María José Reveco.
¿En qué pie estamos en materia de interconexión eléctrica?
Hay un grupo de trabajo en la Comunidad Andina de Naciones (CAN), denominado CANREL, compuesto por los Ministros de Energía o sus homólogos de Perú, Ecuador, Bolivia y Colombia, y en el cual Chile participa como país asociado, es decir, con derecho a voz en las negociaciones, pero no tiene la obligación de adoptar los acuerdos que se decidan ahí. Este gobierno se ha concentrado en avanzar en la armonización regulatoria bajo el alero de la CAN, que es donde más hemos avanzado en interconexión regional, y donde los países allí presentes nos han invitado para posibilitar la incorporación de Chile al mercado de corto plazo que con la decisión que se está negociando, se está creando.
¿Qué se ha logrado en la CAN?
La CAN adoptó unos estudios técnicos realizados por el SINEA (Sistema de Interconexión Eléctrica Andina), y financiados por el BID, en los que se analizó las potenciales interconexiones energéticas y su viabilidad económica, se modeló los sistemas eléctricos de todos los países miembros, y se identificó los desafíos regulatorios y los beneficios para todos los participantes. Con esta información, la CAN acordó que los países avanzarían en la planificación de los enlaces bilateralmente según las potenciales líneas identificadas: Chile- Perú, Ecuador-Colombia, y Ecuador- Perú, y en temas regulatorios, que es lo que faltaba por abordar, se avanzaría multilateralmente.
¿Cómo evalúa el proceso de trabajo?
Este proceso ha sido exitoso. Llevamos dos años trabajando técnicamente, con muchos encuentros presenciales y virtuales entre los dos grupos de trabajo creados para este fin (planificación y regulación). La idea es avanzar en cómo estableceremos los mecanismos de intercambio de energía, más allá de la infraestructura. Estamos trabajando sobre la Decisión N° 536 de la CAN, que busca establecer un mercado eléctrico común para los países miembros. Si esto se aprueba en agosto de 2016, lograríamos el avance concreto, que sería el establecimiento de un mecanismo de mercado de corto plazo para los intercambios de electricidad entre los países.
¿Por qué se optó por un mercado de corto plazo?
Porque entre los países participantes, los mercados son muy distintos. Por ejemplo, Chile tiene un mercado privado que funciona en base a la declaración de costos, con orden de mérito para los despachos, y el mercado financiero no está directamente conectado con el mercado físico. En cambio, otros países tienen mecanismos basados en ofertas, con mezclas público-privado en algunos segmentos, con planificación centralizada y mandatoria, etc.
En ese sentido, la posibilidad de establecer un mercado común de electricidad, como el europeo, en una primera etapa está lejos de nuestro alcance, porque habría que crear un organismo planificador centralizado para el grupo de países y funcionar como mercado único. Es por ello que decidimos empezar en una etapa anterior: con un mecanismo que permita intercambios de energía de oportunidad de corto plazo, ya que ahí resolveremos muchos temas técnico-operativos que mientras no se construya la infraestructura, no sabremos cómo resolver. Por ejemplo, coordinación de operadores, establecimiento de protocolos, cómo ofertar, demandar y transferir energía, y otros temas que toman mucho tiempo decidir.
Si esta iniciativa funciona bien, lo más probable es que después tengamos una discusión para crear un organismo planificador centralizado.
¿Cómo se conectaría Chile con Perú?
Según el estudio del SINEA, existen dos potenciales líneas para construir: una línea corta entre 60 y 90 km entre Tacna y Arica, de baja capacidad de transmisión, con sistema back-to-back, y una línea HVDC más larga, de unos 500 km, que conectaría el norte del SIC con el sur de Perú. Los back-to-back eran necesarios porque Perú funciona con 60 hertz y Chile, con 50 hertz. Lo más probable es que se avance en el enlace más corto.
¿Hay interés privado para la construcción de esa línea?
Hay muchas empresas que tienen el interés de llevar a cabo las líneas de interconexión con Perú. Como para Chile es un desarrollo privado, hemos estado apoyando a todas las empresas que han venido a consultar respecto al proyecto. Estas, a su vez, están identificando los contratos disponibles para la energía excedentaria y evaluar si son competitivos con la oferta de las otras naciones. Sin embargo, para garantizar la competitividad de las compañías participantes, la CAN decidió que todas las ofertas de energía deben dejar fuera los subsidios que ofrezcan los estados en cualquier parte de la cadena, tanto en generación como en transmisión.
¿Qué probabilidades hay de que se materialice la interconexión regional?
El SINEA establecía una temporalidad respecto a las instalaciones, por ejemplo que algunas obras traerían beneficios si se construían al año 2018. Evidentemente, a esa fecha es poco probable que alguna línea esté construida. No obstante, vemos que es posible que al 2020 exista una conexión Chile-Perú. Para los otros países, es un poco más simple lograr el objetivo, porque varios ya tienen líneas construidas, solo falta potenciarlas y utilizarlas de mejor manera, con reglas más claras en cuanto a compra-venta de la energía. Todo depende de si la decisión de la CAN es ratificada durante este mes.
¿Qué desafíos implicaría este escenario a nivel interno?
Si se aprueba la iniciativa, regulatoriamente tenemos mucho trabajo que desarrollar, porque somos los distintos del grupo en cuanto al funcionamiento del mercado. Pero ya hemos ido abordando estas temáticas a través de un grupo de trabajo compuesto por la Comisión Nacional de Energía (CNE), el Ministerio, la Superintendencia y los operadores.
¿De qué forma se beneficiaría Chile con la interconexión con Perú?
El estudio indica que ambos países verían beneficios económicos. Sin embargo, arroja mayores beneficios para nuestro país en la compra de energía a Perú, más que en la venta. Aparte de lo económico, esta iniciativa tendría una positiva señal política, ya que daría cuenta de que los países han sido capaces de avanzar más allá de las coyunturas o problemas puntuales entre ellos. Adicionalmente, la interconexión da más seguridad y flexibilidad a los sistemas, complementariedad de recursos y permite contar con energía externa ante cualquier contingencia nacional, situación que hemos evidenciado con la línea que nos conecta con Argentina.