T12 vs T10 vs T8 vs T5 Como resultado de la tabla, podemos indicar que el sistema óptimo es el T5, que además de las ventajas descritas en el cuadro presenta las siguientes mejoras: Reducción del diámetro del tubo en un 40% (16 mm) y optimización de la longitud en 50 mm, es decir, luminarias más pequeñas y compactas. Incremento de la eficiencia hasta en un 105 lm/w (factor de ballast de 1,25). Cambio de la temperatura óptima de flujo de 25ºC a 35ºC, resultando en la misma luminancia para todas las potencias. Además, el sistema T5HO entrega un 80% más de luz en el rango de 5ºC a -50ºC y puede funcionar en temperaturas ambiente de más de 65ºC. De igual modo, podemos decir que el ballast óptimo es el electrónico, porque: Su consumo y peso son menores. Se puede controlar la cantidad de luz de las lámparas. Puede tener comunicación con otros equipos. Incrementa la frecuencia común desde 50 Hz a más de 50 kHz, lo que resulta en un aumento de un 10% del flujo luminoso. En comparación al ballast magnético convencional, el menor factor de potencia del ballast electrónico reduce las pérdidas, lo que se traduce en un menor nivel de calentamiento dentro de la luminaria y, por ende, en una mayor vida útil de la luminaria y del cableado. El encendido y funcionamiento del ballast se produce en 0,5 segundos y sin pestañeos. De igual modo, evita el efecto estroboscópico y no provoca vibraciones mecánicas en las luminarias. La corriente más baja contribuye a una vida útil de la lámpara más larga y a una menor reducción del flujo luminoso en el tiempo. El ballast electrónico inmediatamente desconecta las lámparas con fallas, previniendo que parpadeen y se recalienten. Opera diferentes potencias de lámparas. Operación silenciosa. Distorsión de armónicas <10% Factor de potencia >0.98 Factor de ballast entre 1 y 1,25. El problema del Mercurio (Hg) Los tubos tienen como componente el elemento químico Mercurio, el cual produce daños serios en los seres humanos y en el ambiente, y 1 mg puede contaminar 30.000 litros de agua. Como norma general, podemos decir que los tubos fluorescentes no se deben quebrar por ningún motivo. Según la norma medioambiental europea, en particular las directivas ROHS y WEEE, los contenidos de Mercurio en lámparas fluorescentes deben ser menores a 5 mg. Según estas regulaciones, un tubo de 36w del tipo ecológico contiene aproximadamente 3,5 mg de Hg, mientras que en el caso de los tubos estándares T10 y T12 de 40w, el contenido está entre 6 y 12 mg, aproximadamente. En cambio, las nuevas tecnologías de tubos T5 tienen menos de 1,4 mg por tubo. En Chile, la normativa aplicable al desecho de los tubos corresponde el Decreto Supremo Nº 148, y aún no se pueden reciclar en el país. El tratamiento para el tipo de residuos de lámparas y tubos fluorescentes con Mercurio es el de estabilización, solidificación y posterior confinamiento en depósitos de seguridad con control de lixiviado constante. Todo esto hecho a través de empresas especializadas. Conclusión Debido a todos los temas enumerados, surgen como opción: 1. Si está utilizando tecnología T10, tubos de 40w o 20w, cambiar por tubos T8 36w o 18w. 2. Si es factible, cambiar los ballasts magnéticos por ballasts electrónicos. 3. Si cuenta con más recursos o se trata de un proyecto nuevo, cambiar por tecnología T5, que bajo todos los parámetros vistos anteriormente parece ser la mejor opción en relación a la fluorescencia actual. 4. Si se encuentra en la disyuntiva de especificar, comprar o pedir un producto que tenga tecnología fluorescente, pedir siempre tecnología T8 o T5 electrónica. 5. Erradicar los conceptos T10, T12, 40w y 20w de sus futuras peticiones de material. Después de todo, el futuro de nuestro mundo, su propio bienestar y ahorro, dependen de consejos tan sencillos como los mencionados.
|