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Los ciudadanos alemanes están dispuestos a pagar el doble de impuestos por contaminar por el uso de artefactos y máquinas que operan gracias a combustibles fósiles, ya que tanto la calefacción como el transporte es responsable de un tercio de las emisiones alemanas de dióxido de carbono a la atmósfera, precisamente los dos sectores que serán gravados por las autoridades y que menos avanzan en el proceso de descarbonización.
Según trascendió, la idea del gobierno era cobrar 10 euros por tonelada emitida. Sin embargo, el sector eléctrico y grupos ambientalistas pidieron al gobierno equiparar el costo por contaminar con los precios de mercado, donde los permisos del carbono, según el sistema de negociación de la Unión Europea, actualmente cotizan a unos 24 euros la tonelada. Lo anterior alertó a sectores industriales y organismos públicos ante el impacto que podría generar un gravamen de esa envergadura a la economía germana.
Sin embargo, los 16 estados del país decidieron plegarse al sector eléctrico y a las organizaciones ambientalistas al ver el enorme apoyo que genera tal medida en la opinión pública alemana, que ven en este impuesto una manera de apurar la adopción de otras fuentes más limpias. Una situación diferente a la que se dio en Francia con una idea similar presentada por Emanuel Macron, lo que le valió el surgimiento de los “chalecos amarillos”.
De esta manera, según un documento divulgado por Bloomberg News, los consumidores de la mayor economía de Europa ahora se enfrentan a un recargo de 25 euros (US$27,85) la tonelada en sitio de los 10 euros la tonelada inicialmente propuestos. Pero eso no es todo: en 2025 la prima por contaminar aumentará a 55 euros para 2025, un salto de casi un 60% respecto a la propuesta original.
Con este impuesto, el gobierno alemán ayudará a subsidiar la energía minorista, cuyo precio ha crecido por el uso de tecnologías renovables. Alemania anunció que este impuesto, que podría recaudar más de 7 mil millones de euros (unos 8 mil millones de dólares) ayudará a reducir el impuesto al valor agregado a los viajes en tren a partir de 2020. |
