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La calle, la luz y la vida
en la ciudad

La ciudad moderna se encuentra dominada por ritmos que obedecen cada día más a un orden formal regido por el trabajo y la producción, en que el individuo tiende a diluirse en su impersonal y creciente masa de gris contaminante durante el día, y una combinación de “hoyos negros” y nebulosa de contaminación lumínica en la noche. Y es en la calle, el espacio público por excelencia, donde esas múltiples identidades se diluyen en masas de desconocidos que siguen un flujo organizado por un sistema mayor, el sistema de la producción y el negocio. Sin embargo, es caminando como mejor se puede vivir la calle y su condición de espacio ideal para el contacto entre las personas.

También el acto de caminar en la ciudad es una experiencia estética. De hecho, a partir del caminar se han desarrollado las relaciones más prolíficas del hombre con el territorio. A través de la contemplación del paisaje urbano, el citadino se orienta, se recrea, se deleita y reconoce a sí mismo.

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Iluminación de la calle por parte de la reflexión de una fachada bañada con colores-luz. Restaurant Turry, Valparaíso.

Los parques, áreas verdes y de esparcimiento, de una u otra manera procuran brindar al citadino una holgura espacial dentro de estos tiempos que transcurren en velocidad. Es el ciudadano-peatón el que tiene más posibilidades de aportar para generar una ciudad más integrada e integradora, el que será en definitiva capaz de tener una vida comunitaria, de contacto con otros citadinos, principalmente a escala de barrio.

Y en la medida que, en un mismo barrio, exista una mayor relación interpersonal, podrá también ejercerse un mejor conocimiento y control natural de todo lo que en él suceda. De este modo, favoreciendo los espacios para los peatones y con ello el encuentro entre las personas, la prevención y el control del crimen se convierten en algo natural y que es parte constitutiva de la vida cotidiana de los ciudadanos.

El espacio urbano moderno es cada vez más excluyente del peatón y las prácticas propias de una vida ciudadana digna e integrada al devenir de la sociedad. Las grandes vías conec-toras, las arterias "vaso-contrayentes y vaso-dilatantes" de la ciudad, si bien proporcionan la conectividad vehicular, por otro lado empobrecen la calidad de la circulación peatonal generando zonas residuales (las podemos llamar "no lugares"), "sin forma ni destino", las que son gérmenes de situaciones de riesgo e inseguridad para los transeúntes, especialmente los peatones, que son quienes tienen el potencial de ser una suerte de "costura" de la sociabilización entre el espacio público y el privado .

Por otro lado, aumenta cada día una tendencia mundial que conduce a prolongar el uso del espacio diurno a uno nocturno. Se vuelve cada vez más necesario vivir la dinámica de la ciudad de noche, sobre todo en su dimensión de soporte para el ocio, el esparcimiento y el encuentro comunitario, co-mo contrapunto de una formal y agitada jornada de trabajo.

Es el peatón, nuevamente, el menos favorecido en esta condición, puesto que el espacio público nocturno se presenta co-mo adverso por causa de una iluminación pobre y deficiente, generando en él inseguridad y temor en su paso por las calles de la ciudad.

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Reflexión en la masa arbórea, Avda Perú en VIña del Mar.

Tenemos que partir desde la base que, generalizando en cuanto a la Iluminación del espacio urbano en Chile, actualmente aún se da una tendencia a "alumbrar" y no a "iluminar". Es decir, las más de las veces se especifica luminarias, pero en ausencia de un proyecto de iluminación que recoja lo que sugiere la espacialidad y el uso actual y también potencial del lugar, se trate de una calle, un barrio, un parque, una comuna completa, etc.

A partir de cada una de las anomalías más frecuentes, aparece entonces un potencial de estudio y oportunidad de proposición importante y prolífica para mejorar la calidad de vida nocturna de los ciudadanos.


Algunas de estas anomalías ya tipificadas del espacio peatonal nocturno son:

1. Una mala relación de la masa arbórea con respecto de la iluminación de la calle y de la acera, máxime cuando sucede que, debido a un crecimiento descontrolado de alguna especie arbórea, se anula o empobrece la función de las luminarias, generándose zonas de penumbra. Es muy frecuente también la coincidencia de la postación de alumbrado con la ubicación de árboles, generando traslapo del haz de luz con la masa arbórea, perdiendo eficiencia la iluminación.

Propuesta: Los árboles, arbustos y otras formas de vegetación urbana debieran ser parte integral de los proyectos de iluminación de áreas de esparcimiento y tránsito. Geometrías, diámetros de copas, alturas promedio, conos posibles de proyección de sombras etc., deben considerarse como condicionantes de diseño para enriquecer cualquier proyecto de iluminación urbana.


2.
Deficiencias en ubicación y altura focal de fuentes de luz con respecto al espacio a iluminar.

Propuesta: Los anchos variables de vereda transitable deben tener un reflejo en la altura focal, en la inclinación del haz luminoso, en la potencia de la fuente, y en la óptica a utilizar de las luminarias a especificar. Debe re-gularse la distancia de la fuente emisora de la luz con respecto del objetivo a iluminar, en virtud del brillo, para a su vez conseguir una percepción clara y no difusa del espacio y sus componentes.

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Ingenioso modo de aprovechar la luz emanada por un aviso publicitario urbano para entretener al transeúnte con títeres. Avda Perú, Viña del Mar.


3.
Las más de las veces se ilumina el espacio en sí mismo, y no los potenciales actos a realizarse en ellos. Además del derroche energético, se generan problemas de contaminación lumínica, perdiéndose también la caracterización propia que pudieran tener los lugares de la ciudad.

Propuesta:
Se debiera, primero que todo, analizar la vida y uso de los distintos sectores de la ciudad, para luego proponer soluciones "flexibles" y adaptables a un cambio de uso y destino de las edificaciones y el espacio.


4.
Homologación del alumbrado de vías vehiculares con el alumbrado peatonal y con la ubicación de equipamiento urbano diverso (paraderos de micro, kioscos, etc.). Criterio de postación con distanciamien-tos alternados y opuestos de acera a acera.

Propuesta: Coordinación obligatoria entre las distintas especialidades técnicas que coinciden en el diseño del espacio urbano.


5.
Iluminación del espacio v/s una desmedida contribución lumínica de los elementos de señalé-tica y publicidad, los que, además de empobrecer la lectura del espacio, contaminan la vida privada de las personas, con intromisión lumínica y otros casos que incluso atentan contra la salud de las personas.

Propuesta:
Coordinación permanente entre entidades públicas y privadas para la regulación visual del espacio visible urbano.


Si queremos una ciudad mejor, es crucial incorporar la noche como un soporte tan válido como el día para vivir el espacio público y por medio de la iluminación integrar, potenciar y recuperar el orgullo de ser citadinos.

Por Alan Fox, Diseñador Industrial, Arquitecto y Especialista en
Iluminación, Director del Taller de Energía e Iluminación de la Facultad
de Diseño y Arquitectura de la Universidad Andrés Bello.
alanfox004@yahoo.com.ar
Octubre 2006
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