Para quienes fabricamos y distribuimos equipos de iluminación de emergencia, desde hace unos meses nos rige un nuevo protocolo de certificación para equipos (tanto estándar como industriales) que complementa la actual normativa.

En este caso, la certificación se basa en el protocolo de ensayo de seguridad de producto eléctrico 5/23:2017, aplicado a los productos de iluminación de emergencia de la clasificación estándar, correspondiente a aquellos utilizados en espacios interiores que no presentan muchas exigencias desde un punto de vista atmosférico, acústico o de altitud. Este protocolo comprende pruebas tanto destructivas como de fotometría, de temperatura y de rendimiento de partes y piezas en general; y permitirá controlar y aumentar la calidad de las unidades que se comercializan en el mercado.

En este sentido, hemos visto (más comúnmente de lo que nos gustaría) que equipos (por lo general, de procedencia extranjera) tienen una vida útil de no más de dos encendidas. Para evitar estas situaciones, es oportuno que el mercado eleve sus estándares a través de pruebas y ensayos muy precisos y rigurosos, para que posteriormente fabricantes y distribuidores obtengan las certificaciones y permisos requeridos para comercializar los productos.

Equipos Industriales

Pero, ¿qué pasa con aquellos sistemas de iluminación de emergencia para grandes industrias, como la minería? Pues bien, para este tipo de mercados, la nueva norma excluye del protocolo 5/23:2017 a los equipos que se usan en el rubro de Industria y Minería. En este escenario, estos productos cuentan con un certificado de Índice de Protección (IP) para ratificar calidad y resistencia, tal como lo indica el nuevo protocolo.

Como fabricantes, entendemos que estas certificaciones (tanto la de protección IP como las vinculadas al protocolo 5/23:2017) dan al cliente la garantía que su producto está probado y aprobado por todos los organismos correspondientes, y que, ante la eventualidad de una falla, expertos y profesionales competentes pueden resolver cualquier falla o avería. Como conclusión, cabe recalcar que este nuevo proceso de certificación para equipos de iluminación de emergencia es un avance muy relevante para el mercado; no obstante, el principal beneficiado, más que los fabricantes, productores y distribuidores, será el cliente final, pues podrá estar seguro de que estará usando un producto de calidad, con una vida útil mayor y con la seguridad de que va a estar cubierto ante una situación de emergencia.