Durante años, el objetivo de integrar las tecnologías y las operaciones para crear nuevos conocimientos, fundamentar las decisiones y gestionar estratégicamente el rendimiento ha sido solo eso: un objetivo. Pero ahora se está comprendiendo rápidamente que el valor que se pierde al no digitalizar agresivamente las operaciones es demasiado grande para ignorarlo.

El valor se extiende a lo largo de todo el ciclo de vida operativo. En cada etapa hay oportunidades para aumentar la eficiencia y conseguir un mayor rendimiento. Con la adopción mundial de habilitadores digitales y el impulso de los servicios basados en la nube, la demanda de soluciones inteligentes que reúnan la gestión de activos empresariales está en auge. Por tanto, el “por qué” está claro. El “¿cómo?” es una pregunta más compleja.

Las industrias que hacen un uso intensivo de activos, como es el caso de la de recursos naturales, no han abordado en su totalidad las operaciones digitales. De hecho, la mayoría de las organizaciones aún no ha definido un plan para la transformación de las operaciones. Y eso quizá no sea sorprendente. La digitalización de las operaciones presenta una perspectiva compleja para el equipo tradicional de TI que ha tendido a centrarse en las funciones empresariales, como los recursos humanos y las finanzas. Esta antigua desconexión entre la TI empresarial y las operaciones ha creado muchos silos y soluciones independientes en el ámbito operativo. Estas apenas se “comunican” entre sí, y mucho menos se integran eficazmente con los sistemas de la empresa.

Sin embargo, ahora se presta mucha más atención a la transformación digital de las operaciones. La aparición de soluciones en la nube ha creado un deseo de estandarización e integración. Reunir a los departamentos de TI y de operaciones es fundamental para ayudar a impulsar los planes de cambio.

Necesitan colaborar en un enfoque basado en el valor que especifique los objetivos a corto, medio y largo plazo que permitirán una transición eficaz a un nuevo mundo de operaciones digitales y resolverán algunos retos persistentes. Estos van desde el aumento de los tiempos de inactividad no planificados hasta el aumento de los costos y la disminución de los rendimientos.

Los datos no están disponibles donde y cuando se necesitan o con el nivel de calidad adecuado. El mantenimiento es ad hoc y reactivo, y los activos antiguos son especialmente susceptibles de sufrir fallos. Los sistemas complejos son difíciles de mantener. Todo esto, y más, tiene un impacto directo en los KPI operativos.

Lograr una “visión única” de las operaciones

Los activos en herramientas separadas requieren un considerable intercambio de datos entre ellas, con todas las implicaciones que esto conlleva en cuanto a complejidad y posibles errores. La integración de la información de los sistemas puede hacer realidad capacidades avanzadas como el análisis predictivo y prescriptivo. Aunque muchas de estas funciones existen desde hace mucho tiempo, la unión de los sistemas está abriendo la puerta a su uso eficaz y a la introducción de toda una serie de nuevas funciones. Por ejemplo, con los objetivos medioambientales cada vez más importantes, el “cristal único” que pueden crear los sistemas integrados está proporcionando un mayor control, visibilidad y capacidad para lograr nuevos resultados.

La visión única permite un enfoque sistémico que identifica las causas fundamentales de los retos y ofrece una nueva forma de abordarlos. Proporciona una visión completa para resolver los problemas subyacentes -en lugar de tratar sus síntomas-, permitiendo una nueva perspectiva en todo el panorama de los activos, obteniendo información procesable a través de los análisis, y poniendo las herramientas digitales en manos de los usuarios.

Sin embargo, hay muchas áreas más allá de la tecnología que deben abordarse para lograr operaciones digitales eficaces. Por ejemplo, los datos deben estar disponibles en las cantidades y con el nivel de calidad adecuados. También es fundamental poner la información correcta en manos de los trabajadores para que puedan hacer uso de la información. Y, sobre todo, se necesita un cambio de comportamiento significativo y una mejora de las competencias para garantizar que se aprovechen al máximo las ventajas de las nuevas soluciones.

Las empresas deben avanzar hoy hacia la Industria X, es decir, ir más allá de la digitalización y alcanzar la empresa inteligente a través de las nuevas tecnologías. De esa forma, lograrán contar con activos inteligentes, aceleradores y las metodologías que les ayudarán a aprovechar un nuevo paradigma operativo y acelerar la transformación de las operaciones para la era digital.