Desarrollar energía geotérmica no es un trabajo fácil, pero son tantas las bondades que otorga que muchos países que tienen la fortuna de contar con este valioso recurso natural han tomado la correcta decisión de impulsar su desarrollo. Chile tiene una atractiva oportunidad de crecimiento en este campo y no podemos desaprovechar el alto potencial existente. Recordemos que nuestro país está emplazado en la Cordillera de los Andes, contando con la segunda mayor cadena volcánica de la Tierra, con presencia de cientos de volcanes y numerosas manifestaciones termales. En efecto, dadas sus características geográficas y geológicas, Chile está en una posición privilegiada para hacerse cargo de este desafío.

En marzo de 2017, inició sus operaciones el Proyecto Cerro Pabellón, primera planta geotérmica en Chile y Sudamé- rica, desarrollada por Enel Green Power Chile (EGPC) y la empresa estatal chilena de hidrocarburos Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), marcando un hito muy importante para el desarrollo y la historia de la geotermia en nuestro país. Cerro Pabellón está emplazada a 4.500 metros sobre el nivel del mar en la comuna de Ollagüe, Región de Antofagasta, y cuenta con una capacidad total instalada de 48MW, energía suficiente como para iluminar, por ejemplo, una ciudad del tamaño de Calama. Cerro Pabellón no es solo la primera instalación geotérmica de todo Sudamérica, sino también es la primera planta de alta entalpía a gran escala construida en el mundo a tal altura.

Pero no todo está dicho. Si bien Cerro Pabellón comenzó a inyectar electricidad al Sistema Interconectado del Norte Grande (SING) demostrando que la geotermia puede ser viable en Chile, aún nos queda mucho por avanzar. Actualmente existen 18 concesiones de exploración vigentes o con derecho exclusivo, 12 de explotación otorgadas y 13 solicitudes de explotación esperando luz verde para materializarse. Claramente, el Estado y la comunidad están tomando cada vez más conciencia sobre el aporte que esta tecnología puede hacer a nuestro país y de los apoyos que esta requiere para su despegue definitivo.

Pensamos que instancias de diálogo entre los principales actores del sector son la base para el desarrollo de una industria tan consolidada a nivel mundial. En este contexto, entre diciembre de 2016 y diciembre de 2017 participamos en la Mesa de Geotermia, instancia público-privada que tenía por objetivo evaluar el potencial y las oportunidades que plantea el desarrollo de la geotermia en el país, analizando el impacto sistémico que el desarrollo de esta fuente energética puede causar en los sistemas eléctricos interconectados en el corto y largo plazo, así como la exploración de instrumentos de políticas públicas que pudieran ser necesarios.

Estudios académicos estiman que nuestro territorio tendría un potencial técnico que podría encumbrarse hasta los 16.000 MW. Por otro lado, se considera que al año 2030 podríamos tener entre 1.750 MW de potencia instalada, en un escenario conservador, y más de 5.000 MW, en uno optimista. Como Achegeo, pensamos que una meta de unos 2.000 MW instalados al año 2030 sería un buen aporte a nuestro país. En consecuencia, está en manos del Estado generar políticas públicas que permitan utilizar el calor de la tierra para mejorar la calidad de vida de los chilenos, iluminar colegios y calefaccionar casas, entre otros innumerables usos. Por eso, tomar las medidas necesarias no solo contribuirá al país con precios competitivos, seguridad de suministro, protección del medioambiente y generación de empleo permanente, sino por sobre todo con un recurso energético nacional.