Las tendencias en el diseño y construcción de los recintos hospitalarios están apuntando a la redundancia y seguridad, dada la criticidad de los servicios que prestan. “La redundancia se ha logrado duplicando las acometidas eléctricas, los centros de transformación internos, los sistemas de respaldos y también los sistemas de distribución, enlazando todo para no dejar puntos débiles que puedan ocasionar una caída del sistema eléctrico en algún sector. En tanto, para la seguridad se busca la materialidad y calidad adecuadas, sin escatimar -en muchas ocasiones- en los costos asociados y verificando que lo que se instala sea a lo que las tendencias mundiales apuntan”, explica Rodrigo Lucero Jorquera, Ingeniero Eléctrico experto en obras hospitalarias del IP Santo Tomás San Joaquín.

Por su parte, Carlos Escobar, Director de Innovación y Tecnología de la Facultad de Ingeniería y Tecnología de la Universidad San Sebastián, las tendencias más actuales en la instalación eléctrica de estos lugares tienen que ver con la luminaria, especialmente con el cambio a la tecnología LED, siempre respetando la normativa en cuanto a los lúmenes que debe tener cada espacio, según las funciones que en él se realicen. Por ejemplo, pabellones, pasillos y oficinas tendrán distintos requerimientos, ya que en todos se realizan labores diferentes.

¿Por qué es importante la iluminación en las instalaciones hospitalarias? “Porque, por ejemplo, la luz blanca de las ampolletas incandescentes entrega todo el espectro de luz, desde el infrarrojo al ultravioleta. En cambio, el LED de luz blanca entrega solo la longitud de onda que corresponde a la luz blanca, lo que evita la proliferación de algunas bacterias o acelerar el desarrollo de patógenos indeseables. No se trata solo de ahorro energético”, afirma el docente.

En cuanto a los materiales utilizados en estos recintos, Escobar advierte que estos deben ser sanitarios y, en algunos casos, antiexplosivos, sobre todo donde hay gases inertes, como en hospitales. Asimismo, los centros hospitalarios deben tener sistemas suplementarios de energía que aseguren el funcionamiento de equipos vitales ante cortes de luz, ya sea para pabellones de cirugía, laboratorios, computadores, entre otros”, detalla. Y por último, remarca, los materiales deben estar aprobados por la SEC. “La instalación eléctrica debe siempre ser aprobada por esta entidad, que es la que regula y certifica en la materia”, puntualiza.

Para Javier Eguren, del Departamento de Electrotecnia e Informática de la Sede Viña del Mar de la USM, “lo principal que se está utilizando son dispositivos que no produzcan fuego ni llama. En el caso de los conductores se pueden usar aquellos extinguidores de fuego (EVA libres de halógenos). También se utilizan transformadores secos en resina epóxica, dejando obsoletos los antiguos transformadores en aceites. Aparte, para la continuidad de suministro deben existir grupos electrógenos o UPS, dependiendo de la potencia que se deba suministrar”.

Según Rolando Pefaur, Senior Application Engineer de Eaton, los materiales utilizados en instalaciones eléctricas hospitalarias “deben cumplir con las últimas normas para equipos eléctricos de media y baja tensión, en particular las certificaciones de resistencia al arco eléctrico y testeo según Norma IEC 61439-2 en baja tensión”.

En tanto, Lucero advierte otro tema: actualmente, la envergadura de cada hospital en construcción supera los 50.000 m2, por lo tanto, un aspecto importante que se ha observado en el último tiempo es la innovación en ciertos elementos que permiten simplificar las instalaciones -sin quitar calidad-, reduciendo los tiempos de montaje y garantizando su durabilidad en un largo período. “Es muy común ver que los tiempos de montaje de obras eléctricas proyectadas son cada vez menores”, asegura.

Desde el punto de vista de la instalación eléctrica en sí misma, Pefaur sostiene que para asegurar la continuidad del servicio en centros hospitalarios, algunos proveedores incorporan la función de reducción del arco eléctrico (ARMS) en sus interruptores de corte al aire y de caja moldeada, “que permite energizar en forma segura un tablero eléctrico después de una mantención y, en caso de cortocircuito, la apertura rápida es independiente de los ajustes del relé de protección, disminuyendo la energía incidente al personal a niveles mínimos que requieren de protección personal básica”.

Además, complementa el ejecutivo, existen otros sistemas que permiten aislar y despejar el cortocircuito en tiempos mí- nimos, quedando el switchgear operativo después de una falla eléctrica, a diferencia de un tablero al arco eléctrico sin estas protecciones adicionales, donde el daño interior en el tablero resulta catastrófico con pérdida de servicio.

En Chile las instalaciones eléctricas hospitalarias están reguladas por la norma NCh Elec. 4/2003 para Instalaciones de Consumo en Baja Tensión que, según la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC), tiene como objetivo la fijación de las condiciones mínimas de seguridad que toda instalación eléctrica de consumo en Baja Tensión debe cumplir, de manera de proteger a las personas que operan o hacen uso de las instalaciones, así como preservar el medioambiente en que han sido construidas.

“Actualmente, se encuentra en tramitación en el Ministerio de Energía un nuevo reglamento que reemplazará la norma NCh Elec. 4/2003. Esta nueva regulación contempla la adopción de los dos estándares más importantes en la materia a nivel internacional, como son las normas IEC 60364-7-710 y la NFPA 99”, comenta Jack Nahmías Suárez, Jefe de la División de Ingeniería de Electricidad de la SEC.

En cuanto a las buenas prácticas, el profesional de la SEC dice que "la principal es realizar un correcto diseño de la instalación. Para esto, deben conocerse las exigencias definidas en la normativa actual y complementarse con la utilización de los estándares internacionales, como son las normas IEC 60364-7-710 o la NFPA 99. El diseñador debe siempre elegir un estándar, ya que no son compatibles entre sí. El estándar más utilizado en Chile es el de la IEC”.

Adicionalmente, añade Nahmías, una recomendación para el mantenimiento de este tipo de instalaciones es que al menos se realice una inspección anual a las áreas más críticas, en las cuales se considera la utilización de termografía en sus tableros.

En tanto, el experto en obras hospitalarias del IP Santo Tomás San Joaquín, asegura que dado que los recintos en construcción están creados para alojar una gran cantidad de público circulante, “las normativas a aplicar para los artefactos instalados en los espacios comunes deben estar por encima de lo que indican nuestras normativas vigentes, considerando que existen espacios compartidos en donde se debe también garantizar la seguridad del público que se atenderá. Para pabellones y salas especiales existen normativas particulares que permiten asegurar el alto estándar de estos sectores”.