Frente a esta problemática conjunción de situaciones el Gobierno respondió, entre otras acciones, impulsando una campaña a través del Programa País Eficiencia Energética (PPEE), destinada a reducir el consumo energético, iniciativa sin duda valorable, pero que a mi juicio requiere de un mecanismo de incentivos para obtener aún mejores resultados, basado en un compromiso con metas concretas y que redunde en premios y castigos para los usuarios. La situación actual me recuerda a un escenario similar que se vivió hace algunos años en Brasil, donde se sumaron una serie de eventos que desencadenaron una crisis energética. Por una parte y al igual que acá, tuvieron un año seco, luego se retrasó un proyecto que tenían para construir varias centrales térmicas, denominado el Plan Térmico, y por último se postergó la construcción de una línea troncal de extra alta tensión que transmitiría una cantidad importante de energía a los centros de consumo. Al enfrentarse a una inminente emergencia energética y para evitar medidas extremas como el racionamiento, las autoridades brasileñas optaron por una campaña de cambio de hábitos de consumo y contando con el compromiso de las compañías distribuidoras, lograron que los consumidores recibieran mes a mes una estadística de lo que gastaban y una meta con el porcentaje que debían utilizar para generar un ahorro. Si superaban esa meta se les daba un incentivo traducido en un descuento en su cuenta de la luz, y si, por el contrario, gastaban más de lo establecido recibían una serie de dos advertencias y a la tercera se les cobraba una multa y se les cortaba el suministro eléctrico. Como resultado, la población se comprometió de tal manera con la campaña que no sólo logró un ahorro del orden del 20%, sino que mucho tiempo después de superada la crisis y habiendo cesado las sanciones, la cuota de consumo continuaba debajo de los índices normales a consecuencia del cambio de hábitos. Un sistema similar, unido a la campaña "Usa bien la Energía. Sigue la Corriente" del Gobierno, podría dar resultado en nuestro país y permitiría ahorrar los porcentajes que estipulen las autoridades. El ahorro de energía y el uso eficiente de ella, tanto a nivel industrial como domiciliario, es una parte de la solución y está al alcance de la mano en plazos razonablemente cortos, no así el desarrollo de nuevos proyectos de generación que requieren del orden de 30 meses para su implementación. Por esto, es que debemos tomar conciencia de ello y evitar así vernos enfrentados a medidas como el racionamiento, donde las consecuencias serían mucho mayores. |