Carolina Lagos Aguirre.

¿Cómo está impactando la “Cuarta Revolución Industrial”?
La “Cuarta Revolución Industrial” hace un llamado a la industria minera para que mire la incorporación de nuevas tecnologías desde una perspectiva mucho más integral, no de forma aislada. Como indica Klaus Schwab en su libro “La Cuarta Revolución Industrial”, una de las principales conexiones entre las aplicaciones físicas y digitales y que ha habilitado esta revolución es el Internet de las Cosas (IoT).

El IoT puede verse como una relación entre las cosas (productos, servicios, lugares, etc.) y las personas, como resultado de las tecnologías y plataformas conectadas. En la actualidad, hay miles de millones de dispositivos conectados en todo el mundo y su número continuará aumentando. En este sentido, debemos estar alertas a la manera en que gestionamos las cadenas de suministro al permitirnos controlar y optimizar los activos y las actividades a un nivel muy específico. La Industria 4.0 tendrá un impacto transformador en todas las industrias, incluida la minería.

¿En qué sentido?
Por ejemplo, en la última década, la Inteligencia Artificial (IA) ha incrementado su desarrollo y aplicación por sus altos beneficios, como la capacidad de crear modelos predictivos e incorporar, en sistemas robotizados, comportamientos que favorecen el entorno tanto social como productivo, entre otras aplicaciones.

Por otra parte, la sensorización a mayor escala en la minería es clave para mejorar la precisión de la producción, permitiendo, por ejemplo, reducir el uso de recursos naturales; estar alerta al acontecer diario, no solo del proceso sino de los trabajadores, pudiendo conocer su comportamiento, localización y salud, entre otros, para poder actuar cuando sea necesario.

Como mencioné, los sensores y muchos otros medios para conectar el mundo físico a redes virtuales, se incrementan día a día, y cada vez más son pequeños, de bajo costo e inteligentes.

Otro aspecto que destaca Klaus Schwab dice relación con los enfoques radicalmente nuevos que ha creado la revolución digital y cómo revolucionan el trabajo en equipo. Un ejemplo de ellos es la tecnología blockchain, un protocolo seguro por el que una red de computadores verifica colectivamente una transacción antes de que pueda ser registrada y aprobada. En esencia, el blockchain es un “libro de contabilidad” compartido, programable, criptográficamente seguro y confiable, que ningún usuario individual controla, pero que permite ser inspeccionado por todos.

¿Dónde se encuentran las principales oportunidades de mejora para la minería?
Si bien hay espacio de mejora en muchas áreas de la minería, creo que es fundamental centrar nuestra atención en las más susceptibles del proceso minero, como es la seguridad de las personas. De acuerdo a datos entregados por Cochilco (2017), las áreas de minería subterránea y de mina rajo muestran los mayores índices de accidentabilidad. Por esta razón, se hace necesaria una sensorización de más alto nivel, para captar así posibles anomalías del proceso antes del siniestro o accidente. De igual modo, la robotización y telemetría alejan al hombre de un contacto directo con la producción, mejorando su calidad de vida y reduciendo la accidentabilidad.

En la minería, todo es perfectible; si hablamos de gestión de datos, por ejemplo, nos vemos en la necesidad de incorporar sistemas de Big Data.

En términos de adopción tecnológica, ¿cómo caracterizaría la industria minera chilena?
En la pequeña y mediana minería, existe una cultura menos orientada a la innovación y menos recursos para la inversión, por lo que es más complejo contar con personal altamente capacitado e incorporar tecnología. Además, el comportamiento cultural de los equipos directivos, también afecta directamente la innovación.

En el caso de la gran minería, el personal contratado está mucho más capacitado. No obstante, a pesar del esfuerzo realizado, no es suficiente y siguen existiendo falencias en adopción tecnológica.

¿Es la minería una industria “atrasada” en este sentido?
Si se compara con el resto de procesos productivos a nivel global, nuestra industria minera tiene algunos de los procesos más atrasados en términos de incorporación tecnológica. En este sentido, hay un gran desafío por enfrentar, ya que no basta solo adoptar tecnologías para aumentar la producción de mineral por hora, sino que, en la actualidad, es fundamental la implementación de tecnologías para proteger el medioambiente y reducir el uso de los recursos naturales, entre otros grandes temas a nivel mundial.

¿Es el capital humano una barrera para la adopción de nuevas tecnologías?
El capital humano debe ser capacitado en forma permanente; si esto no sucede, se impacta negativamente la adopción de nuevas tecnologías al proceso productivo. La “no-capacitación” produce grandes barreras para la adopción de nuevas tecnologías. La “resistencia a lo nuevo” afecta el buen funcionamiento en las organizaciones, generándose el “temor a lo desconocido”.

Un punto que no debe olvidarse es que, aparte de ser capacitado, el trabajador debe obtener beneficios del uso de las nuevas tecnologías, debe sentir que estas le son útiles y que cuenta con las capacidades requeridas para utilizarlas. Si no se gestiona correctamente la resistencia al cambio y no se prepara al trabajador para adoptar sus nuevas herramientas, las nuevas tecnologías simplemente no se utilizarán y quedarán desconectadas del proceso, y la inversión realizada se transformará en pérdida para la empresa.

Por lo anterior, debe existir una estrecha relación entre los distintos niveles de la organización para estar alineados estratégicamente en los requerimientos de nuevas tecnologías a incorporar en el proceso productivo, así como el conocimiento requerido por los recursos humanos. Asimismo, se debe tener en cuenta que la capacitación debe ser permanente, dado que la evolución tecnológica es muy dinámica y se acelera cada vez más.