¿La telemetría se aplica a la agricultura? La telemetría es la ciencia o el proceso de recopilación de información sobre objetos que se encuentran lejanos y la transmisión de dicha información (de manera electrónica) hacia algún lugar. Permite la medición remota de magnitudes físicas y el posterior envío de esos datos hacia un centro de operaciones o donde se ubique el usuario, posibilitando así el uso de la información para monitorizar y/o controlar un proceso en el sitio remoto.
En los sistemas modernos de telemetría, el envío de información hacia la central de operaciones o usuario se realiza preferentemente mediante enlaces de comunicación inalámbrica, aunque también se puede lograr por otros medios físicos, como, por ejemplo, redes de computadoras, fibra óptica o sistemas cableados. Los sistemas de telemetría admiten la transmisión de datos como así también de instrucciones para el control de dispositivos finales; el sistema permite la recepción de las instrucciones y de los datos necesarios para operar desde un centro de control o estación base. La modernización de la agricultura Una industria que recientemente ha incorporado estas tecnologías en sus procesos es la agricultura, la que está viviendo un proceso de modernización, donde se busca uniformizar el rendimiento de una explotación agrícola mediante el análisis sobre variables relacionadas tanto con el terreno como con el clima; todo ello acompañado de objetivos como alcanzar alta eficiencia en el uso de los recursos empleados, mejorar la rentabilidad, lograr la sustentabilidad del negocio, cumplir con estándares y reglamentaciones internacionales para acceder a nuevos mercados, entre otros.
Es necesario destacar la relevancia de contar con sistemas de telemetría en la agricultura, los que se denominan “Telemetría Agrícola”, considerando que es una herramienta innovadora para la gestión de cualquier explotación agrí- cola. Esta técnica es usada para obtener datos de campo, como ser condiciones en el suelo, los cultivos, el clima, maquinaria, personal, etc. Como se indicó en el apartado anterior, esta técnica requiere de la instalación de dispositivos electrónicos equipados con sensores y equipos de comunicación que midan las variables y/o parámetros de interés; de esta forma, se puede conocer el estado de humedad del suelo, las condiciones de los cultivos, las condiciones climáticas que puedan ser desfavorables, saber el posicionamiento de las máquinas en el lote y sus rendimientos, entre otras muchas más variables. Todos estos datos se transmiten a la estación base, donde computadoras los almacenan, analizan e interpretan (mediante software específicos) a fin de generar información clasificada que administran los productores mediante aplicaciones tipo web o de teléfono móvil.
Con estas herramientas, los productores pueden centralizar toda la información en una oficina de monitoreo y, a su vez, recorrer los campos o lotes con dispositivos portátiles (como tablets, notebooks o teléfonos móviles) para conocer potenciales problemas referidos a contingencias climáticas, condiciones de humedad en los suelos, zonas donde se detectan enfermedades o problemas en los cultivos, estado de los equipos de riego, situación de la maquinaria, ubicación del personal, entre otros; todo ello con data actualizada en tiempo real. Riego de precisión, un ejemplo de aplicación Una de las principales aplicaciones de la telemetría agrícola es la relacionada a la optimización del riego, particularmente ahora cuando nos encontramos en medio de una sequía de carácter amplio en nuestro país. El concepto de riego de precisión (RP) está aún en su etapa inicial, y en la bibliografía, se le denomina bajo diferentes formas, mencionándose como “riego prescriptivo”, “riego a demanda”, “riego sitio especifico”, “riego de tasa variable”, “riego diferencial de precisión”, “riego inteligente” o “riego diferenciado”, entre otras.
El riego de precisión utiliza la tecnología disponible para programar el momento, la frecuencia y el tiempo adecuado, según las características del cultivo, la configuración del sistema de riego, el clima y suelo del predio. Así, es posible determinar la cantidad de agua que necesita la planta en el momento adecuado.
Uno de los objetivos es mantener los cultivos en un estatus de humedad óptimo llamado “capacidad de campo” para que, a su vez, el cultivo exprese su potencial productivo. Mediante esta capacidad, la planta cuenta con suficiente humedad y disponibilidad de aire en los poros del suelo e invertirá una mínima energía en sus procesos fisiológicos y productivos. De esta manera, el agricultor maximiza sus cosechas en cantidad y calidad. Para que eso sea posible, debe, como ya hemos dicho, instrumentar esas características al tomar la decisión en materia de riego. La pertinencia de saber cuándo regar implica controlar la humedad en un cultivo para que su respuesta productiva sea óptima. En relación con cuánto regar, se vigilan los costos con beneficios, expresados a través de indicadores como menor consumo de energía (asociado a menos horas de uso de motobombas) o ahorro de fertilizantes, mano de obra y, por supuesto, agua. Artículo gentileza de Veto. / www.veto.cl |