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Javier Ruiz del Solar, Director del Centro Avanzado de Tecnología para la Minería (AMTC):
“La percepción de la Robótica en la minería ha ido cambiando porque han visto que la tecnología funciona”

En agosto pasado, el Ministerio de Minería y el Centro Avanzado de Tecnología para la Minería (AMTC) firmaron un acuerdo con el fin de potenciar la innovación en la industria minera, involucrar a actores en el desarrollo de actividades que refuercen la importancia del emprendimiento en el sector y explorar oportunidades de colaboración que contribuyan a la creación de políticas públicas. Javier Ruiz del Solar, Director del AMTC, sostiene que si bien aún existen barreras importantes dentro de la industria, la percepción ha ido cambiando y resalta la labor conjunta entre academia y privados.
Javier Ruiz del Solar.

Dada la actual coyuntura económica, ¿cómo puede ayudar la Automatización, y especialmente la Robótica, a la industria minera nacional?
Es justo señalar que tanto la Automatización como la Robótica son capaces de apoyar permanentemente a la industria minera, especialmente en todo lo relativo a lograr mayor productividad, disminuir los costos y aumentar los niveles de seguridad de las faenas. Aclarado ese punto, me parece efectivamente que la actual coyuntura puede generar una oportunidad, pero la catalogaría como de pequeña, ya que todos estos temas la gente que toma decisiones al interior de las organizaciones los conoce; son problemáticas de largo plazo. Aquí no hay decisiones espontáneas, las empresas mineras evalúan sus proyectos con horizontes de largo plazo.

¿En qué aplicaciones concretas se puede destacar el aporte de la Robótica? Hay una serie de aportes a la minería que destacan en los últimos años como son, por ejemplo, los vehículos autónomos y los cargadores frontales LHD semiautónomos. En términos del negocio minero, estamos hablando de los sistemas de transporte. Se requieren soluciones rápidas, eficientes y seguras para trasladar el mineral desde la mina hasta la planta.

Por otra parte, existe una oportunidad interesante en el caso de las fundiciones, que tienen costos altos de producción, las cuales buscan constantemente mejorar su eficiencia operacional, especialmente en todo lo que tiene que ver con procesos batch. En este caso, se sabe muy bien cómo hacerlo, pero el problema es que tanto la Automatización como la Robótica aún no han sido capaces de ingresar a este negocio plenamente.

En este sentido, ¿existe interés en la industria minera chilena por incorporar más Robótica a sus procesos?
Creo que sí. Ahora bien, es importante aclarar que dicho interés existe no porque los actores de esta industria sean muy aficionados o fanáticos de la tecnología, sino que más bien estos se han dado cuenta que para lograr sus objetivos resulta indispensable aplicarla al interior de sus procesos. El caso de las fundiciones es un muy buen ejemplo de ello. Es claro que este tipo de problemáticas deben ser abordadas por las empresas. Las decisiones en este ámbito son muy racionales y es evidente que si hay un beneficio concreto para el negocio, sin duda alguna las compañías adoptarán una tecnología determinada.

Uno de los proyectos del AMTC es el desarrollo de un vehículo autónomo, capaz de reconocer su entorno y desplazarse sin chofer ni intervención humana. Este proyecto busca lograr flotas de camiones que se desplacen sin conductores por faenas mineras a rajo abierto, o un convoy donde solo el primer vehículo tenga un chofer.

¿Siente que ha cambiado la percepción de la aplicación de la Robótica en el sector?
La percepción de las personas que toman las decisiones dentro de la industria minera ha ido cambiando, fundamentalmente porque han visto que la tecnología funciona. Pero también, y no menos importante, se ha generado una evolución en los proveedores de los equipos, específicamente los Original Equipment Manufacturers (OEM). El hecho de que estos fabricantes cuenten con tecnología robótica de avanzada en sus productos, ayuda muchísimo a la adopción y aceptación de este tipo de herramientas.

¿Qué otras barreras existen para la adopción de esta tecnología?
Actualmente, veo que existen dos tipos de barreras. Por un lado, el cambiar de una operación manual a una autónoma genera ciertos riesgos. En ese sentido, las evaluaciones de los beneficios no están suficientemente maduras; las ventajas que se van a lograr todavía no son determinantes ni plenamente convincentes. Por otra parte, muchos de estos sistemas no cuentan con interoperabilidad, es decir, los componentes o piezas de marcas distintas no pueden operar de manera compatible en una herramienta determinada porque no están estandarizados.

¿Cuál es, entonces, el desafío para instituciones como la suya?
El reto es saber desarrollar dichos estándares y que, por otro lado, estos sean adoptados como corresponde. En ese sentido, puedo destacar el proyecto SOMIN, que fue recientemente aprobado por el Gobierno y que será ejecutado por CORFO. Este busca desarrollar estándares de interoperabilidad para la minería.

Además, con el fin de apoyar la estrategia estatal de lograr una minería virtuosa, inclusiva y sustentable, estamos apoyando dos iniciativas denominadas “Alianza Valor Minero” y el programa nacional de minería “Alta Ley”, que buscan promover el desarrollo tecnológico que beneficie a las empresas mineras, los proveedores y los centros de investigación.

Otro proyecto del AMTC es el robot Husky A200, que puede navegar autónomamente por galerías subterráneas y mapearlas en 3D, usando una combinación de cámaras, rayos láser y radar.

De las líneas de investigación que actualmente se están desarrollando en el país, ¿cuál destacaría en virtud de su aporte a la industria minera?
Existen una serie de aplicaciones interesantes que están relacionadas con el uso de brazos robóticos en esta industria, principalmente en fundiciones. Por un lado, las empresas están utilizando este tipo de sistemas, ya que son capaces de hacer tareas repetitivas de forma eficiente y confiable, pero también porque el robot soporta condiciones que los humanos no son capaces de tolerar y puede aportar, a su vez, al resguardo de la seguridad física de los operarios.

También hay herramientas que destacan en el ámbito de la automatización de vehículos, como los equipos móviles de extracción, sistemas en la actualidad desarrollados tanto por centros de investigación como por proveedores de equipamiento.

¿Cómo ha ido evolucionando la relación entre la universidad y la industria minera?
Me parece que ha evolucionado bastante. Con justa razón, hace diez años íbamos a ofrecerle un producto o proyecto a la industria minera y no nos creían. La credibilidad era baja, porque no habían desarrollos concretos en el país. Hoy, estamos en una etapa muy distinta. El apoyo de la industria y el hecho de que acepten aplicar los proyectos de forma concreta en sus operaciones ha sido fundamental. Con eso, somos capaces de pedir apoyo económico a CORFO para plantear nuevas iniciativas. El desafío actual es otro: lograr alcanzar la etapa de escalamiento, que corresponde a transformar un prototipo en un producto final. Quizás, en ese sentido, en el nivel académico aún nos falta un poco más de experiencia.

Abril 2016
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