Chile tiene acuerdos de libre comercio con grandes potencias mundiales, los cuales nos benefician como puerta de entrada a Latinoamérica. Por lo mismo, se requiere una mayor competitividad global de nuestros productos electrónicos. La industria electrónica de Argentina es 10 a 20 veces más grande que la chilena y está en proceso de "booming". La de Brasil es 10 veces más grande que la Argentina. A diferencia nuestra, ellos gozan de una economía protegida, con mercados que aseguran una demanda interna, pero su demanda de exportación no es tan abundante. Del resto de los países, el que más llama la atención es Ecuador, donde tuve la oportunidad de conocer una moderna fábrica de circuitos impresos, con una carga de trabajo para su mercado local del orden de 50 m²/mes, que es la carga que tenía nuestra industria hace unos cuatro años. Por otro lado, Taiwán ya no es la fábrica del mundo, ya que muchas de sus empresas fabrican en China. Por ello, en los países desarrollados la industria electrónica se ha contraído, pero sigue desarrollándose, aunque a menor escala. Además de una demanda creciente de flexibilidad con lotes menores y la soldadura sin plomo, la tendencia indica que la fabricación de electrónica de productos masivos continuará haciéndose en países de menor costo de mano de obra y cercanos a los de consumo. Pero, persisten las necesidades de fabricación local de electrónica para aplicaciones especiales, como defensa, telecomunicaciones, electromedicina, energía, transporte, logística y diversos procesos industriales. Estos son los actuales motores de la industria electrónica en los países desarrollados. La Industria Electrónica en Chile Nuestro país se conoce como exportador de "commodities", tales como cobre, fruta, vino y productos forestales, marinos y acuícolas. Estos son algunos de los sectores donde nuestra industria puede desarrollarse, resolviendo sus necesidades de instrumentación y control con soluciones a la medida, sustituyendo importaciones y a costos muy inferiores. Ultimamente, hay grandes demandas de electrónica en las telecomunicaciones y el transporte, las cuales debieran ser mejor cubiertas por nuestra industria. Pero, descontando todo lo bueno, existen situaciones que deben remediarse en algunos participantes: Clientes Pérdida de confianza debido a las malas prácticas de algunos fabricantes. Favoritismo emocional por el acto de importar en vez de comprar localmente, basado en que "si es chileno, no es bueno". Proveedores Optimizar la capacitación de los vendedores y su compromiso por el servicio a sus clientes. Mejorar el stock de componentes, insumos y productos utilizados en la industria. Diseñadores y Fabricantes Mejorar la conciencia de lo delicado que son los pro-cesos de ensamblaje, por ejemplo, la soldadura y la electroestática. Los diseñadores deben aceptar que los fabricantes subcontratistas intervengan en el diseño, pues éstos deben cumplir con estándares internacionales de calidad y funcionamiento, con componentes económicos. Utilizar las soluciones ya existentes en el diseño, fabricación y pruebas, especialmente prototipos. Algunas empresas, en vez de adquirir una máquina para instalar componentes (pick and place), intentan inventarla, ignorando que hay empresas dedicadas a ello. Mejorar las técnicas de mercadeo. No basta con la capacidad de diseñar un buen producto, sino que también hay que promoverlo y darle servicio de postventa, maximizando la confianza en los clientes. Estamentos Educacionales Lograr un mayor compromiso en los docentes para enseñar las últimas tecnologías de diseño, reparación y fabricación de electrónica. Por ejemplo, es común ver profesores que no enseñan a soldar a los alumnos y cuando éstos comienzan a trabajar generan muchas fallas. Motivar el sentimiento emprendedor. Muchos alumnos podrían llegar a ser grandes empresarios de la electrónica. Gobierno Convencerse de que la electrónica chilena es parte del motor del desarrollo nacional. Es estratégico. Se ha obtenido buen apoyo, pero se requiere una mejor promoción de la marca Chile en el mercado externo. En los representantes internacionales de ProChile se requiere de un renovado conocimiento de los atributos de nuestros productos y servicios. Agilizar los procesos de propiedad intelectual y eliminar las inconsistencias observadas en trámites aduaneros de importación. A pesar de que Chile atraviesa una buena situación política-económica, en electrónica no clasificamos en el grupo de "alto performance". Nuestro pequeño mercado local puede ser suficiente para las pequeñas empresas que diseñan y fabrican equipos electrónicos, con algunas exportaciones puntuales, pero si no se aplican los elevados estándares internacionales de aseguramiento de calidad, funcionalidad e investigación y desarrollo, la comer-cialización de dichos productos, especialmente en la exportación, será de corto plazo considerando que participamos de una economía global que no perdona cuando aparecen productos mejores y más baratos.
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