VIÑA CONCHA Y TORO La responsabilidad del tratamiento de riles

Impulsada principalmente por la demanda internacional, la industria vitivinícola ha crecido de manera muy importante. Asimismo, son las exigencias de estos mismos mercados los que han llevado a las empresas del rubro a modificar sus procesos productivos con el fin de reducir los impactos ambientales producidos, entre los que se cuentan los residuos industriales líquidos (Riles).

La opinión pública mundial está cada día más preocupada del medioambiente y de las precauciones que toman los productores en sus procesos para disminuir su impacto sobre el mismo. De igual modo, la legislación tanto nacional como internacional, ha endurecido su postura en este ámbito, impulsando requerimientos más estrictos en esta línea. En este sentido, la industria vitivinícola ha tomado diversos cuidados para reducir el efecto medioambiental de sus operaciones. De este modo, las aguas utilizadas en sus procesos productivos deben ser devueltas a los cursos de regadío sin contener sustancias que puedan afectar a otras plantaciones o incluso a las personas a través del consumo de vegetales regados con esas aguas. Un ejemplo de lo anterior, es Viña Concha y Toro, la que incluso antes de la entrada en vigencia del DS N°90/2000 del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, ya se estaba haciendo cargo de sus desechos líquidos. En la actualidad, la empresa cuenta con cinco plantas de tratamiento ubicadas en sus bodegas de Lontué, Lourdes, Cachapoal, San Javier y Pirque. Según explica Carlos Saavedra, Gerente de Ingeniería y Proyectos de Viña Concha y Toro, “se realizó un gran trabajo para generar plantas de tratamiento de aguas en todas nuestras bodegas, las que cuentan con equipos y procedimientos que permiten entregar aguas a los canales de regadío de acuerdo a los índices que estipula la norma”. Tratamiento En la industria del vino, los Riles son principalmente producidos tras el proceso de limpieza de equipos y pisos, los que son compuestos, en su mayoría, por elementos orgánicos. El proceso comienza con un “Pre-tratamiento”, donde se separan los sólidos gruesos mediante una reja automática tipo tornillo, mientras que los sólidos finos se eliminan mediante filtros parabólicos, para luego realizar la eliminación de borras. En la siguiente etapa, se llega a la neutralización para elevar el pH de 3,5 a un rango entre 6,5 y 6,8. Las aguas son conducidas a través de canaletas hacia la planta de tratamiento de Riles, donde se aplica un tratamiento de riles de lodos activados, con un sistema de aireadores superficiales. De acuerdo a la naturaleza del producto, las viñas producen riles “estacionarios”, como los define Saavedra, pues su generación se acentúa durante la época de la vendimia (a fines de marzo aproximadamente), cuando se procesan grandes cantidades de agua. Pasado ese periodo, los volúmenes bajan casi a la mitad. En el caso específico de Viña Concha y Toro, en la época de vendimia, se generan aproximadamente 2.700 m3 al mes, los que en temporada baja se reducen a 1.500m3 por mes. “En las bodegas donde producimos vino, hemos instalado tranques que aguantan toda el agua de la vendimia. Todos estos líquidos son tratados durante el año; así, cuando se acerca la vendimia siguiente, ya los hemos procesado y estamos listos para recibir el agua que viene”, dice el ejecutivo. Agrega que cuando las aguas se incorporan a los canales superficiales, “se hace de acuerdo a lo permitido en cada lugar. Por ejemplo, en Lontué trabajamos para entregar a los cursos de agua líquidos con 300 DBO (demanda bioquímica de oxígeno). Para los canales de riego, en cambio, lo hacemos a 35 DBO, índice que significa que queda apta para ser utilizada en regadío de plantaciones agrícolas”. Mediciones periódicas La compañía desarrolla planes de medición, a través de los que constatan mes a mes que los procesos efectivamente responden a los parámetros exigidos por la normativa. “A través de un plan de monitoreo para cada planta, revisamos que todo esté funcionando; asimismo, los resultados obtenidos son informados a la autoridad correspondiente, en este caso a la Superintendencia de Servicios Sanitarios”, acota. Para el ejecutivo de Viña Concha y Toro, es prioridad la preocupación que deben tener las empresas con su medioambiente inmediato. “Tratar los riles para ser descargados a los cursos superficiales de agua, es una responsabilidad que hemos asumido totalmente como empresa. Si bien las aguas empleadas en la producción del vino no poseen contaminantes de alto impacto, es justo que devolvamos el recurso de la mejor manera posible, para que otras personas y comunidades también puedan utilizarlo”, finaliza.