Cecilia Orlandi.

¿Existe conciencia de la importancia de la protección solar?
Efectivamente. Es muy notorio que desde que apareció en 2006 la Ley 20.096 sobre Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono, la protección solar ha ido tomando la importancia que merece. Se está hablando de los peligros de la radiación solar y de las formas de protegerse; incluso, nos solicitan que vayamos a terreno a dar información, algo impensado antes de la normativa. Por ejemplo, varias viñas han solicitado visitas para educar en esta materia a sus trabajadores temporeros, quienes ahora ya saben que el empleador, además de entregarles los elementos de protección necesarios, debe también proveer protectores solares.

¿En qué segmentos ha sido más difícil llegar con este mensaje?
Siempre hay algunos grupos en los que resulta más difícil llegar con el mensaje, como es el caso de los hombres adultos (que son reacios a la aplicación de filtros solares en cremas), para quienes debe haber un mayor trabajo explicativo de las razones de la protección. Por el contrario, los trabajadores más jóvenes generan fácilmente hábitos más seguros en cuanto a la exposición al sol.

En esta materia, ¿qué información básica debe tener un trabajador?
Debe conocer, por ejemplo, el índice UV del día. Asimismo, debe cerciorarse de contar con todos los elementos necesarios para protegerse del sol, desde cremas hasta vestimentas, y saber cómo utilizar los filtros solares. En este sentido, el mayor desafío está en generar hábitos en los trabajadores para que sean ellos mismos quienes exijan su protección.

También hay un trabajo de educación preventiva por desarrollar en el uso de cremas y vestimentas. Sobre estas últimas, cabe recordar que prendas como jeans, cascos de seguridad o protectores de ruido, también son buenos protectores contra los rayos solares, y que la ropa oscura los absorbe, sin dejarlos pasar a la piel, no así las prendas claras.

¿Qué malos hábitos se deben erradicar?
Se debe erradicar la mala costumbre de aquellos trabajadores que se sacan la polera o camisa cuando les da calor, porque más que refrescarse, lo que consiguen es quemar la piel, con los consiguientes riesgos. Para proteger la piel, lo que se necesita es contar con vestimenta protectora, tal como en pueblos del desierto o del altiplano, que se cubren completamente en lugares en que la radiación es alta; una sabiduría que debemos considerar.

¿Qué tendencias se observan en la protección solar?
La tecnología ha sido un gran aliado en el desarrollo de nuevas herramientas de protección, yendo más allá de las cremas, como las telas protectoras y cómodas para el usuario. Además de las conocidas prendas con filtro UV (en su mayoría, de 50 FPS), hay otras tecnologías que se están desarrollando en base a partículas plásticas que funcionan como reguladoras de temperatura, siendo más refrescantes.

¿Y en las cremas de protección UV?
Las cremas han ido solucionando algunos inconvenientes, como su duración (algunas de las nuevas formulaciones pueden durar más del rango tradicional de 2 a 4 horas). No obstante, ninguna ofrece aún protección durante todo el día con una sola aplicación; el sudor o el roce con la ropa y objetos pueden sacar la crema de la piel, dejándola sin protección. Por ello, el mercado entrega formas farmacéuticas de diferentes texturas y formas de aplicación, como el spray. Sin embargo, lo importante es que el trabajador se aplique el filtro varias veces al día y ahí el rol de la persona encargada de seguridad es relevante, ya que debe liderar el mensaje preventivo y hacerlo parte de las tareas diarias de una faena. No se trata de solo hacer charlas, sino que hay que lograr la participación del trabajador, haciéndole preguntas para verificar su comprensión del porqué y de cómo protegerse.

¿Qué sectores son los más expuestos?
Rubros como la Construcción, Agricultura o Minería, pero actualmente la mayoría lo tiene controlado por sus programas de Seguridad y Salud Ocupacional. No obstante, siempre hay casos en estas empresas: por ejemplo, cuando dejan en sus casas el filtro solar que les entregaron para su trabajo.

Ahora bien, un grupo qué está realmente expuesto a este riesgo, podría ser el de mujeres y hombres que trabajan en el verano en los “teams” de promotores. Por estar expuestos al sol y con poca ropa, el riesgo se incrementa al dejar mayores zonas expuestas. En este ámbito, existe un tema de gran preocupación, porque las exposiciones repentinas son más perjudiciales que las que ocurren de manera extendida en el tiempo.

¿Por qué?
Los trabajadores, por ejemplo, de los sectores agrícolas o de la Construcción, que llevan varios años exponiéndose al sol de manera constante, van generando con el tiempo una piel más gruesa, una reacción natural de protección, y aunque se reduce la posibilidad de cáncer, esas pieles envejecen mucho más rápido. Por el contrario, una exposición repentina a altos índices de radiación solar es mucho más peligrosa, porque esa piel no ha desarrollado esta protección natural.

¿Son necesarios operativos de revisión a nivel laboral?
Sí, esa es la medicina preventiva que debe hacerse regularmente, tal como un chequeo médico. En la medicina laboral, se espera que, por lo menos, una vez al año un especialista pueda hacer una revisión completa de la piel para conocer el estado de los trabajadores expuestos. Y esta práctica, por fortuna, es cada vez más común en las empresas.

No obstante, la importancia del autocuidado nuevamente aparece en la forma de una revisión periódica que detecte cualquier anomalía en la piel, y eso se consigue a partir de una información clara, entregada y respaldada por la institución en que se trabaja.