Dr. Milan Derpich.

Considerando su larga experiencia laboral como ejecutivo, ¿qué visión tiene de la relación entre la Academia y el Sector Privado?
Sin duda que es necesaria y beneficiosa para el desarrollo del país. Si bien hay numerosos ejemplos de colaboración Universidad-Empresa o Universidad- Sector Público en Chile, creo que hay consenso en que falta un mayor acercamiento. Habiendo formado parte del mundo empresarial y siendo ahora académico, creo que para lograr este acercamiento es bueno partir por reconciliar expectativas. Las universidades no solo no desean (ni deben) competir con el sector empresarial, sino que además no son buenas para jugar el rol de consultora orientada a “apagar incendios”. No todos los problemas de las empresas son apropiados para ser abordados por el mundo académico, pero sí hay muchos otros desafíos que podemos asumir. Por las exigencias de lo cotidiano, la mayoría de las empresas tienen pocas oportunidades para mirar a largo plazo y desarrollar algo radicalmente nuevo. A su vez, la universidad cuenta con muchas “horas-cerebro” a un costo moderado, con la motivación, disposición, capacidad e infraestructura para explorar “territorios desconocidos” del conocimiento.

¿Qué cambiaría en la relación Universidad-Empresa que existe actualmente en Chile?
Como mencioné, me parece que lo primero es conciliar las expectativas; es fundamental que la Empresa entienda las motivaciones de la Academia y viceversa. Un factor que puede ayudar en esto es la incorporación –mediante subsidios del Estado- en el sector industrial-empresarial de ingenieros con postgrados científicos dispuestos a desarrollarse en la industria. Otra vía complementaria es la existencia de centros como el nuestro, que además de reunir a más de 50 científicos de categoría mundial, posee una Unidad de Desarrollo y Transferencia Tecnológica capaz de acelerar la entrega de soluciones tecnológicas innovadoras para las empresas que trabajan con nosotros. Al mismo tiempo, esta Unidad brinda apoyo para formular y presentar proyectos con financiamiento de Corfo, lo que nos ha dado muy buenos resultados.

El proyecto BIO-008 MZ Voice Health Monitoring permite registrar, evaluar y corregir el uso de las cuerdas vocales, contribuyendo a la detección temprana de patologías.

¿Qué destacaría del actual desarrollo tecnológico en Chile?
Varias de las empresas tecnológicas locales que lograron mantener la competitividad frente a la apertura comercial de Chile están en un buen pie para abordar mercados fuera del país, situación que ha permitido crear compañías muy dinámicas y eficientes en este sector, dando un buen ejemplo para impulsar a otras a exportar tecnología.

Otro punto favorable del Chile de hoy, también relacionado con esta apertura, es que también somos capaces de recibir el conocimiento técnico y los insumos, piezas y partes necesarios, casi al mismo tiempo que cualquier empresa desarrolladora de soluciones del mundo. Me parece que no ha habido un período histórico igual a este, donde Chile haya tenido una posibilidad tan cierta de hacer crecer su sector de exportación tecnológica. La cancha está más nivelada que antes. Además, me parece que cada vez más se están juntando los capitales y los inversionistas, junto a los fondos de incentivo a la innovación que provee el Estado con los emprendedores, académicos y egresados de las universidades que poseen las mayores capacidades técnicas. En nuestro centro estamos participando plenamente de esta dinámica.

Como participante y testigo del desarrollo tecnológico del país, ¿en qué nivel se encuentra el desarrollo electrónico en Chile?
Me parece que el segmento electrónico a nivel local está mejorando progresivamente; de hecho, existen algunos exponentes notables que hoy por hoy están a la altura de cualquier empresa de su nivel y tamaño en el mundo. No obstante, definitivamente tienen que ser más.

Por otro lado, cuando una gran empresa tradicional de servicios en Chile contrata un ingeniero electrónico, puede no importarle mucho lo que sabe; más bien le interesa que sea capaz de aprender, y de desenvolverse adecuadamente. Finalmente, se le va a capacitar en lo que sea necesario. Sin embargo, una empresa de innovación tecnológica de nuestro rubro, a menudo pequeña o mediana, necesita que el ingeniero recién contratado posea, entre otras cualidades, conocimientos y habilidades técnicas que le permitan desarrollar soluciones con altos estándares. Algunas universidades estamos modificando nuestros programas y la manera de enseñar ingeniería para potenciar de mejor manera la capacidad de innovación tecnológica y de emprendimiento de nuestros estudiantes. Es un cambio paradigmático prometedor.

Una cámara anecóica de gran tamaño para la medición de radiación electromagnética, usada por el grupo de Procesamiento de Señales y Comunicaciones del AC3E.

A su juicio, ¿cuál es el rol que debería jugar el desarrollo de soluciones electrónicas en nuestra economía?
Chile debería ser, ojalá, un mercado secundario para las empresas que desarrollan soluciones electrónicas. Si se quiere tener éxito en este campo, crecer y competir por calidad, tarde o temprano hay que salir a conquistar mercados internacionales. Todavía existe a nivel local esa percepción de que si el producto es chileno es de menor calidad que cualquier alternativa importada, motivo por el cual esa compañía va a tener que competir por precio, cercanía geográfica o flexibilidad. Interesantemente, este prejuicio no existe fuera de Chile.

En este sentido, ¿qué papel le corresponde tomar a centros como el AC3E?
Para nosotros, esto se traduce en una muy buena oportunidad. Si una empresa nos dice que quiere desarrollar una solución para un problema difícil (a menudo no resuelto en el mundo), podemos ayudarlo a lograr una solución de calidad en menor tiempo. Casi toda la tecnología que se ve hoy en día tiene sus raíces en artículos científicos (papers) escritos hace casi 20, 30 o más años. Ese es el océano de conocimiento al que pueden acceder las empresas que se vinculen a universidades que realizan investigación en el área de electrónica a nivel mundial, como la nuestra, y en especial a nuestro centro de innovación científica y tecnológica, AC3E (www.ac3e.cl).