En el “boom” por las energías limpias, la geotermia vuelve a tomar relevancia por el tremendo potencial volcánico que sitúa a Chile como uno de los países con mayor capacidad de generación eléctrica limpia, estable y permanente.

Chile forma parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, porque frente a sus costas convergen las placas de Nazca y Sudamericana, formando una zona de subducción cuyas consecuencias se evidencian en los más de 200 volcanes activos y en los frecuentes terremotos. Es uno de los países del mundo con mayor cantidad de volcanes en relación a su superficie, entre los que destacan el Villarrica, Llaima, Calbuco y Chaitén. Según datos del Ministerio de Energía, nuestro país tiene un gran potencial geotérmico estimado en 3.500 MW y en 2017 se inauguró la primera planta geotérmica de América del Sur con un total de 48 MW.

A diferencia de otras fuentes de energía renovable, como la energía eólica y la solar, la geotermia no depende de las condiciones climáticas, lo que ofrece una ventaja notable. Además, es energía limpia: no es necesario quemar combustibles fósiles como gas, carbón o petróleo en su proceso de extracción, y los campos geotérmicos producen una fracción minúscula del dióxido de carbono que emiten las plantas alimentadas con gas. Aun así, la energía geotérmica tiene sus desventajas, ya que depende de la ubicación por naturaleza y su uso está limitado a poco más de 20 países. Además, el costo de la energía sigue siendo muy alto, debido en parte al gasto inicial en la exploración y en la instalación de las plantas generadoras.

El mayor productor de energía geotérmica es Estados Unidos, que alberga el campo geotérmico más grande del mundo: los géiseres en California, que albergan más de 20 plantas de energía con una capacidad instalada superior a 1,5 GW. La energía geotérmica también es muy abundante en Islandia.

Al día de hoy, en Chile solo existe una planta geotérmica en funcionamiento, “Cerro Pabellón” en el altiplano del desierto de Atacama en la Región de Antofagasta, operada por Enel Green Power, con una generación de 48 MW y con una extensión que en los próximos meses generará 33 MW más.

Además, en etapas tempranas de desarrollo se encuentran tres proyectos más:

• Mariposa, en la Región del Maule, con una potencia estimada de 240 MW.

• Peumayén, en el límite de la región de la Araucanía y el Biobío, con potencia estimada en 300 MW.

• Tinguiririca, en la Región de O´Higgins, con potencia estimada en 200 MW.

De acuerdo a estudios en el área, se espera que en 2050 se puedan generar 2.100 MW para inyectarlos al sistema. De hecho, la “Mesa de Geotermia”, conformada por el Ministerio de Energía, el Consejo Geotérmico, la academia y otros actores de la industria, cifró en 3.800 MW el máximo potencial de generación de electricidad a partir de este tipo de energía renovable, con inversiones que podrían superar los 20 mil millones de dólares. De esa forma, Chile podría convertirse en un actor relevante de esta industria al generar el 20% de la energía geotérmica del mundo.

La energía geotérmica es una fuente de energía renovable que utiliza el calor de las profundidades de la Tierra para generar energía. Las plantas geotérmicas requieren altas temperaturas (entre 150°C y 370°C) que provienen de recursos hidrotérmicos (vapor y agua), y al no ser afectadas por variaciones climáticas, producen energía constante con un factor de capacidad entre el 60% y 90%.

Hay distintos procesos que se pueden realizar para aprovechar la energía geotérmica. Los más utilizados son:

• Plantas de vapor flash: toman agua caliente a alta presión de profundidades de la Tierra y la convierten a vapor para impulsar las turbinas del generador. Cuando el vapor se enfría, se condensa el agua y se devuelve al pozo para volver a utilizarse.

• Plantas de vapor seco: utilizan vapor seco para encender turbinas y generar electricidad a través del generador.

• Plantas de ciclo binario: transfieren el calor de agua caliente a otro líquido, el cual se evapora para activar un generador eléctrico.

Con todo este potencial geotérmico, inmediatamente surge la pregunta: ¿por qué la industria geotérmica chilena sigue en pañales? Y la respuesta, durante los últimos 20 años, también ha sido inmediata: el riesgo geológico y el riesgo financiero, representados por la baja probabilidad de encontrar un reservorio geotérmico y los altos costos de inversión involucrados en las perforaciones exploratorias.

Sin embargo, las nuevas tecnologías, los fondos de inversión y sobre todo la necesidad imperante de avanzar en las metas de descarbonización, hacen que la energía geotérmica vuelva a aparecer como una de las principales opciones para la reconversión de las plantas termoeléctricas a carbón que ya se están retirando progresivamente.

La geotermia puede ser la energía que se necesita para la transición energética de Chile, un óptimo reemplazo al carbón, y un gran complemento a otras energías relevantes en nuestro sistema eléctrico como la solar y la eólica.