¿Cuál es la capacidad instalada de la biomasa en Chile?
La biomasa cuenta hoy con una capacidad instalada de generación eléctrica de 466,16 Mw, los que el año 2017 generaron 2.456 GWh-año, según un reporte de la Comisión Nacional de Energía (CNE). De acuerdo al mismo organismo, el potencial de la biomasa alcanza los 6.198,7 Mw, dato que es consistente con un estudio realizado por la Universidad Técnica Federico Santa María, el que incluso incorpora todas las biomasas del sector agropecuario, con lo que llega a un potencial bruto de 13.675 Mw como máximo (mí- nimo 6.747 Mw).

¿Qué porcentaje de la matriz energética representa hoy en día?
La biomasa es la renovable de mayor participación, tanto en la matriz energética primaria, con un 24%, como en la matriz energética secundaria, con un 13%. Ahora bien, su participación en la matriz eléctrica, hoy la deja en el tercer lugar de las ERNC, después de la solar y la eólica, con un 21% del total de las ERNC, que sumadas, alcanzan el 18,15% del total de la generación eléctrica del país; esto después del incremento de participación de la solar y eólica en 2017.

¿Cómo se usa la energía en base a biomasa en Chile?
La principal biomasa utilizada hoy en Chile es la proveniente del sector forestal. Sin embargo, existen biomasas provenientes del agro (granos y frutales, principalmente), y del sector pecuario, de donde se obtiene el biogás.

La energía en base a biomasa forestal es utilizada principalmente para combustión, ya sea en calderas para la generación térmica o en calderas de cogeneración donde se produce energía térmica y eléctrica. Por lo tanto, hoy el sector industrial que utiliza la energía de la biomasa es todo aquel que requiere principalmente de energía térmica en sus procesos. Del mismo sector forestal, destacan la industria de la celulosa y la industria secundaria de la madera (aserraderos y otros) que utilizan dicha energía principalmente para el secado. El sector alimentario también es un alto demandante de energía térmica.

La biomasa corresponde al 35% de la energía utilizada en el sector industrial, institucional y servicio salud, en potencias comprendidas entre 100 Kw y 1 Mw, entre las regiones de O’Higgins a Aysén. A nivel domiciliario, la biomasa es utilizada en un 81% de los hogares en las mismas regiones, principalmente en el formato leña. Dependiendo de las escalas de necesidades térmicas, existen dos formatos de biomasa que son los más utilizados en la industria: astillas o chips (calderas medianas y grandes) y pellet, el que se utiliza principalmente en calderas de tamaño medio por su disponibilidad, ya que puede también ser utilizado en calderas de mayor tamaño.

¿Qué ventajas representa la biomasa frente a otras ERNC?
Creemos que no es momento aún de indicar ventajas y desventajas comparativas entre las ERNC, dado que hoy lo que debemos impulsar son las ventajas de las ERNC frente a los combustibles fósiles, los que aún representan más del 54% de la generación eléctrica, y más del 65% de la generación térmica en la matriz secundaria del país.

Lo que sí podemos indicar es que la biomasa es una energía considerada carbono neutral cuando es bien utilizada, y es alta en generación de empleo, sobre todo cuando es analizada y comparada por Mw producido. Además, es de alto impacto en el desarrollo local, ya que su distribución en el territorio permite que muchas localidades puedan ser partícipes de esta energía y el desarrollo de la misma.

¿Qué barreras advierte para el desarrollo de la biomasa en el país?
El mayor problema lo encontramos hoy en el formato leña, donde existe una informalidad en el mercado, lo que ha provocado que sea acusado como el principal causante de la contaminación en el centro sur del país. La contaminación de la zona, más que al uso de leña, responde a la falta de una normativa para que dicho mercado funcione como corresponde.

En este sentido, existen tres factores clave en la contaminación por el mal uso de la leña. El principal es la mala aislación de los hogares, motivo por el cual se utiliza entre 3 y 4 veces más combustible que en países desarrollados con las mismas condiciones climáticas, como Alemania, Canadá, Finlandia y Suecia.

Por otra parte, la tecnología de los equipos hoy no es la adecuada, pero se está avanzando en ello, ya que se han implementado nuevas normas, restringiendo las emisiones y aumentando las eficiencias de los equipos. Por último, debemos regular el mercado de la leña con una normativa para biocombustibles sólidos, la cual está desarrollando el Ministerio de Energía y esperamos que se materialice en un proyecto ley lo antes posible.

¿Qué otros aspectos normativos estarían pendientes?
Junto a lo anterior, debemos fomentar e incrementar la participación del pellet, formato que está creciendo a una tasa de un 20% anual en el sector domiciliario, y que también es el de mayor crecimiento a nivel mundial.

En cuanto al formato astilla, principalmente utilizado en el sector industrial, debemos fomentar el recambio desde los combustibles fósiles (gas, diésel), y ayudar a los empresarios a realizar dicho cambio, que no solo posee ventajas económicas, sino también de imagen y responsabilidad social empresarial.

Un foco de desarrollo de la biomasa a nivel mundial y con alto interés a nivel nacional, es su uso para calefacción distrital, para lo que, al igual que para la leña, necesitamos de un claro marco normativo, que acelere su desarrollo y que motive a las fuentes de financiamiento a colocar sus apuestas en ello.