Las compañías mineras han realizado esfuerzos notables por bajar sus costos y cumplir sus planes de producción, pero… ¿qué les depara el futuro? Las organizaciones chilenas del sector tuvieron 20 años de crecimiento económico ininterrumpido, y hoy enfrentan tanto desafíos cruciales como nuevas oportunidades para enfocar su crecimiento. La innovación se ha convertido ya no solo en una apuesta, sino en una obligación.

La transformación digital en este sector se ha convertido en un impulsor crucial para mejorar los resultados y abordar la productividad desde otro punto de vista. Y si bien la industria minera tiene una larga historia de adopción de nuevas tecnologías -como sistemas de control avanzado de planta, almacenamiento de datos casi en tiempo real y transporte automatizado, por nombrar algunas-, la actual tasa de progreso digital está fuera de sincronización con la escala de oportunidad para muchas compañías.

De acuerdo al estudio “La desconexión digital: ¿problema u hoja de ruta?”, elaborado por EY, solo el 31% de los 700 encuestados dentro del sector expresó que la transformación digital está entre las prioridades de la agenda en sus organizaciones, mientras el 15% reveló que no lo tiene para nada contemplado.

Estas cifras son un llamado de alerta y obedecen a variados problemas prácticos que continúan desafiando a la industria y que se han convertido en obstáculos que dan paso a una desconexión entre la visión de las compañías mineras de un futuro digital y la capacidad de efectivamente alcanzarla. Entonces, la pregunta que les quiero plantear es: ¿La transformación digital es la respuesta a los desafíos de las empresas mineras?

La respuesta no es simple, porque en un mundo de minas más profundas y complejas, el aumento de los costos de energía, los riesgos sociales y geopolíticos, la escasez de infraestructura y el nacionalismo de los recursos, colocan a las empresas mineras bajo extrema presión para controlar los costos y aumentar la eficiencia, y adoptar cualquier solución tecnológica solo por “estar” haciendo transformación digital, puede aumentar aún más los problemas de las empresas. La tecnología está llegando cada vez más rápido a las operaciones y a la administración y abre exponencialmente nuevas oportunidades para las empresas mineras, pero saber por dónde partir es la clave para realmente aprovechar y sacar el máximo valor de la transformación digital. Por esto, entender dónde está el problema e invertir en solucionarlo es la clave de éxito. El mayor error de los presidentes y miembros del directorio es crear una pequeña sociedad secreta de expertos en innovación, que luego le dicen al resto de la organización la mejor forma de hacer crecer el negocio. Claramente, esto no va a funcionar nunca. De hecho, no es poco usual encontrar soluciones muy innovadoras que no resuelven ningún problema real y, obviamente, existen varios problemas en la industria minera que aún no tienen solución.

¿Dónde está el futuro?

Pero mi pregunta inicial fue cuál es el futuro de la minería, y recientemente tuve que respondérsela a una compañía minera muy importante en Chile. Mi conclusión fue que el futuro es una minería sin accidentes, una minería sustentable y amigable con el medioambiente, y una minería rentable y que opera en los estándares de productividad de la manufactura. Y toda la inversión en la transformación digital debería ser direccionada a solucionar estos problemas, con el objetivo de agregar valor al negocio, a la sociedad y a las personas que son parte de esta industria. En realidad, la pregunta debería ser: cómo la transformación digital puede ayudarnos a lograr estos objetivos y qué proporción del crecimiento del gasto de CAPEX debería invertirse en digital para transformar las empresas mineras.

Las condiciones más favorables en minería hacen esperar que las inversiones en el sector vayan a aumentar a medida que las empresas se pongan al día con la falta de desembolsos en los últimos cinco años y que se enfoquen en la creación de valor de las operaciones. Esto volverá a encender el dilema de dónde asignar el capital. Históricamente se centran en comprar activos, construir nuevas operaciones o desarrollar nuevos proyectos; pero la nueva pregunta que está latente en la cabeza de los miembros del directorio es cuánto invertir para transformar digitalmente sus operaciones existentes.

De acuerdo al estudio de EY “Principales desafíos de las empresas en Chile”, la incorporación de tecnologías disruptivas en la próxima década es vista como fundamental para el 50% de los ejecutivos del sector de minería y energía que fueron consultados. En tanto, un 60% de los consultados afirmó que durante los próximos años incorporará Big Data; un 43% invertirá en Internet de las Cosas (IoT), mientras que un 40% lo hará en Ciberseguridad.

Las empresas mineras han comenzado a avanzar en el uso de la tecnología digital para mejorar la productividad, pero centrarse solo en ese aspecto no es suficiente para generar una ventaja competitiva. Adicionalmente, para muchas compañías este no ha sido un camino fácil de seguir y se han encontrado con muchos obstáculos difíciles de superar.

El problema se agrava al ver algunas estadísticas. Según Forbes y el Genpact, un 84% de las empresas falla en transformarse en esta era digital, desperdiciando aproximadamente $400 mil millones al año en transformaciones digitales que no cumplen lo que prometen. Las organizaciones no logran captar todo el potencial de la Revolución Industrial 4.0 debido a la falta de alineación, velocidad y enfoque de liderazgo. Por esto, les dejo cinco principios claves para ayudar en la creación de una cultura de innovación:

1. Confiar con desconfianza: una cultura donde los errores sirven para aprender y mejorar es fundamental para que las personas puedan usar la creatividad para tratar de resolver problemas sin el miedo del fracaso.

2. Construir habilidades digitales: es muy importante invertir en las personas y la capacitación es fundamental para generar las habilidades en un proceso de este tipo.

3. Ejecutar navegando: intentar mover toda la empresa de una sola vez es muy complicado, lo ideal es seguir navegando el buque gigante en la dirección definida y tener pequeños barcos que puedan testear nuevos negocios, procesos o productos.

4. Innovar continuamente: la innovación es un proceso continuo de llevar las ideas desde el inicio hasta el impacto. Por ejemplo, cuando Steve Jobs volvió a Apple tardó cinco años para lanzar el primer iPhone y, desde entonces, la empresa sigue innovando continuamente.

5. Empezar desde el problema: las ideas en un proceso de innovación tienen que nacer desde un problema real en las organizaciones, la innovación es el puente entre los problemas y la solución.


La verdadera innovación no ocurre en una caja negra alejada de los problemas reales que afectan el trabajo diario de las organizaciones. Esta tiene que ser abierta, transparente y colaborativa, siendo parte de la cultura de la empresa, de la mentalidad y de la responsabilidad de todos los que componen la compañía o institución.