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En vista de los crecientes niveles de electrificación, la cada vez más potente irrupción de las energías renovables no convencionales y el aumento en la eficiencia energética, la humanidad podría reducir en un 90% las emisiones de dióxido de carbono en relación con la energía que se necesitaría a 2050 para lograr los objetivos del protocolo de París. Eso si nos tomamos en serio los mensajes de la comunidad científica.
Y si aceptamos de verdad el reto, pronto descubriremos que la energía solar fotovoltaica, esa que es tan abundante en Chile, asoma la alternativa que mejor podría contribuir con esa meta, ya sería capaz, por sí sola, de reducir las emisiones en unas 4,9 gigatoneladas de dióxido de carbono, lo que representa el 21% del potencial total de mitigación de las emisiones en el sector energético.
Esa es la conclusión más importante en el estudio “El Futuro de la Energía Solar Fotovoltaica: Despliegue, inversión, tecnología, integración en la red y aspectos socioeconómicos” realizado por la International Renewable Energy Agency (Irena), trabajo que arrojó otras importantes conclusiones que refuerzan el rol de la energía solar fotovoltaica en materia de reducción de emisiones.
Junto con recomendar acciones más decididas de los gobiernos en pos de acelerar la transición energética, la energía solar fotovoltaica se erigiría en 2050 como la segunda fuente de generación eléctrica más importante después de la energía eólica, y marcaría la senda de la transformación del sector eléctrico global. De hecho, generaría el el 25%) de la electricidad total necesaria a escala global, con lo que se convertiría en una de las fuentes de generación más importantes para 2050.
El informe insta a multiplicar la capacidad solar FV prácticamente por 6 en los 10 próximos años, “pasando de un total de 480 GW en 2018 a 2 840 GW en 2030, y a 8 519 GW en 2050 de manera global: una cifra casi 18 veces superior a los niveles de 2018”.
Asimismo, en términos de crecimiento anual, es preciso multiplicar prácticamente por 3 las adiciones anuales de capacidad solar FV hasta 2030 (hasta los 270 GW al año) y por 4 hasta 2050 (hasta los 372 GW al año) en comparación con los niveles actuales (adición de 94 GW en 2018).
“Gracias a su carácter modular y distribuido, la tecnología solar fotovoltaica V se está adaptando a una amplia gama de aplicaciones fuera de la red y a las condiciones locales. En la última década (2008–2018), la capacidad instalada de energía solar FV fuera de la red a escala global se ha multiplicado por más de 10, desde unos 0.25 GW en 2008 hasta prácticamente 3 GW en 2018. La energía solar FV fuera de la red es una tecnología clave para lograr el pleno acceso a la energía y para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, dice el informe.
Asia lideraría esta transformación con una cuota superior al 50% en 2050, seguida de Norteamérica (20%) y de Europa (10%).
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