Emisiones industriales El contaminante más representativo de las emisiones de la industria es el dióxido de azufre, que representa un 60% del total, seguido de los óxidos de nitrógeno (16%), el monóxido de carbono (10%), los hidrocarburos (7%) y las partículas suspendidas totales (7%). Contaminación por SO2 Este contaminante es el resultado de la combustión del azufre contenido en los combustibles fósiles (petróleos, gasolina, diesel, carbón, etc.), de la fundición de minerales que contienen azufre y de otros procesos industriales como la fabricación de ácido sulfúrico, papel, fertilizantes, etc. El dióxido de azufre (SO2) es un gas incoloro, no inflamable y no explosivo, con un olor sofocante y altamente soluble en el agua. Puede permanecer en la atmósfera entre dos y cuatro días. Durante este tiempo puede ser transportado a miles de kilómetros y formar ácido sulfúrico, el cual se precipita en alguna otra región lejos de su origen. Durante su proceso de oxidación en la atmósfera, este gas forma sulfatos, es decir, sales que pueden ser transportadas en el material particulado respirable (PM10) y que en presencia de humedad forman ácidos. Tanto la exposición a sulfatos como a los ácidos derivados del SO2 es de extremo riesgo para la salud, debido a que éstos ingresan directamente al sistema circulatorio humano a través de las vías respiratorias. El azufre es un veneno altamente nocivo para la salud de las personas, aunque podemos ser más resistentes que otras criaturas que cohabitan con nosotros. Por ejemplo, el nivel de 0,3 µg por metro cúbico de aire es un valor que implica potencial riesgo para la salud humana, pero para los árboles, un valor de 0,2 µg ya es muy grave. Por lo mismo, tanto los óxidos de azufre (SOx) como el ácido sulfúrico (H2SO4) están relacionados con el daño y destrucción de la vegetación, deterioro de los suelos, materiales de construcción y cursos de agua. Efectos en la vegetación Los elementos contaminantes se introducen en el vegetal, alterando en distinta medida su metabolismo, siendo la fotosíntesis y la respiración los dos procesos afectados. Como resultado se produce un debilitamiento gradual de la planta, que cada vez se hace más sensible a las plagas y enfermedades, y a la deficiencia hídrica. En las plantas, el SO2 ocasiona daños irreversibles en los tejidos, provoca la caída de las hojas y la decoloración de las mismas. Efectos en los animales Estos contaminantes actúan como sofocante irritante en el tracto respiratorio, incluso afectando el aparato digestivo. La sensibilidad de cada especie a los contaminantes y a la acidificación es variable, siendo los grupos más sensibles peces, líquenes, musgos y hongos, algunos de ellos esenciales para la vida de los árboles y los organismos acuáticos pequeños. Efecto en el agua El principal efecto que se conoce es la acidificación de los lagos y canales por la "lluvia ácida", la cual afecta de acuerdo a la sensibilidad de los ecosistemas. Efecto en los suelos Se presenta la acidificación de los mismos, siendo la sensibilidad a ésta mayor en aquellas tierras donde la degradación de los minerales se produce lentamente. Cuando el suelo se acidifica es esencial que sus nutrientes se lixivien, lo cual reduce la fertilidad de la tierra. Además, el proceso de acidificación también libera metales que pueden dañar a los microorganismos del suelo responsables de la descomposición, así como a los pájaros y mamíferos superiores de la cadena alimentaria, incluido el hombre. Por otro lado, el ácido sulfúrico ataca los materiales de construcción como mármol, cantera, cal y mortero. Muchos de los monumentos, edificios, esculturas e iglesias se han deteriorado por esta causa. |