¿Cuáles son los principales intereses en torno a los motores de alta eficiencia?
Observamos que el interés de la industria está orientado principalmente a las tecnologías -a cómo incorporarlas de mejor manera y más aceleradamente- y a la electromovilidad. Todo esto se enmarca en los desafíos futuros, en los temas normativos. Hoy necesitamos una normativa que establezca los lineamientos a nivel de industria respecto a la incorporación de motores de alta eficiencia.

¿Qué opina del avance con los MEPS en motores eléctricos?
Puede que los estándares mínimos de eficiencia energética (MEPS, por sus siglas en inglés) no estén a la altura de lo que necesitamos como industria, pero no es algo que nos quite el sueño. Hoy tenemos que seguir adelante; hacer y construir una industria mucho más competitiva, sin dejar que la inexistencia de lineamiento expreso por parte del Estado nos frene. Un dato: hay países que actualmente tienen ley de eficiencia energética -como Colombia y México-, con realidades sociales y civiles similares a la nuestra. Nosotros no la tenemos, pero estamos más avanzados que ellos. Ese es el fiel reflejo de que no necesitamos esperar la regulación, porque si lo hacemos, podrían pasar muchos años.

En cuanto a la tecnología de estos equipos, ¿qué aspectos destacaría?
Hoy en día, los niveles de eficiencia de los motores eléctricos son espectaculares; tenemos equipos que están trabajando con eficiencia del 98%, lo que deja claro que ahora el factor clave no es la tecnología, sino cómo se administra, cómo está capacitada la gente y cómo se operan los equipos. Porque no sacamos nada con tener una planta totalmente automatizada o saber cómo funcionan todos los motores si no somos capaces de tomar esos datos, convertirlos en información y generar conocimiento. Por lo tanto, el principal desafío no es lograr motores más eficientes, porque estos ya existen. Por ejemplo, una empresa puede tener un motor eficiente funcionando en un sistema de bombeo, pero si este último está trabajando en un punto hidráulico que no es el óptimo, no se logrará una eficiencia real del sistema, por más eficiente que sea el motor.

En ese sentido, ¿cuáles serían las tareas pendientes en la industria?
Faltan todavía muchas mesas y reuniones de trabajo para seguir ahondando en qué es lo que tenemos que hacer en términos normativos y saber cómo desarrollar nuevos modelos de negocio e incentivar a la industria.

No obstante, vemos que cada vez más la industria está interiorizando que el desafío de la eficiencia energética es real, que tiene que ser más productiva, más competitiva y que hoy día los motores -como los principales equipos que consumen energía- son algo que tiene que mirar definitivamente.

¿Cómo ha evolucionado el discurso de la Agencia de Eficiencia Energética?
Siempre habíamos sesgado nuestra visión a que lo único que importaba era ahorrar energía. Sin embargo, hoy queremos mostrarle a las empresas que no es necesario buscar solo ahorro de energía para conseguirlo, pues este ítem se puede manejar mediante diversas medidas menos invasivas y que le hacen mucho más sentido a las compañías. Un ejemplo sería incorporar mejoras en eficiencia energética a través de la gestión de activos o la gestión de riesgos de una empresa, pues se alinearía con sus objetivos estratégicos y permitiría, a su vez, una mayor apertura a abordar estos temas.