Amedida que el desarrollo industrial se consolida en el país surgen nuevos desafíos, que antes podrían haber parecido prácticas excéntricas y exclusivas de ambientes industriales de países del primer mundo. Pero no. "La implementación de políticas de seguridad laboral asociadas a los procesos industriales y a las personas está surgiendo como una consecuencia lógica del proceso de maduración experimentado por la industria nacional", señala Mariano Pola, Vicepresidente de la Asociación de la Industria Eléctrica-Electrónica de Chile, AIE.

Y es que a juicio de Theodor Hebel, Gerente General de Desimat, en la medida que las empresas partieron automatizando sus procesos industriales, hace 15 ó 20 años, las máquinas automáticas y semi-automáticas comenzaron a representar un riesgo para los empleados de las empresas, porque no sabían manejarlas adecuadamente -por falta de capacitación- o porque debían realizar acciones un tanto riesgosas para su salud. "Sin embargo, la seguridad es un concepto que la industria poco a poco ha ido entendiendo, sobre todo a la hora de pagar el seguro social, porque a mayor número de trabajadores enfermos, mayores son los costos para las empresas. Entonces, además de la protección a las personas, hay un tema de costo-beneficio".

Seguridad y cultura

Además de cuantificar las pérdidas económicas que significan para el país los accidentes laborales, según Leonel Chamorro, Ingeniero de Ventas de Electromática, "un reciente estudio de la ACHS indicó que la mayor cantidad de accidentes ocurren en la industria manufacturera y la menor en la minería. "Esa proporción deja más que claro que el tema de la seguridad laboral está estrechamente relacionado con la cultura. Las empresas de minería saben que detener un proceso por un accidente es tremendamente costoso, por lo tanto im-plementan sistemas de seguridad para disminuir ese impacto. En cambio, a nivel de la industria manufacturera aún no se asume que la seguridad está implícita en la rentabilidad de las empresas y que es un ítem fácilmente tabulable". Asimismo, poco a poco, la mano de obra está alcanzando mayores niveles de especialización. En ese contexto, Alvaro Bravo, Gerente de Producto Instrumentación Industrial y Analítica de Siemens, indica que el trabajador pasa a ser un activo fijo valioso dentro de la empresa. "Un empleado capacitado forma parte de la cadena de valor de una organización y si se pierde esa capacidad -incluso por un accidente menor- se generan ‘cuellos de botella’ en el proceso productivo que provocan graves retrasos y pérdidas difíciles de cuantificar. Se trata de costos ocultos considerables, no comparables con el valor de la tecnología de seguridad".

Sin embargo, para Roberto Gasc, Product Manager Línea Sick de Electrónica Industrial Schädler, "en Chile, la mayoría de las empresas comienza a preocuparse de la seguridad de sus trabajadores y de sus procesos productivos después de ocurrido un accidente en sus instalaciones, o cuando compran maquinaria extranjera que incluye elementos de seguridad como barreras y scanners".

En este escenario, coinciden los asistentes, las multinacionales han marcado la pauta en cuanto a automatización y seguridad.

El costo como principal motor

Actualmente, en Chile son instituciones como la ACHS, la Mutual de Seguridad y el Instituto de Seguridad del Trabajo, IST, los que administran la Ley 16.744, que regula los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. La normativa indica que un porcentaje del total de las remuneraciones de los trabajadores es recaudado por estos organismos, cifra que aumenta de acuerdo a los días perdidos, "como una especie de multa por falta de seguridad en la empresa", recalca Theodor Hebel.

Leonel Chamorro agrega que también existen franquicias tributarias si la empresa registra bajas tasas de accidenta-bilidad dentro de su operación, lo que está motivando poco a poco a las empresas a mejorar sus políticas de seguridad. "Y es que francamente, el tema de los costos es el motor más fuerte en cuanto a la introducción de seguridad en los procesos productivos de las empresas".

Los proveedores de seguridad están empeñados en demostrarle al sector industrial -manufacturero específicamente- que el daño a las personas por falta de protección en su ambiente laboral es también un daño económico para las empresas. Las estadísticas