Y lo anterior no sólo es importante desde el punto de vista de funcionamiento continuo, sino que también es clave en la medida que el aire comprimido influye fuertemente en la calidad de los productos. Si la calidad del aire comprimido no es correcta y no está garantizada, es altamente probable que los productos finales no tengan las características adecuadas, ya sea por fallas en su proceso o porque las máquinas no pudieron funcionar a las prestaciones correctas.

Pero hay que tener algo claro desde el principio: la confiabilidad y seguridad de la energía proveniente del aire comprimido, no pasa sólo por poner más compresores. Al contrario, uno de los errores más frecuentes en su manejo, no está en la producción de aire, sino especialmente en su regulación y distribución dentro del sistema de la planta.

Haciendo un símil con el gas, a nadie se le ocurriría tener una cañería con problemas o no tener una adecuada regulación de salida porque ambas son altamente peligrosas, pero es claro que muchas industrias –incluso aquellas de gran tamaño- no tienen estas mismas precauciones con sus sistemas de aire comprimido. Por ende, existen pérdidas que afectan la producción, la calidad y que, obviamente, redundan en fuertes daños económicos.

Por ello, al pensar en un sistema de aire comprimido es fundamental diseñarlo y operarlo para que sea confiable, productivo y eficiente. Aunque estas son características que pueden parecer obvias, es muy usual encontrar que no se las considera al diseñar y manejar un sistema de aire comprimido. La confiabilidad, como planteamos, está no sólo en tener suficientes compresores, sino en diseñar un sistema que permita tener una respuesta rápida y apropiada en caso de falla en el suministro de aire. En casi todos los procesos productivos, el aire comprimido es un suministro clave y la falta de este insumo puede causar una muy costosa detención de una línea de producción o de toda una planta.

Es necesario preguntarse entonces, ¿cómo manejo una eventual falla inesperada de uno de los compresores? ¿Existe un compresor de respaldo? Si existe, ¿están los sistemas y controles adecuados para que entre en carga y mantenga la presión en el sistema sin llegar a afectar a la producción? Si no hay compresor de respaldo o no es suficiente, ¿cómo logro detener el proceso o reducir su volumen de salida de manera controlada?

Además, debe ser un sistema productivo que pueda actuar bajo diferentes condiciones de operación de la planta: No es lo mismo producir a plena capacidad que hacerlo un fin de semana y no es el mismo requerimiento de energía. Por último, el sistema debe ser energéticamente eficiente. Por ello, es clave que el sistema actúe en forma variable, entregando el aire (y energía) adecuado para cada condición operacional.

Para poder resolver estos tres puntos de manera efectiva, es necesario tener un enfoque de Sistema, es decir, no se puede considerar cada componente por separado, ya que en cada partición, hay pérdidas de energía y recursos. Además, es clave disponer de un medio eficiente para controlar y monitorear los diferentes equipos a través de un control central.

Ya no basta el control local en el compresor. Ya pasaron los tiempos en que el control lo hacía un operario sólo mirando el indicador de la máquina. La complejidad de los procesos actuales requiere que tomemos esta energía con la importancia que se merece.