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Un proyecto financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt) se realizará entre 2022 y 2024, a cargo de Francisca Jalil, Investigadora del Centro de Transición Energética (Centra) de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI).
La iniciativa busca explorar la factibilidad del uso del hidrógeno verde como vector energético para suministrar demandas térmicas (calefacción y agua caliente), utilizando como caso de estudio las ciudades de Temuco y Padre Las Casas, que actualmente son los emplazamientos poblacionales con las tasas más alta de contaminación atmosférica en Chile, debido al uso de leña.
Francisca Jalil cuenta con una amplia trayectoria en la investigación de esta materia y de hecho, terminó su doctorado en la descarbonización de los sistemas urbanos de Reino Unido en el año 2018.
Al ser consultada sobre su investigación, Jalil declaró: “El objetivo es identificar alternativas tecnológicas y compatibles con la identidad socio-cultural de algunas comunidades, además de los costos de un eventual cambio y la aplicación de políticas acordes. Siempre hay que insertarse en un contexto y considerar factores como el clima, la densidad de demandas, los recursos disponibles, el consumo de energía doméstico e industrial, además de elementos socioculturales”.
La especialista aseguró que muchas veces lo más costoso para suministrar demandas térmicas son las redes de distribución de los energéticos, y la absorción de su costo depende de la densidad poblacional en el área de estudio.
Al respecto, la investigadora añadió: “Si bien Chile puede tener ventajas en cuanto al costo de producción del hidrógeno verde por el alto recurso solar y eólico, persiste un debate acerca de los costos asociados a su trasporte. Quizás en ciudades como Punta Arenas, con alto uso y redes de gas natural, el hidrógeno verde sea una buena alternativa para uso doméstico, no obstante existen otras variables culturales en ciudades como Temuco que hacen predecible cierta resistencia en la transición energética”.
En el caso de Chile, un 38% del total de la demanda energética residencial es provista por la combustión de la leña para proveer demandas térmicas. Esto implica un desafío, ya que se requiere reducir el uso de esta fuente baja en CO2, para reducir las emisiones de carbono negro, y a la vez no incrementar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
El hidrógeno verde ha emergido como una alternativa para descarbonizar las demandas térmicas, y las condiciones geográficas de Chile podrían permitir su producción barata vía electrólisis del agua alimentada por energía solar y eólica.
Sin embargo, la investigadora añade que falta evidencia de modelos espacialmente explícitos que minimicen los costos de las cadenas de suministro de hidrógeno, que incorporen explícitamente la infraestructura y tecnologías asociadas al uso de agua, y que puedan estimar las huellas hídricas y de carbono. |