Mantenimiento de inversores solares, el “corazón” de las plantas fotovoltaicas Por Jorge Álvarez, Product Manager Solar de la División EP, y Cristian Martin, Service Manager EP, ambos de ABB en Chile. www.abb.cl Cuando hablamos de mantenimiento de plantas solares, para muchos se refiere a la limpieza de los paneles, que aunque sin duda es importante, deja de lado un aspecto crucial para incrementar la vida útil de todo el sistema: el mantenimiento de los inversores solares y equipos de maniobras asociados o celdas secundarias. Estos equipos representan una mínima parte del costo de una instalación fotovoltaica, pero son el verdadero “corazón” de la planta, pues a través de ellos es que la energía generada en los paneles se convierte de continua en alterna. Además, son los que realizan toda la regulación de conexión a la red y el sincronismo. Por ello, su mantenimiento es fundamental. En cuanto a las celdas secundarias, si bien son libres de mantención, es vital contar con especialistas locales que garanticen la continuidad operacional y modernización durante el ciclo de vida de estos equipos. Frente a esto, lo primero es seleccionar un proveedor que cuente con oficinas locales, larga experiencia en el mercado local y que ofrezca el mantenimiento de cada parte asociada a una planta fotovoltaica, con un servicio técnico entrenado y certificado, además de la posibilidad de certificar localmente sus propios recursos y clientes del sector. Planes de mantenimiento Los mantenimientos se dividen en correctivos y preventivos. Estos últimos son mantenimientos programados que nos ayudan a evitar cualquier tipo de incidencia, mientras que los primeros aplican cuando ya estamos frente a un problema. En el caso de los inversores, el mantenimiento preventivo debiera realizarse una vez al año y los trabajos que se efectúen dependerán de la cantidad de años que tenga el equipo. Por ejemplo, al primer año puede ser solo una revisión del sistema de refrigeración, en el caso de algunos equipos, o de limpieza de filtros, en el de otros. Luego, a los tres o cuatro años, el alcance de las medidas preventivas podría incrementarse en función del modelo y tipo del inversor. Dichos alcances son muy diversos y van desde la descarga del comportamiento de los equipos a través de un software específico, la revisión del torque de sus elementos principales, estado de los contactores, etc. Una instalación fotovoltaica tiene una vida útil de unos 20 a 25 años e incluso más. Si uno de los equipos principales falla, tales como el inversor, celdas secundarias y transformadores, se ocasiona el fallo completo de la planta con todos los costos asociados. De ahí la importancia de seleccionar un proveedor que preste el servicio de postventa necesario para mantener la vida útil de su planta. |