En marzo de 2016, Rezepka inició la construcción de 6.000 m2 correspondientes al edificio corporativo y la bodega de IMEX, empresa orientada a la venta de artículos de escritorio, oficina, manualidades y educación.

Con un especial énfasis en el sentido estético, el proyecto contó con diseño y arquitectura de vanguardia, incorporando tecnologías constructivas y de especialidad, como sensores de proximidad y térmicos para la iluminación, y sensores de huella dactilar para el control de ingreso; soluciones que además contribuyeron con los objetivos de eficiencia energética y seguridad del cliente. Además, se integraron áreas verdes, paisajismo y elementos que suavizaron el diseño y el entorno, considerando que el proyecto se encuentra ubicado en un parque industrial, lo que representaba un doble desafío. “De una experiencia industrial, se quiso pasar a algo más corporativo, más sensible”, reconoce Felipe Harris, Gerente de Proyectos de Rezepka.

Para cumplir con las expectativas del mandante, Rezepka requería un tipo de luminaria que se adaptara al tipo de cielo especial contemplado en la arquitectura del proyecto. “Necesitábamos un producto que se ajustara a los requerimientos específicos de control de iluminación, que fuese adaptable a un sensor de aproximación y de movimiento. El edificio no contemplaba interruptores, nada se manejaría manualmente, por lo que necesitábamos un equipo que pudiera soportar ciclos rápidos de encendido y apagado sin que se quemara”, destaca.

En esa búsqueda, se encontraron con la marca especialista en productos LED Megabright, distribuida en Chile por Downlight. “Ellos tenían el producto y el diseño que necesitábamos. Además, contaban con un amplio stock, respuesta inmediata, garantía y respaldo; características que pesaron a la hora de escogerlos como proveedores de los sistemas de iluminación”, agrega el arquitecto a cargo del proyecto.

Para las áreas exteriores, Downlight proveyó focos LED embutidos de 45W y proyectores de área LED 100W para los jardines, mientras que para el interior se entregaron paneles LED embutidos de 18W, equipos herméticos de policarbonato y focos embutidos dicroicos, así como señalética de emergencia. La iluminación del inmueble se controla a través de sensores en puntos estraté- gicos, sobre todo en las zonas en donde se genera una mayor concentración de público. “Eso quiere decir que si se percibe térmicamente una, dos o más personas, las luces se encienden automáticamente, de modo que cuando dichos espacios estén vacíos, estas se apagan solas, ahorrando energía”, precisa el profesional.

Adicionalmente, el edificio incorpora un sensor fotosensible que detecta cuando hay poca luz natural o está nublado, activando las luces en determinados puntos de las zonas comunes. “El inmueble está siempre iluminado, natural o artificialmente. Para eso, necesitábamos el respaldo de un equipo que funcionara, con la garantía de que tendrá un largo ciclo de vida útil”, asegura.

En tanto, en la bodega se usaron campanas industriales LED -en línea con el objetivo de eficiencia energética- en zonas específicas con sensor y otras con control manual. El arquitecto explica que, gracias al diseño de esta instalación, también se logró aprovechar una gran cantidad de luz natural, por lo que la luminaria se enciende solo durante la noche.

“Actualmente, hay mucha competencia de pequeñas compañías de iluminación que traen los equipos directamente desde China, pero no tienen la garantía, la homologación y el stock necesarios. En cambio, Downlight es una empresa constituida y con un segmento bastante amplio de clientes, lo que nos entrega un mayor respaldo de sus productos”, puntualiza. En cuanto a los resultados, Harris afirma que fueron los esperados: “Tenemos un cliente satisfecho y un proyecto que a nosotros nos enorgullece bastante en cuanto a diseño y calidad de terminaciones”.