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Ha sido un año tumultuoso para el sistema energético mundial. La crisis del Covid-19 ha causado más perturbaciones que cualquier otro evento en la historia reciente, dejando cicatrices que durarán en los años venideros. Pero si esta agitación en última instancia ayuda o dificulta los esfuerzos para acelerar las transiciones de energía limpia y alcanzar los objetivos internacionales de energía y clima dependerá de cómo los gobiernos respondan a los desafíos actuales.
El informe World Energy Outlook (WEO) 2020, publicado por la Agencia Internacional de la Energía, se centra en el período crucial de los próximos 10 años, explorando diferentes caminos para salir de la crisis. El nuevo reporte ofrece el último análisis de la AIE del impacto de la pandemia: la demanda mundial de energía se invertirá un 5% en 2020; las emisiones de CO2 relacionadas con la energía, en un 7%, y la inversión energética, en un 18%. El enfoque establecido por la WEO, que compara diferentes escenarios que muestran cómo podría desarrollarse el sector energético, es más valioso que nunca en estos tiempos inciertos. Las cuatro vías presentadas en este WEO se describen a continuación.
En el Escenario de las Políticas Declaradas (“Stated Policies Scenario” o STEPS), que refleja las intenciones y los objetivos políticos anunciados hoy en día, la demanda mundial de energía repunta a su nivel anterior a la crisis a principios de 2023. Sin embargo, esto no sucede hasta 2025 en caso de una pandemia prolongada y una caída más profunda, como se muestra en el Escenario de Recuperación Retrasada (“Delayed Recovery Scenario”, DRS). Un crecimiento más lento de la demanda reduce las perspectivas de los precios del petróleo y el gas en comparación con las tendencias anteriores a la crisis. Pero las grandes caídas de la inversión aumentan el riesgo de volatilidad futura del mercado.
Las energías renovables desempeñan papeles protagonistas en todos nuestros escenarios, con el centro solar. Las políticas de apoyo y las tecnologías de maduración están permitiendo un acceso muy barato al capital en los principales mercados. La energía solar fotovoltaica es ahora consistentemente más barata que las nuevas centrales eléctricas de carbón o gas en la mayoría de los países, y los proyectos solares ahora ofrecen parte de la electricidad de menor costo jamás vista. En el Escenario de las Políticas Declaradas, las energías renovables satisfacen el 80% del crecimiento de la demanda mundial de electricidad en la próxima década. La energía hidroeléctrica sigue siendo la mayor fuente renovable, pero la energía solar es la principal fuente de crecimiento, seguida de la eólica terrestre y marina.
“Veo que la energía solar se convierte en el nuevo rey de los mercados de electricidad del mundo. Sobre la base de la configuración de políticas actuales, está en camino de establecer nuevos récords de implementación cada año después de 2022”, dijo el Dr. Fatih Birol, Director Ejecutivo de la AIE. “Si los gobiernos y los inversores intensifican sus esfuerzos de energía limpia en consonancia con nuestro escenario de desarrollo sostenible, el crecimiento tanto de la energía solar como del viento sería aún más espectacular, y enormemente alentador para superar el desafío climático del mundo”.
El WEO 2020 muestra que el fuerte crecimiento de las energías renovables debe combinarse con una inversión sólida en redes eléctricas. Sin la inversión suficiente, las redes resultarán ser un eslabón débil en la transformación del sector eléctrico, con implicaciones para la fiabilidad y seguridad del suministro eléctrico.
Los combustibles fósiles se enfrentan a diversos desafíos. La demanda de carbón no vuelve a los niveles previos a la crisis en el escenario de las políticas declaradas, con su participación en el mix energético de 2040 por debajo del 20% por primera vez desde la Revolución Industrial. Pero la demanda de gas natural crece significativamente, principalmente en Asia, mientras que el petróleo sigue siendo vulnerable a las principales incertidumbres económicas resultantes de la pandemia.
“La era del crecimiento mundial de la demanda de petróleo terminará en la próxima década”, dijo el Dr. Birol. “Pero sin un gran cambio en las políticas gubernamentales, no hay señales de un rápido declive. Sobre la base de la configuración actual de las políticas, un repunte económico mundial pronto llevaría a la demanda de petróleo a los niveles anteriores a la crisis”.
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