Existe una cantidad importante de fondos concursables instaurados por el Gobierno chileno que tienden a impulsar esta relación. A modo de ejemplo, las universidades se ven favorecidas al estar invitadas a postular a fondos en vinculación con empresas, con el objeto de auditar grupos de instituciones o compañías agrupadas bajo un marco común y que deseen mejorar sus procesos productivos. Asimismo, al realizar un determinado desarrollo con una casa de estudios superiores, una empresa trata con especialistas, garantizando que el emprendimiento será resuelto en un tiempo apropiado y que se obtenga el éxito técnico. Esto sería difícil de lograr cuando dicho desarrollo se pretende realizar sólo entre empresas, que en Chile realizan un escaso nivel de investigación.

Como oportunidades, se visualizan más claramente para las empresas, ya que reconocen la labor de centros de prestigio (como el DICTUC o el IDIEM), con quienes han trabajado en diversas ocasiones para el estudio de temas concretos. De igual modo, pueden tanto participar en la postulación de proyectos como aumentar su cartera de clientes, al proveer de la tecnología que se proponga en dichos proyectos, para lo que debe tener en consideración cumplir con las respectivas de mejora en la calidad de vida y en el cuidado del medioambiente.

Por otra parte, es posible que las empresas puedan definir trabajos acotados con universidades, con plazos bien establecidos y que puedan ser resueltos por especialistas en cada área, en un tiempo adecuado. Además, es posible que las empresas tomen memoristas o alumnos en práctica para trabajar en necesidades propias, pudiendo asignarles profesionales que los apoyen (como tutores o guías), más que para resolver problemas con mano de obra barata, como son utilizados mayormente.

El vínculo también genera una serie de oportunidades para la Universidad, ya que facilita la postulación a fondos concursables de transferencia tecnológica, y se puede beneficiar de donaciones o compra a muy bajo costo de equipos de última tecnología. Sin embargo, la burocracia actual no ha facilitado esta relación, y se suma a la iniciativa surgida recientemente en un Seminario realizado por la Universidad Andrés Bello, donde se estableció que debía existir una oficina como puerta única para atender los problemas de la industria, con gabinete de abogados, profesionales y del personal requerido para hacer eficiente esta labor. En este aspecto, AIE tiene la oportunidad de efectuar convenios marco que vayan en directa relación con las necesidades de sus asociados.

Como debilidad para la empresa aparece la falta de conocimiento sobre los trabajos y áreas de investigación de cada Universidad, mientras que para la Universidad, el no estar bien organizadas para brindar un servicio adecuado y expedito a las empresas, a pesar que hay quienes han hecho esfuerzos en tal dirección. De igual modo, la posibilidad de cumplir los plazos en los tiempos estipulados, por la diversidad de obligaciones en la que se encuentren inmersos quienes puedan estar vinculados a cada proyecto. Otro aspecto débil de las universidades es que no han sabido difundir adecuadamente los trabajos hechos entre las Universidades y las pequeñas y grandes empresas, esto asociado a un problema de comunicaciones que no permite la transferencia fluida de información entre los ámbitos analizados.

Entre las amenazas que se vislumbran para la Empresa, y que han sido motivo de rechazo al fortalecimiento del vínculo que se promueve, es la de profesores que "pitutean" desde la Universidad, usando recursos técnicos (equipos) y humanos (alumnos) de la misma, lo que se considera competencia desleal. También la falta de mecanismos que transparenten la acción de profesores como consultores o asesores de Empresas.

Del mismo modo, se ven como amenazas para la Universidad los "robos de ideas", pues se conocen casos en los que se han rechazado proyectos de Universidades y después han aparecido empresas realizándolos como propios. Asimismo, la falta de una normativa para regular el trabajo con alumnos dentro de un marco que contenga tanto aspectos legales como de seguridad. Aun así, son innumerables los casos en que, pese a los resguardos tomados y los beneficios logrados con el vínculo, las empresas no han hecho reconocimiento explícito de tal situación, invirtiendo recursos en alumnos y/o en la Universidad.