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Reinaldo Valenzuela, Director de Wireless Communications Research en Bell Labs-Nokia:
“En IoT, el desafío está en cómo abaratar los costos de la tecnología”

En el “USM Summit 2016: Industria 4.0 y Productividad”, este reconocido ingeniero especializado en comunicaciones inalámbricas se refirió a los desafíos que implica el desarrollo de proyectos de Internet de las Cosas y hacia dónde avanza la tecnología.
Reinaldo Valenzuela.

En la actualidad, ¿existe la tecnología adecuada para implementar proyectos IIoT?
La respuesta es complicada y tiene tonos de gris. Hoy en día, ya existen diversas tecnologías que podemos utilizar para implementar este tipo de proyectos; por ejemplo, con tecnologías de frecuencias de microonda milimétrica, podemos hacer, de modo relativamente simple, demostraciones en laboratorio de un enlace a 10 Gbps. No obstante, las condiciones de propagación de esas frecuencias más altas, son bastante difíciles: hay desvanecimientos fuertes, los que impiden tener enlaces de más de 100 metros.

Por lo tanto, se debe considerar la densificación de los puntos de acceso; si implementamos estaciones radiotransmisoras cada 200 metros, todas con conexión de red (ya sea cableado estructurado o fibra), la combinación de ambas tecnologías nos entrega una plataforma con una capacidad de transmisión de datos increíblemente alta. Entonces, llegamos a la conclusión -y que no es ninguna sorpresa- de que el aumento de productividad, de prestaciones o de explotación, es capaz de financiar ese aumento de la red de acceso que se necesita proporcionar, o en último término, los sensores y controles remotos. En definitiva, la tecnología está, pero la verdadera pregunta es si es rentable implementar este sistema considerando sus actuales costos.

Entonces, ¿es el costo el principal criterio de decisión?
Para contestar esto, pongamos el ejemplo de un basurero inteligente, que haga un listado de mercadería por comprar tras analizar los envases que el usuario haya comprado. La tecnología para construirlo está, pero a un alto costo, por lo que su relación costo-beneficio será muy pequeña y nadie querrá pagar por él. Pero, si se trata de, por ejemplo, una operación industrial o minera, donde el porcentaje de aumento de la productividad son miles de dólares, creo que sí habrá empresas interesadas en implementar un proyecto IoT. En definitiva, estamos en el umbral de un período de exploración.

A medida de que la tecnología se hace más masiva, sus costos van bajando, hay más áreas de implementación y más oportunidades para diferentes tecnologías y proveedores. Por lo tanto, si conseguimos establecer una plataforma horizontal que sea utilizada por muchos actores o prestadores de servicios diferentes, se podrían abaratar más los costos. Entonces, la relación costo-beneficio sería más atractiva porque los costos serían mucho más bajos.

En este sentido, la IoT aún está lejos de las empresas más pequeñas…
Así es. Una gran compañía minera tiene los recursos para implementar uno de estos proyectos, pero si una Pyme quiere acceder a esta tecnología, no hay cómo. El desafío está en cómo abaratar los costos de la tecnología. Quizás cueste bastante llegar a una microempresa de cinco personas, pero no tanto a una empresa de 100 o 500 trabajadores.

¿Hacia dónde va el desarrollo de esta tecnología?
La gran apuesta para potenciar el uso de las tecnologías IoT es emplear el marco de las normas, en particular aquellas que han sido tan efectivas en el campo de la telefonía móvil. El hecho de que los celulares funcionen prácticamente en casi cualquier parte del mundo, ha significado que transversalmente hay millones de suscriptores que pueden acceder a uno de estos equipos a costos muy bajos.

Entonces, estamos tratando de expandir esta norma para incluir los servicios del tipo IoT, pero al mismo tiempo ofreciendo un estándar con el que diversos jugadores del ecosistema puedan apostar a tener un mercado muy amplio y realizar una inversión justificada. En este sentido, dentro de la norma 5G, se está tratando de establecer un estándar que ofrezca una latencia más baja, altísima confiabilidad y la capacidad de manejar paquetes muy cortos, entre otras características que requiere la comunicación para IoT, de manera de generar un espacio normado donde haya un ecosistema muy amplio y heterogéneo. No obstante, es una apuesta. Las normas van antes de las soluciones.

A su juicio, ¿cuál sería la mayor barrera para la IoT?
En este momento, la mayor barrera para IoT es la imaginación, especialmente en el lado masivo o de consumo, pues las tecnologías ya están disponibles. En el lado industrial, depende de otros factores, como la conexión a la red. Por ejemplo, conversaba con un colega que administra una planta en un sitio muy remoto, y que quisiera tener en Santiago diversos indicadores del funcionamiento de la misma. Sin embargo, las instalaciones están en un lugar aislado, cerca de Punta Arenas, sin cobertura de red, siendo la única posibilidad la conexión satelital. En esas circunstancias, la relación costo-beneficio era muy negativa. En aquellos lugares donde sí hay red, se debe ser mucho más creativos en buscar soluciones que tengan una alta razón costo-beneficio.

Diciembre 2016
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