El factor comunitario dentro de HSEC en una compañía contratista | | Por Federico Carrasco, Director HSE de Fluor Chile. | | | | En los últimos años, los aspectos relacionados a las funciones de HSEC (Health, Safety, Environment and Community) han ido inclinándose paulatinamente hacia los aspectos relacionados con el efecto que tiene el desarrollo de los proyectos en las comunidades con las que interactúan. Aunque los conceptos de Seguridad, Salud y Medio Ambiente, siguen siendo tan importantes (o incluso más), los aspectos comunitarios han ganado protagonismo dentro de los objetivos que tienen los departamentos HSEC; particularmente por la incidencia que éstos han adquirido para el desarrollo de los proyectos en la Región. Por esa razón, las grandes compañías mineras están invirtiendo grandes cantidades de dinero y desarrollando muchos esfuerzos para reforzar este asunto. En el último tiempo, se ha comprobado que los aspectos comunitarios son hoy en día la llave que, en muchos casos, abre o cierra las puertas de un proyecto. A modo de ejemplo, veamos dos casos: el muy reciente en Cajamarca (Perú), donde el proyecto Conga estará paralizado, por lo menos, por varios meses más; y el de Pascua Lama (Chile-Argentina), que si bien el tema de bandera fueron aspectos ambientales, la influencia comunitaria fue y es muy relevante. Es por ello que, en la actualidad, los mandantes (léase dueños de las minas) tienen como uno de sus principales objetivos la preparación de planes y programas de apoyo y desarrollo de relaciones comunitarias, y en ese sentido, están exigiendo con mayor énfasis una más efectiva participación de los contratistas que trabajan con ellos, sea en el desarrollo de proyectos de construcción o servicios, exigiendo planes y programas específicos que, siguiendo las directivas de su propio Programa Principal, deben implementar de manera obligatoria. El plan de acciones comunitarias Para nosotros en Fluor, como empresa de Ingeniería y Construcción a nivel mundial, este tema no es nuevo y más bien forma parte de la cultura desarrollada globalmente desde hace muchos años, lo que, sin embargo, no impide encontrarnos con situaciones que hasta hace muy poco tiempo, dentro de este rubro, eran de actividad exclusiva del mandante. Por la naturaleza de los trabajos, generalmente los contratistas permanecen poco tiempo dentro de un proyecto y, por lo tanto, los aspectos comunitarios se limitaban a lineamientos muy generales, careciendo de los programas, planes y controles adecuados para evitar un impacto negativo en las poblaciones con las que tenían contacto. También es claro que la aplicación de un adecuado programa de actividades, orientado hacia estos aspectos, no sólo es conveniente para el futuro de la operación, sino que durante la etapa de construcción es una herramienta muy favorable (si es bien manejada) para los contratistas, siendo una buena fuente de recursos, facilidades e incluso de mano de obra. Es cierto que el nivel de desarrollo e infraestructura, en algunos casos, no está a la altura de las necesidades que pudieran existir, sin embargo la experiencia nos está enseñando que siempre se encuentran fortalezas que son útiles para nosotros; además, si estos programas tienen adecuados planes de capacitación u orientación a las poblaciones en cuestión, se logra en el futuro un mejor nivel y calidad de los servicios y productos locales. Factores que marcan la relación con la Comunidad En el ámbito de los contratistas, para la preparación de planes y/o estrategias como las mencionadas, es muy importante tener presente algunos aspectos que marcarán la diferencia entre un programa exitoso o no. En primer lugar, está el tema de la especial capacitación del personal trabajador local, que pasa obligatoriamente por la naturaleza normalmente corta de estas relaciones laborales (el tiempo máximo es lo que dura el compromiso con el proyecto) y por lo tanto, de inmediato nos preguntamos: ¿Es viable preparar a un trabajador durante un mes, cuando su trabajo sólo durará cinco?. Definitivamente, por la inversión económica y la profundidad del entrenamiento que se requiere, preparar un personal que se estima podría estar 10 años trabajando para la empresa, no puede ser similar a capacitar a uno que sólo estará cinco meses. Otro factor que se ha vuelto muy relevante en este ámbito, es la conducta que se tiene que inculcar a los trabajadores foráneos con costumbres diferentes, nivel de preparación y hábitos alimenticios distintos. Es común que entre este personal se desarrolle un fenómeno psicológico muy especial, de difícil manejo y que se manifiesta por una tendencia al libertinaje dentro de la población local. El alejamiento de la familia y de otros círculos sociales, la facilidad de concurrir a lugares de diversión de toda índole, por el hecho de que aquí nadie me conoce, y la certeza de que en poco tiempo se irá del lugar, hace que una persona pueda volverse más desinhibida y arrogante. Desafortunadamente este fenómeno no es infrecuente y es bastante complejo de manejar, sobre todo cuando los proyectos están cerca de poblaciones. Las repercusiones de estos problemas son complicados de detectar (salvo aquéllos que requieran intervención de autoridades) y sus efectos calan muy hondo en las poblaciones y, consecuentemente, son más difíciles de mitigar. Esto requiere de un análisis muy profundo y profesional y una planificación especial de parte de cada empresa contratista, si no quiere verse desplazada y no ser considerada en futuras convocatorias. Pero, ¿quién es el principal afectado por los desmanes que cometa un contratista? Sin duda alguna será el mandante, quien estará operando en el lugar por muchos años, el afectado más visible; sin embargo, no será el único y, más aún, no será el que resulta mayormente afectado, sino que será la propia población, la región y en definitiva, el país, ya que cuando estos problemas estallan, lo hacen frecuentemente con un costo social inmenso, paralizan la economía y atrasan al país. Las poblaciones rurales se ven seriamente afectadas dado que el desarrollo se detiene. Entonces, no hablamos finalmente de la pérdida que pudiera tener el mandante principal (generalmente compañías internacionales de gran poder económico que pueden absorber sin mayores problemas pérdidas económicas significativas), sino de la real pérdida social que significarían para las poblaciones y el país en su conjunto. Entonces, tenemos que asumir otras actitudes para lograr el favor de las comunidades. | |