Desde que Gaston Planté presentó su acumulador en 1860, la tecnología detrás de las baterías industriales ha ido evolucionando para acomodarse a las diferentes aplicaciones que se les exigen a estos equipos, especialmente en los últimos años con la masificación de la electrónica móvil y de la electromovilidad. No obstante, las baterías también son ampliamente empleadas en la industria, para garantizar un suministro continuo de energía como para almacenarla para su posterior uso. “El respaldo es vital para evitar los cortes de la red; en tanto, el almacenamiento se ocupa en sistemas aislados de ERNC y que no requieren red eléctrica. Ambos requerimientos son totalmente diferentes y en el caso de no ocupar de buena forma la batería, su vida útil se derrumba y se pierde la inversión”, previene Cédric Bayonne, Gerente de Área Respaldo de Energía en KOLFF.

A juicio del profesional, los clientes actualmente están siendo más exigentes con la calidad y menos con el precio, sobre todo en el rubro industrial. “Vida útil, cantidad de ciclos, profundidad de descarga, son requerimientos importantes para el cliente. Prefieren invertir en un producto de mejor calidad, pero que saben que durará más, sobre todo en respaldo de cargas críticas para la instalación”, indica. “La batería no es un commodity; cada modelo tiene una característica diferente. Por ejemplo, no se ocupa la misma batería para respaldo de energía, que para un proyecto solar”.

En este sentido, César González, Sub Gerente de Ingeniería de MEE, recomienda, para la adecuada selección de una batería industrial, tener en cuenta su aplicación, ubicación física (espacio disponible, acceso al lugar), condiciones ambientales (temperatura, ventilación), mantenimiento disponible (personal capacitado, distancia) y condiciones para la recarga. En tanto, para dimensionar correctamente la batería industrial a emplear, se debe conocer la tensión nominal y los lí- mites de tensión admisibles por parte del equipo o sistema a alimentar (por ejemplo, 48VDC +/- 10%); la corriente o potencia de descarga; la duración de la misma (autonomía); y la temperatura promedio del lugar de operación.

De acuerdo al ejecutivo, en el mercado chileno existen todo tipo de aplicaciones industriales, yendo desde la minería hasta el sector informático, pudiendo dar cabida a los diferentes tipos de baterías disponibles. “En la actualidad, las baterías AGM o GEL pueden ser las más cotizadas por su bajo nivel de costos en comparación con otros tipos, ya que, por ejemplo, en el caso de la electrolito GEL, presenta ventajas considerables en costos relacionados al mantenimiento preventivo y a su operación respecto a la baterías plomo ácido de electrolito líquido”, sostiene.

Para Christian de Saint Pierre, Gerente General de Baterías Tubular, el rango de temperatura de operación de las baterías es un importante factor a considerar. “Las baterías VRLA funcionan muy bien en ambientes con temperaturas controladas, como los centros de datos, donde las temperaturas son del orden de 20 a 25ºC”, señala.

“Hemos visto que muchas aplicaciones de baterías OPZS (“ventiladas”) han ido migrando a “selladas” (VRLA-GEL), incluso en usuarios en cuyas instalaciones no tenían las condiciones para hacer esta migración. “Esto, porque esta tecnología les ofrece muchas más comodidades. Al ser selladas, se pueden colocar de manera horizontal en un rack, por lo que no ocupan tanto espacio”, aclara Olivier de Saint Pierre, Gerente Comercial de Baterías Tubular. “Sin embargo, muchos de estos usuarios no se han preocupado de climatizar adecuadamente la sala y mantener un control continuo sobre el estado operacional de sus bancos de baterías”.

Al respecto, Christian de Saint Pierre, advierte que si bien las baterías VRLA son “libres de mantenimiento” (porque no es necesario rellenarlas habitualmente de agua), sí requieren un monitoreo constante para evitar tempranamente una falla en algún componente (como el cargador de baterías) que pueda dañarla de forma permanente. “Hemos visto casos de baterías que se instalaron y que nunca más se preocuparon de ellas; y cuando las revisaron tres o cuatro años más tarde, estaban dañadas”, señala.

Por ello, Bayonne, de KOLFF, recomienda hacer una mantención cada seis meses. “El mantenimiento de las baterías es fundamental para hacerlas durar lo máximo posible, evitando de esta forma el cambio completo del banco”, agrega. “Otros puntos importantes son: pruebas de carga y descarga; medición de resistencia interna; recarga de agua destilada, entre otras prácticas. Las normas que se ocupan en Chile son las IEEE 1188-2005 para las baterías de plomo a válvula regulada y la IEEE 450- 2010 para las baterías de plomo abierta (electrolito líquido, VLA). También siempre es recomendable instalar las baterías en un lugar ventilado y a 20ºC.

Por su parte, González, de MEE, coincide en que la utilidad de una batería dependerá de las condiciones del sitio al que se expondrá, comprometiendo el rendimiento de la misma si no se mantienen las condiciones mínimas para que la batería pueda responder ante las exigencias para las que fue dimensionada.