En gran parte de los países desarrollados, la relación entre el mundo universitario y el sector productivo comenzó a desarrollarse hace 20 ó 30 años, y están dirigidas por organismos e instituciones encargadas de fomentarla y fortalecerla. Como señala Fernando de Mayo, Vicepresidente de la Asociación Chilena de Control Automático, ACCA, y Profesor de la Universidad de Chile, "en Estados Unidos está la Oficina de Transferencia y Tecnología en lineamientos para la relación Universidad y la Industria, que funciona muy bien hace muchos años, y en España, por ejemplo, existe una fundación con cerca de 300 empresas asociadas, y están trabajando de manera permanente en temas de desarrollo".

Según Jorge Carranza, representante de la Universidad de Concepción, "en países como Finlandia hay una relación estrecha entre empresa y universidad, por lo tanto es necesario que existan en Chile políticas para fomentar ese vínculo, como una manera de proyectar el futuro de Chile".

Para de Mayo, en nuestro país queda bastante camino que recorrer en este sentido. Según los especialistas, su desarrollo pasa fundamentalmente por un tema económico, y es por eso que el anuncio de recursos para ciencia e investigación a partir del royalty minero, anunciado recientemente en Expomin y en la entrega de recursos FON-DEF-Conicyt por parte del Gobierno, abren grandes expectativas.

Royalty y desarrollo

Para Marcelo Guarini, Profesor de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Católica, el tema del royalty para financiar, entre otras cosas, la relación industria-universidad, permitiría poner en la mesa la discusión sobre cómo puede aportar la universidad al sector productivo y de qué manera podría beneficiarse la empresa de la investigación universitaria para desarrollar más y mejores negocios. "Nuestra experiencia con la empresa privada nos deja claro que hay expectativas muy grandes hacia las universidades y, probablemente, un desconocimiento respecto a cuánto cuesta realmente la investigación, de los tiempos involucrados, y que como en todo proyecto hay riesgos, los que las empresas no siempre consideran", indica Guarini.

Pedro Arrau, Director de Ingeniería Informática de la Universidad Diego Portales, señala que para aportar al desarrollo de un vínculo concreto entre Academia e Industria, "como universidades podríamos invertir en esta idea y educar a las empresas, porque la adopción de están-dares, tecnologías y tendencias se logra cuando hay educación al respecto, y por eso estamos tratando de marcar linea-mientos claros en ese sentido. Concretamente, en conjunto con Asexma estamos iniciando gestiones para ir generando esta relación, e incluso empresas importantes nos están apoyando en esta iniciativa".

En opinión de Holman Ortiz, Director de la Escuela de Ingeniería Electrónica de la Universidad Iberoamericana, "el trinomio entre Empresa, Universidad y Estado se viene discutiendo hace muchos años, pero para desarrollar esta relación de verdad la universidad debe transformar su estructura para poder responder a los requerimientos de la empresa. Hasta ahora sólo se ha hecho investigación de buen nivel a través del FONDEF-Conicyt, que en general no está orientado a resolver problemas de Chile sino de otros países, y el otro tipo de prestación son servicios puntuales a empresas y capacitaciones, pero sin desarrollo de por medio. Para cambiar este escenario la primera medida debe ser dividir docencia e investigación, así como en España, donde existen más de 30 centros de investigación independientes de las universidades, orientados a generar soluciones y productos para las empresas".

Capacidad versus requerimientos

Como señala Cristián González, Director de la Asociación de la Industria Eléctrica-Electrónica de Chile, AIE, muchas veces los requerimientos de la industria no van a la par con la realidad tecnológica que están enseñando las universidades a sus alumnos. Entonces, ¿cómo generar una dinámica en ese sentido, para que los alumnos estén preparados para resolver los requerimientos de las empresas con la tecnología de hoy?.

Una positiva iniciativa, en ese sentido, fue el Congreso de Educación e Ingeniería realizado recientemente, donde se analizó la formación académica basada en competencias, para insertar a los alumnos en el contexto real en que se desarrolla la empresa hoy, para lograr que sean un aporte verdadero.

A juicio de Juan Herrera, Académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Coordinador del Grupo de Automática de la Universidad de Santiago de Chile, USACH, la empresa ve a la universidad desde dos puntos de vista. "En el plano académico, mi percepción es que valoran el aporte en conocimiento que hace la universidad, pero en cuanto a investigación mi opinión es que no existe plena confianza respecto de lo que el mundo universitario puede entregar", indica Herrera.

Para Luis Camilla, Director de Carrera de Electricidad y Electrónica de DUOC, "es tiempo de que las universidades e instituciones de formación entiendan que la educación superior es de alguna manera una industria, con oferta, demanda y precios". En este sentido, Jorge Carranza indica que la Universidad de Concepción desde hace un tiempo cambió la estrategia y recorre las empresas para entender qué soluciones necesitan, para después ofrecérselas.

El camino que queda por recorrer

Hugo Tirado, Director de la Escuela de Electrónica y Telecomunicaciones de la Universidad Mayor, señala que desde sus inicios la institución partió desde una premisa diferente. "Cuando la universidad se formó la filosofía fue tratar de nunca alejar la formación académica de los alumnos de la realidad de la empresa. Por eso, todos nuestros profesores son ejecutivos de empresas y, gracias a esa interacción cotidiana de ambos mundos, hemos podido entregar soluciones a empresas como Colbún, CMPC, Metro y Papelera, a través de proyectos de título. Creemos que hay que partir por establecer lazos de confianza y eso se hace trabajando desde cerca, conjuntamente".

Según Luis Camilla, es vital anticiparse a las necesidades de la universidad, y ser mucho más proactivos que reactivos. "Es necesario crear unidades al interior de las universidades para identificar cuáles serán las necesidades de la industria mañana, para trabajar en ellas hoy y así poder entregárselas cuándo las necesiten".

Para Renato Salinas, Académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Santiago de Chile, USACH, muchas veces las empresas no valoran lo que las universidades pueden entregarles, "fundamentalmente porque existe un desconocimiento de lo que las casas de estudio pueden entregar. Hay que trabajar en eso, mostrando lo que el mundo universitario puede hacer por la empresa". Pero como señala Cristián González, a pesar del camino que falta por recorrer en el tema de universidad-empresa, y de los temas pendientes para acercar el mundo universitario al sector productivo del país, las experiencias exitosas, donde las universidades han entregado soluciones eficientes a la industria, proyectan muy buenas expectativas a mediano y largo plazo.