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La idea del Gobierno es que en 2040 ya no haya termoeléctricas en Chile. Para reemplazarlas, las empresas deben construir centrales de energías renovables no convencionales para satisfacer las necesidades energéticas del país.
Pero todo lo anterior será imposible si no contamos antes con obras que son clave para propiciar el ingreso de nuevas plantas generadoras, como es el caso de la línea de transmisión HVDC Kimal-Lo Aguirre, proyecto que uniría las subestaciones Los Changos (en Mejillones, Región de Antofagasta) y Lo Aguirre, y que, al mes de enero, aún no iniciaba el proceso de estudio de franja, tal y como lo establecía el Ministerio de Energía.
Este proyecto está orientado a reforzar la interconexión entre el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING) y Sistema Interconectado Central (SIC). Para ello, será necesario levantar cuatro estaciones conversoras HVAC/HVDC, de al menos 1.000 MW por polo, dos en cada una de las 7 subestaciones contempladas para esta línea.
El retraso en el avance de este proyecto de transmisión de alta tensión despertó la preocupación de diversos actores del sistema eléctrico nacional, toda vez que es sabida la complejidad de sacar adelante proyectos de este tipo. En el caso de Kimal-Lo Aguirre no sólo será necesario el estudio para determinar por dónde fijar el trazado, sino que es necesario un proceso de evaluación ambiental que se vislumbra tan o más fatigoso que el de la línea de transmisión Cardones-Polpaico. Ni hablar de la judicialización que enfrentan este tipo de inversiones por parte de propietarios que no querrán ver el tendido eléctrico pasando por sus tierras, lo que seguramente excederá los siete años establecidos en el decreto del Ministerio de Energía.
“Si no existe una capacidad de transporte de energía entre la demanda eléctrica de la Región Metropolitana y la zona norte lo suficientemente grande, será necesario mantener en servicio centrales a vapor-carbón ubicadas en la zona centro-sur, lo que evidentemente es perjudicial para acelerar la descarbonización y, junto con ello, la transición energética”, señaló a El Mercurio Carlos Finat, Presidente de Acera, gremio que aglutina a las empresas de generación renovable.
Finat también expresó sus dudas respecto a la capacidad de la línea de transmisión, ya que el decreto estipuló una potencia mínima de 2.000 MW, lo que asegura un uso más que intensivo desde el primer día de funcionamiento. “Se debería considerar un nivel de capacidad considerablemente mayor y poner el mayor esfuerzo en adelantar su entrada en servicio”, agregó Finat.
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