En otra ocasión, visitando potenciales clientes, me encontré en una empresa minera con un amigo de la universidad, quien ocupaba un alto puesto y quien tomaba la decisión sobre la tecnología a emplear en un proceso de control automático. Le expliqué sobre la tecnología que recién habíamos empleado en un proyecto en una empresa de menor envergadura y quedé con la impresión que realmente la entendió y que no cabía duda que sería la que emplearía en su proyecto. Finalmente, la conversación terminó con la siguiente frase: "Raúl, ¿tú quieres que yo pierda mi trabajo? Sorprendido le pregunté por qué y su respuesta me dejó pensativo: me dijo que si hacía lo mismo que tradicionalmente hacían en su empresa -y no daba resultado- su trabajo no corría peligro, pero que si él innovaba y no obtenía los resultados esperados, era muy pro-bable su despido. Estas dos experiencias me de-muestran el temor de incorporar nuevas tecnologías que existe en nuestro país, lo que me hace analizar sus causas e intentar dar algunas ideas de solución. Miedo al fracaso Cuando innovamos, por ejemplo cuando utilizamos nuevas tecnologías, existe la posibilidad cierta que no resulte -al menos "a la primera"- y esto generalmente es castigado. Contrariamente, cuando el empleo de tecnologías novedosas dan como resultado menor inversión, mejores resultados, menores costos de ope-ración y otros beneficios, muchas veces los gestores no son premiados, entonces ¿para que arriesgarse?, ¡mejor sigamos en lo mismo! Cuando los gestores son los mismos que se beneficiarán (si resulta), es mucho más frecuente ver emprendimientos de tecnologías nuevas. Esto se da preferentemente en empresas de menor tamaño. Aquí el tema pasa por un análisis de riesgo, sin embargo en empresas de mayor tamaño nos encontramos con otros factores que muchas veces escapan al ámbito técnico. Recién, cuando en nuestro programa está la posibilidad de no tener éxito al primer intento, será posible hacer emprendimientos innovadores. Por otro lado, también hay que tener programado sucesivos intentos, ya que, de lo contrario, si siempre abortamos los proyectos que no funcionan "a la primera", lo más probable es que no hagamos nada. En definitiva, hay que tener en cuenta que el fracaso -o bien que no resulte "a la primera"- es una posibilidad cierta en emprendimientos con tecnologías nuevas y los costos de esto comparados con los beneficios de tener éxito. Por otro lado, tampoco hay que olvidar que detrás de las nuevas tecnologías y de sus implementadores hay profesionales serios y capacitados que no "por nada" pondrán en riesgo su prestigio técnico y comercial. ¿Podemos disminuir el riesgo de fracasar? Mi respuesta es categórica: Sí. No sólo podemos disminuir el riesgo, sino que también acotarlo. Siguiendo con mi experiencia personal, me acuerdo una vez que le presenté una idea novedosa a un cliente y después de muchas reuniones me dijo que tenía miedo, ya que si bien es cierto podría ahorrarse dos tercios de la inversión, no tenía garantizado el éxito. Una posibilidad es que yo pudiera garantizarlo -lo que dada la magnitud de los recursos involucrados era imposible- pero, y en definitiva, se nos ocurrió probar nuestra tecnología en una pequeña parte del proyecto (aproximadamente la cuarta parte), que era bastante extrapolable al resto. Así, si no resultaba mi propuesta tendría un costo de inversión de un 8% mayor, pero si daba buen resultado, la inversión sería de la tercera parte. Afortunadamente, resultó y, después de la exitosa primera etapa, seguimos con todas las etapas posteriores. ¿Más miedos? Sí, y muchos más...Uno que suelo encontrar es que respecto a las nuevas tecnologías -al no ser populares, por lo menos en su inicio- se teme que habrán pocas personas que las dominarán y, por lo tanto, cualquier mantenimiento o modificación de las instalaciones se hará más engo-rroso. Mi consejo para disminuir este riesgo es que el usuario se involucre en mayor medida, conociendo y capacitándose en estas tecnologías. En resumen, usar nuevas tecnologías es más difícil, al menos en un inicio, y representa mayores riesgos que usar lo tradicional; sin embargo, si no las usamos no progresaremos y quien no progresa termina muriendo. Nuestro país tiene excelentes profesionales que permanentemente están buscando tecnologías nuevas y tienen una gran vocación para su correcta implementación, entonces ¡démosles la oportunidad que nos ayuden a progresar! |