En su gran mayoría, las válvulas modulantes son actuadas neumáticamente, siendo el elemento que las hace modulantes el posicionador, un dispositivo que asegura la relación preestablecida entre la posición de la válvula (apertura y/o carrera) y el set-point (señal de entrada al posicionador). Es decir, comparan la señal de mando procedente de un dispositivo de automatización (controlador) neumático o eléctrico con la carrera o el ángulo de giro de la válvula. Si existe una desviación entre estos parámetros, envían una señal de salida en presión al actuador para corregir este error. De este modo, nos aseguramos que nuestro set-point mueva la válvula donde el operador quiere que esté. A menudo, los posicionadores adquieren la función de amplificación, ya que convierten las pequeñas señales de presión normalizadas en una potente presión de actuación hasta la máxima presión de alimentación (supply). De acuerdo a las señales de entrada y los componentes, los posicionadores se clasifican en tres grandes tipos: Neumáticos (presión/presión): Utilizan señales de presión de entrada normalizadas (normalmente 3-15 psig o 0,2-1 bar), son de construcción sencilla y de fácil mantención. Como se trata de equipos que para su funcionamiento usan los principios de "equilibro de fuerzas" y "equilibrio de movimientos", su calibración complica a los instrumentistas, ya que los ajustes pueden tomar mucho tiempo. Electroneumáticos (corriente/presión): En estos posicionadores, la señal de entrada es una señal de corriente normalizada (4-20 mA o 1-5 mA), la cual llega a un módulo transductor que convierte esa señal eléctrica en una señal de presión, que es la que posteriormente va al actuador. Muchos fabricantes anexaron a sus posicionadores neumáticos un transductor I/P para dejarlos electroneumáticos, presentando por ello los mismos beneficios y complicaciones que las versiones neumáticas. Digitales: En las últimas décadas con la introducción de los microprocesadores a la instrumentación de campo, comenzaron a aparecer los posicionadores digitales o "inteligentes", los cuales son una versión mejorada del posicionador electroneumático, ya que la señal de entrada es transmitida bajo un protocolo de comunicación industrial (Fieldbus Foundation, HART, Profibus). Estos últimos entregan al posicionador herramientas de diagnóstico, alarmas, información del lazo y el instrumento, lógicas de control (Control PID), registros, etc. Desde algún tiempo, cuando se desarrolla un proyecto de automatización, se determina, de acuerdo al sistema o dispositivo de control, y en la etapa de Ingeniería Básica, con qué señal o bus de campo operarán los instrumentos asociados, de acuerdo a criterios que se evalúan (conectividad, costos, diagnósticos, "robustez" del protocolo, entre otros). Obviamente, al seleccionar el protocolo o la señal de control, se arrastra al posicionador, pero si consideramos una mejora en un sistema existente y contamos con herramientas de configuración como equipos handheld o software, la opción más lógica es usar el protocolo HART, para aprovechar así el máximo potencial de los equipos. Además, es posible integrarlos a un administrador de activos para realizar diagnósticos y usar herramientas predictivas, que apoyen las mantenciones de los posicionadores y elementos finales de control. En la actualidad, al momento de desarrollar o conceptuar un nuevo proyecto de automatización, la tecnología de punta a considerar es Fieldbus Foundation. Esto, básicamente por ser una red de comunicación digital bidireccional que posibilita la conexión de diversos instrumentos de campo y proceso, como así también de estaciones de operación, y que permite procesar la información a una alta velocidad, optimizando los procesos. Además, rescata información de la totalidad de los integrantes del lazo, lo que permite realizar diagnósticos y monitoreo en tiempo real. |