Como combustible para grupos electrógenos, ¿por qué el gas ofrece una mayor confiabilidad?
Creemos que la descarbonización, la restricción de emisiones, las complicaciones y costos asociados que tiene el diésel, hace mucho más atractivo el uso del gas como combustible para los grupos generadores. En este sentido, hay estudios del MIT, del Departamento de Energía estadounidense e incluso de los mismos distribuidores eléctricos de ese país, que indican que la disponibilidad del gas es casi de 99,999%. Si la comparamos con la red eléctrica, esta última tiene una pésima tasa de disponibilidad en muchos lugares, especialmente en los más alejados de las ciudades.

Por su parte, un generador diésel tiene varias desventajas: depende mucho del factor humano, tiene mayores mermas, y mayores emisiones. De hecho, veo complicado hoy en día que, en Santiago, uno de estos generadores pueda cumplir con las regulaciones ambientales; en cambio, un equipo a gas no genera ningún tipo de material particulado, que es la norma más restrictiva para los generadores.

¿Cómo se reflejan estas ventajas en el costo del proyecto?
Con un generador a gas, se ahorra cualquier componente adicional que necesita un equipo diésel, y al comparar los costos de capital inicial entre ambas opciones, se igualan o mejoran con los grupos electrógenos a gas.

En relación a los costos operativos, un equipo a gas evita los gestos adicionales que implica la utilización del diésel. Por ejemplo, el diésel demanda un almacenamiento de combustible, mientras que el gas está en el gasoducto y se va consumiendo a medida que se requiere. De igual modo, hay que tener una buena gestión del almacenaje del diésel; no puede estar almacenado por un largo tiempo porque se le generan ceras, se contamina. El diésel de bajo azufre es aún más sensible y demanda un mantenimiento mucho más periódico.

Esas son diferencias que el cliente muchas veces no ve y que impactan directamente en el costo de propiedad de un grupo generador.

¿Qué tipo de motorización domina actualmente el mercado estadounidense?
Bajo 150 kVA, el diésel sigue dominando. Sin embargo, el gas está ganando terreno: en 2013, el 28% de los generadores eran a gas; en 2016, esa cifra subió a 38%, y estimo que hoy en día estamos en torno a un 40-45%. Y este crecimiento se debe especialmente a las restricciones que presenta el uso del diésel en las grandes ciudades, como lo son, por ejemplo, el manejo de combustibles y las emisiones de material particulado.

¿Qué barreras tiene que superar el gas para ganar más mercado en Chile?
Cada país, cada cliente, es diferente. En el caso particular de Chile, los clientes están temerosos de invertir en equipos a gas y que vuelva a pasar un escenario como el del corte del gas argentino. Asimismo, mucha gente tiene temor a usar este combustible, cuando, en realidad, es un combustible muy seguro.

No obstante, el desafío más importante a superar es que, por sobre 200 kVA, el costo del grupo generador a gas comienza a ser casi el 200% de un diésel (si se compara equipo contra equipo). Si a ese equipo diésel se tiene que incorporar un sistema de reducción de emisiones, la diferencia se acerca a menos de un 20%, y si se consideramos los costos de operación y mantenimiento que tendrá en los próximos cinco o seis años, la diferencia se pone a favor de los generadores a gas.