Rodrigo Martínez.

Comenzó 2017 y las señales económicas en Chile continúan mostrando niveles de confianza marcadamente pesimistas. Recientemente el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) presentó los resultados del Índice de Producción Industrial (IPI) de 2016, el que anotó una baja acumulada de 1,7% respecto de 2015, lo que viene a demostrar la débil posición en la que se encuentra la economía nacional de cara al inicio de este año.

Ante este complejo escenario, en el que la competitividad del país se ha visto seriamente afectada, resulta clave que los diferentes sectores productivos vayan un paso más allá y generen un cambio en la forma en la que tradicionalmente venían realizando sus operaciones, apostando por nuevas estrategias que les permitan lograr mayores tasas de crecimiento. Es aquí cuando el concepto de Robótica adquiere un valor sustancial, sobre todo considerando el dinámico crecimiento que ha tenido en las fábricas en los últimos años gracias a la digitalización, la que vino a facilitar la integración de los robots en los procesos de las compañías. Esto ha permitido automatizar la producción y, por consiguiente, obtener beneficios tales como reducción de costos, mejoras en los tiempos de respuesta y un aumento de la eficacia y eficiencia de toda la cadena productiva.

Para ello ha sido fundamental el desarrollo e implementación de nuevas tecnologías como la Internet de las Cosas (IoT), determinante en el avance de la Robótica al permitir la entrega de información en línea y en tiempo real con el objetivo de optimizar al máximo la producción de cada empresa.

En medio de este panorama, para los próximos años se espera que la incorporación de los robots continúe su crecimiento en Chile y en el mundo, desarrollo que estará respaldado por entornos virtuales compartidos, además de mayor inteligencia y seguridad. Según datos de la encuesta World Robot Statistics 2015, publicada por la Federación Internacional de Robótica (IFR, por sus siglas en inglés), para 2018, cerca de 1,3 millones de robots industriales funcionarán en fábricas de todo el planeta, muchos de estos interconectados por sensores que proporcionarán información para identificar problemas, no solo en tiempo real, sino que, mejor aún, activando soluciones antes de que el siniestro suceda, todo gracias a la analítica predictiva.

Así, sectores como energía, minería, agricultura, logística de almacenaje y distribución, transporte de carga y construcción, entre otros, comenzarán a integrar cada vez más la Robótica en sus procesos, facilitando el abordaje de aspectos clave de su quehacer, como el monitoreo de condiciones y mantenimiento predictivo, lo que permitirá pronosticar averías y problemas en los ciclos de vida de sus activos, además de optimizar sus estrategias de prevención de riesgos al integrar robots en aquellas tareas que presentan mayor peligrosidad, por ejemplo, el manejo de sustancias peligrosas, el uso de metales fundidos a altas temperaturas, o el montaje de megaestructuras en altura.

En transporte y leasing operativo, irá en crecimiento el uso de sensores para monitorear en línea la gestión de flotas, incluyendo la emisión de alertas frente a cualquier anomalía, como detenciones imprevistas y desvíos de rutas, lo que apoyará la prevención de robos y/o siniestros que pudiesen ocurrir en el trayecto. En esta misma línea, podremos ver los primeros avances en la creación de vehículos no tripulados para el transporte de carga y pasajeros, tecnologías que ayudarán a automatizar el control del tráfico, siendo el ejemplo más claro el boom de los drones para despachos de mercaderías.

No obstante estos avances, hay que tener en cuenta que la incorporación de robots en uno o más procesos industriales exige un detallado estudio previo, por lo cual es necesario estar dispuesto a realizar cambios que faciliten y hagan viable la implementación de esta nueva tecnología al interior de la empresa, más aun considerando la relación que estos tendrán con el personal que continuará operando ciertos aspectos de la producción, de manera de mantener una interacción entre ambos que permita alcanzar los beneficios esperados.

En este sentido, el desarrollo de la Robótica Industrial necesariamente debe ir acompañado de la irrupción de nuevos perfiles profesionales, justamente producto de la transformación que sufrirán los métodos de trabajo y del aumento de la información disponible. Así, los nuevos trabajadores, los denominados “Smart People” (perfiles profesionales propios de las Smart Cities), serán los encargados de utilizar de la mejor forma las plataformas de datos para conseguir una mayor eficiencia en sus procesos, ahorrar costos, mejorar las prestaciones e impulsar el crecimiento económico de la compañía y, en consecuencia, del país.

Con todos estos avances, es indudable que durante los próximos años la Robótica se transformará en un pilar fundamental para todo tipo de empresas, las que, a su vez, tendrán que adaptar sus procesos a los grandes desafíos que plantearán el avance de la tecnología y la penetración de la Industria 4.0. De hecho, estas nuevas técnicas poco a poco se están involucrando en prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana, transformándose en indispensables para enfrentar el mercado de manera competitiva. Así, el uso de Robótica Industrial para automatizar todo tipo de procesos pareciera ser el mejor camino a seguir para aumentar indicadores tan importantes como los de productividad que, por lo menos en Chile, han ido en cayendo y están cada vez más lejos de alcanzar los estándares de los países que integran la OCDE.