.

• Clase C: donde las situaciones de peligro no exigen modificaciones especiales a los procedimientos normales de trabajo o el uso de elementos de protección personal adicionales. Se pueden encontrar en tanques nuevos y limpios, fosos abiertos al aire libre, etc.

Se debe apreciar, en la parte exterior, el nombre del producto que contiene, el rombo NFPA indicando los niveles de riesgos de inflamabilidad para la salud y reactividad química, señalando los niveles de riesgos para la piel, estómago, respiración y ojos.

• Concentración de O2 en la atmósfera de espacios confinados inferior a 18% o sobre 22% (deficiencia y enriquecimiento de O2 respectivamente).

• Gases o vapores inflamables que superen un 10% su límite inferior de explosividad (LEL).

• Las concentraciones en la atmósfera de sustancias tóxicas o contaminantes por sobre el límite permitido de exposición del ISP.

• Residuos en forma de neblinas o sustancias peligrosas que puedan impedir el escape.

Además de los riesgos químicos, existen otros factores, tales como atropellos con vehículos originados por la ubicación del espacio confinado, golpes con elementos fijos/móviles por la falta de espacio, caídas, contacto eléctrico, desprendimientos, asfixia, inmersión, contratiempos térmicos o biológicos, contacto con sustancias corrosivas, cáusticas y/o riesgos posturales.

La ventilación es fundamental para desplazar al exterior aquellos gases tóxicos y corrosivos, empleándose para ello la extracción y ventilación forzada en relación con el contaminante que se pretenda extraer. Es necesario que se realice un control total de los trabajos desde el exterior, especialmente los referentes a la atmósfera interior, y asegurar la posibilidad de rescate mediante una continua comunicación visual o por radio, además de contar con certificación en primeros auxilios y RCP del personal.

Se debe implantar un sistema de permisos especiales de entrada a un espacio confinado con una lista de comprobación de los riesgos, especificando las condiciones de seguridad en que se desarrollarán los trabajos, válida únicamente para la fecha y la operación que se deba realizar, firmada por los responsables de producción y/o mantenimiento. Quienes accedan deben conocer los procedimientos y actuaciones a seguir en caso de emergencia.

Antes del ingreso, se requiere un detector de gases para la medición automática de partículas explosivas, tóxicas, asfixiantes y niveles de oxígeno, para evaluar la atmósfera interior desde el exterior. Una vez que se accede, la medición debe ser continua y el estado del detector debe estar operativo, ya que un error puede ser fatal, por lo que es de vital importancia realizar una mantención y calibración periódicas con el fin de obtener valores fidedignos. La falta de un mantenimiento adecuado aumenta el rango de error en los equipos de detección. La organización debe emplear la señalización de los trabajos que se están realizando en el exterior del recinto para no incrementar el riesgo existente; añadir un protocolo de evacuación inmediato en caso de alarma o de detección de condiciones prohibidas; establecer programas de entrenamiento, y realizar prácticas periódicas para mejorar el tiempo de acción.

Es imprescindible contar con equipos autónomos en caso de no contar con ventilación suficiente, protección respiratoria, detectores de gases, arneses sujetos desde el exterior (clase A, D y P), EPP, medios de comunicación adecuados y equipos de iluminación. Según el caso, se evaluará el uso de escaleras, trípodes, entre otros.

Los pasos a seguir para incrementar los resultados positivos en espacios confinados son los siguientes:

1. Instruir al trabajador para la identificación del espacio confinado y la toma de conciencia de los riesgos y su prevención.

• 2. Limpieza, medición y evaluación del ambiente interior, por personal calificado, para determinar su peligrosidad.

• 3. Cumplimiento de la autorización de entrada y adopción de las medidas preventivas.

• 4. Ingreso en condiciones establecidas y con medios y equipos adecuados

• 5. Control externo durante todo el tiempo de trabajo, realizando medición permanente de la atmósfera interior con equipos de detección de gases.

• 6. Entrenamiento y planificación frente a un eventual rescate o emergencia.