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Las energías renovables no convencionales ven retrasado su desarrollo en el mundo por culpa de los millonarios subsidios que los gobiernos le entregan a los combustibles fósiles. Así al menos concluye un estudio de la Agencia Internacional de Energía. No sólo eso: la suma de los subsidios gubernamentales a combustibles como el petróleo, el carbón y gas superan a la suma invertida en electromovilidad, impuestos al carbono y generación de energías limpias.
Según la AIE, este desbalance retrasa la transición energética que el planeta demanda, por lo que sugirió reformar completamente el sistema de estímulos pero de forma gradual, de tal modo de no afectar a las sociedades cuya economía abastecen a parte importante de su aparato productivo con energías producidas por la combustión.
La clave estaría en que el incremento de los subsidios “verdes”, si bien han aumentado ostensiblemente a partir de 2018, no encuentran correlato con el desmantelamiento de subsidios a los combustibles fósiles. La disminución de los mismos se venía produciendo a un ritmo interesante desde 2014, pero en 2018 estas subvenciones retornaron con fuerza. De hecho, en 2018 se gastaron 400 mil millones de dólares para abaratar el consumo de combustibles, en circunstancias que los subsidios a las renovables y vehículos eléctricos no superaron los 200 mil de la divisa estadounidense.
Entre los países donde es más significativo este desbalance se encuentran Irán, Arabia Saudita, Rusia, Indonesia y México, todos ellos productores de una o más de estas fuentes de energía.
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