La liberalización del comercio y el desarrollo de nuevos sistemas de transporte y comunicación tecnológica han reducido las distancias económicas, extendiendo los mercados existentes y permitiendo la entrada a mercados nuevos, facilitando además la adquisición y absorción de nuevas tecnologías en forma de nuevos productos, equipos y conocimiento (Reporte ONU). En palabras de Ithiel de Sola Pool, "Internet se ha convertido en la tecnología de la libertad, una plataforma tecnológica que reduce los costos y distancias, empodera a las personas y empresas, enriquece la vida y el conocimiento" . En tal sentido, hay consenso en que el acceso a las tecnologías de la información y comunicación (TICs) puede transformar sustancialmente los procesos productivos, incrementar el nivel de ingresos de las personas, y mejorar las condiciones de vida de los más pobres, promoviendo sustancialmente el desarrollo social de los pueblos (Reporte del BID). Por otra parte, en los países en desarrollo la asimilación de los procesos tecnológicos es lenta, de modo que las implicancias en los niveles de productividad no son necesariamente inmediatos, siendo la educación digital, el desarrollo de capital humano y un ambiente económico favorable, las claves determinantes para el desarrollo de las TICs en dichas economías (Reporte del BID). En este contexto, los gobiernos "son agentes sumamente determinantes en este cambio, transformando la administración pública a través del desarrollo del gobierno digital (e-government), con el consecuente aumento de la efectividad, eficiencia y transparencia, al menos en tres áreas: capacidad fiscal, manejo del gasto público y provisión de servicios" (Reporte del BID). Es en este ambiente altamente globalizado donde los países en desarrollo deben incrementar su competitividad no sólo descansando en los bajos costos laborales, sino que especialmente mejorando las tecnologías aplicadas a sus procesos productivos, administrativos y comerciales (UN Report). La aplicación de tecnologías tiene además el potencial de crear nuevas y mejores oportunidades económicas y sociales, mejorando la capacidad de gestión de las empresas, aumentando la calidad y la productividad, optimizando la relación entre clientes internos y externos; la relación con los clientes y proveedores y el conocimiento que se tiene de los clientes, etc. (Ibidem). El Gobierno debe hacer esfuerzos superiores, no sólo para promover políticas que estimulen la reducción de la brecha tecnológica (especialmente tributarias), sino que además permitan aprovechar precisamente esas diferencias: aprovechar el hecho de que haya un mundo de tecnologías por absover, un mundo de tecnologías nuevas que inventarse e implementarse, un mundo de nuevas y mayores necesidades, un mundo en que con recursos tecnológicos inferiores hemos sido capaces de competir. Debemos competir para ganar y para eso, necesitamos no sólo superar la brecha tecnológica, sino que ademas ser capaces de crear tecnologías que signifiquen brechas nuevas, esta vez no para nosotros sino que para el resto del mundo. |