Un estudio elaborado por el Ministerio de Energía en 2014 arrojó que el potencial de generación solar fotovoltaica en Chile supera los 1.300 GW, lo que la transformaría en la fuente de energía primaria más abundante en el país. “Sin duda el potencial de energía solar es uno de los más importantes de Chile. Las condiciones preferentes con las que cuenta nuestro país, en términos de recurso solar, hacen muy viables este tipo de proyectos y, a diferencia de otras fuentes de energía renovables, la energía solar es simple transformarla en electricidad para ser utilizada en nuestros hogares, negocios e industrias”, asegura Daniel Almarza, Asesor del Proyecto NAMA: Energías Renovables para el Autoconsumo.

Por su parte, Pedro Valencia, Coordinador de Minería en el IP-CFT Santo Tomás Antofagasta, comenta que se ha identificado que el lugar con mayor Radiación Global Horizontal en el mundo se encuentra en el Desierto de Atacama, donde alcanza hasta 2.800 kwh/m2, lo que nos pone en ventaja ante los demás países. “En la cordillera de Domeyko, por ejemplo, una cadena montañosa con elevaciones de hasta 5.000 metros, la radiación puede llegar a los 325-330 W/m2, incluso cuando hay nubes ofrece un promedio de más de 300 W/m2, por lo que frente a otras fuentes de energía renovables no convencionales, la energía solar fotovoltaica se encuentra en ventaja por tener la mejor fuente inagotable de energía: el sol”, manifiesta.

En esa línea, Carlos Barría, académico de Ingeniería en Energía y Sustentabilidad Ambiental de la Universidad San Sebastián, enfatiza que este potencial se puede aprovechar a lo largo de todo el país. “No solo en el norte del país tenemos potencial para la generación solar, también en la zona centro y sur del país las condiciones son excelentes. Solo para comparar, la radiación solar de una ciudad como Osorno, en Chile, posee la misma radiación que las mejores áreas de radiación de Alemania, país que desde hace muchos años desarrolla la energía solar”, precisa.

Una buena forma de aprovechar este recurso es mediante la implementación de instalaciones solares en los mismos lugares de consumo, más conocida como generación distribuida. “Los sistemas fotovoltaicos son la forma más versá- til, simple y confiable de implementar proyectos de autoconsumo eléctrico”, asegura Almarza.

Según Sergio De Paoli, Gerente General de Tecnored, los componentes de un sistema fotovoltaico, tanto industrial como residencial son los mismos; solo cambian las especificaciones técnicas y las dimensiones. “Entre los principales equipos encontramos los paneles solares, los que deben ser de la mejor calidad para poder recolectar la mayor cantidad de energía y radiación. Los paneles son sostenidos por una estructura, que puede ser de acero galvanizado o de aluminio. Por último, se requiere de un inversor, que se encarga de transformar la energía de continua a alterna”, explica el ejecutivo.

La generación distribuida, en general, permite la producción de energía eléctrica muy cerca del punto de consumo, evitando o disminuyendo considerablemente los costos y pérdidas por transmisión y distribución de la energía producida, advierte Carlos Finat, Director Ejecutivo de Acera.

“En el caso de la energía solar, y al igual como ocurre con otras ERNC, a lo anterior se agregan sus costos de inversión decrecientes, así como también su capacidad de ser instalada modularmente. Es decir, se puede ir adaptando el tamaño de la instalación en función del presupuesto y las necesidades energéticas de los usuarios”, agrega.

En tanto, el docente de la USS afirma que los beneficios de la generación solar distribuida son múltiples; en primer lugar, permite aprovechar el gran potencial de energía solar que hay en nuestro país, energía limpia y renovable que contribuye a reducir las emisiones de contaminantes atmosféricos locales y globales.

Segundo, “permite depender menos de los combustibles fósiles para la generación eléctrica, aumentando la independencia energética del país. Tercero, dado que los costos de la tecnología solar fotovoltaica han caído considerablemente en los últimos años, no solo en Chile, sino que a nivel mundial, los proyectos de generación solar distribuida tienen una muy buena perspectiva económica para quienes invierten en estas instalaciones”, detalla.

Además, comenta el académico, este tipo de generación no solo aporta a reducir el consumo (autoconsumo) de energía eléctrica de los propios clientes que instalan paneles fotovoltaicos, contribuyendo a bajar considerablemente sus cuentas de la luz, sino que además en Chile se permite vender el excedente de energía a la red de distribución al mismo precio de venta de los grandes generadores.

“Por último, la masificación de la generación solar distribuida permitirá hacer madurar este mercado, trayendo consigo diversas oportunidades de creación de nuevos emprendimientos, como instaladores de paneles fotovoltaicos, servicios de limpieza y mantenimiento, incluso aplicaciones y software de soporte, monitoreo e integración”, puntualiza.

En cuanto a los criterios que se deben contemplar para evaluar la factibilidad técnica de un proyecto de este tipo, tanto a nivel industrial como residencial, Pedro Valencia sugiere tener presente lo siguiente:

• Radiación solar: Este dato es importante, pues en ciertos sectores hay fuertes variaciones de radiación solar durante el día.

• Superficie: Es importante saber con cuánta superficie se cuenta para instalar los paneles solares, para dimensionar adecuadamente el proyecto.

• Energía demandada: Es importante saber la cantidad de energía que se demanda y a qué horas o períodos, etc.

• Costos de instalación: No es lo mismo instalar paneles en una techumbre, sobre vigas o en una planicie desértica.

• Tipo de tecnología: Si se ocuparán paneles monocristalinos, policristalinos u otra tecnología.

• Mantenimiento: Esto es importantísimo, ya que no es lo mismo instalar los paneles en la ciudad que en el desierto en donde existe mucho polvo y el mantenimiento de los mismos resulta mucho más complejo.


“Adicionalmente, es necesario que la instalación cumpla con la normativa eléctrica de instalación vigente”, complementa Finat.

En este contexto, añade Barría, también "resulta fundamental dimensionar correctamente los distintos componentes del sistema de generación solar. Probablemente uno residencial será de menor tamaño, por ejemplo, hasta 10 kW, comparado con uno de un recinto industrial que puede ser de hasta 100 kW. Además, se debe considerar la energía que se consume, porque el objetivo es que el sistema solar se utilice mayoritariamente para autoconsumo”.

La mayoría de los sistemas fotovoltaicos son confiables y seguros; sus principales equipos normalmente ofrecen garantías extendidas y su vida útil puede llegar hasta los 25 años. Sin embargo, el sistema está expuesto a la intemperie con cambio de temperatura, polvo, lluvia, radiación UV, entre otros, lo que hace que el mantenimiento sea necesario, advierte Almarza. “Desde el punto de vista del mantenimiento se busca maximizar la generación de energía, evitar los costos de inactividad, disminuir las fallas, evitar fallas más costosas y aumentar la vida útil del sistema”, expone.

En general, el mantenimiento de un sistema FV consiste en: i) Limpieza de paneles (periódicas) e inspecciones anuales (mantenimiento preventivo); ii) Operaciones de reparación en caso de falla (mantenimiento correctivo); iii) Monitoreo en línea para utilizar información en tiempo real para llevar cabo medidas preventivas o correctivas (mantenimiento predictivo).

“Si se tiene un contrato de compra de energía solar (contrato ESCO) es probable que la empresa contratada se haga responsable del mantenimiento como parte del contrato”, aclara