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México logra reducir las pérdidas de energía en su sector eléctrico por segundo año consecutivo. Sin embargo, y pese a lo considerable este logro, México sigue muy por encima de la media mundial debido al “robo de energía”, una definición bastante más directa que la empleada por las autoridades mexicanas para definir la apropiación ilegal de energía.
“Pérdidas no técnicas”. Así le llama la Comisión Federal de Electricidad al robo franco de energía. En 2019 el porcentaje de energía robada fue de 10,97%, una gran reducción considerando que en 2018 fue de 11,21% de 2018. La idea es que en 2020 se logre un 9,9%, un porcentaje que sigue estando muy encima de la media global, que está en 8,2%. El 49,92% del total de este tipo de pérdidas responde a suministro no pagado, mientras que el resto es la energía que se pierde en el proceso de transmisión.
Las autoridades mexicanas sostienen que el problema surgió en 2009 cuando fue liquidada la empresa Luz y Fuerza del Centro, traspasándose todo el servicio a CFE, momento en que el robo de energía se disparó. Esto porque muchos municipios se declararon en mora y muchas empresas se niegan a pagar, justificando el incumplimiento en los pagos en que los contratos fueron firmados con la anterior compañía, y no con el gobierno mexicano.
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