Lucía Pinto Jonas.

Hace bastante tiempo que se viene hablando del concepto “Automatización de edificios”, el que principalmente tiene relación con el confort, seguridad y eficiencia de los edificios en general.

Por ejemplo, en el tema del confort, en el mercado hay disponibles tanto sistemas de calefacción regulada o de iluminación inteligente, como también plataformas que permiten la integración de diferentes dispositivos (cortinas, puertas, ventanas, electrodomésticos, enchufes, iluminación, aire acondicionado, etc.) a distancia a través del teléfono móvil. En el caso de la seguridad, existen múltiples aplicaciones, como circuitos de CCTV, reportes de circulación, control de acceso, entre otros.Un ejemplo son los hoteles que cuentan con tarjetas con banda magnética o con RFID: estas se usan para ingresar a la habitación, así como para indicar que hay gente en el interior y, por lo tanto, habilitar los circuitos eléctricos de la misma.

En tanto, cuando nos referimos a eficiencia, podemos considerar el ahorro energético que se puede obtener del control del aire acondicionado y la calefacción, considerando que los motores representan aproximadamente el 60% del consumo de la electricidad. Este gasto energético se puede gestionar monitoreando el estado de bombas, generando reportes de consumo para clientes internos, optimizando los consumos en horarios punta o en condiciones de falla, preparando la operación programada de grupos electrógenos, etc.

Ahora bien, si tomamos en cuenta que el consumo vinculado a la iluminación puede constituir entre un 15% y 30% del gasto de energía de un edificio, estos sistemas parecen brindar una valiosa oportunidad de mejora. En este sentido, su gasto se puede optimizar con una mejor regulación, ya sea según luminosidad ambiente, ocupación del espacio, movimiento o por programación horaria, permitiendo iluminar solo cuando y donde se requiere.

Para concluir, podemos decir que la tecnología llegó para ayudar a las personas y estos ejemplos no escapan de esta afirmación. Sin embargo, en los mercados nacionales e internacionales hay muchos fabricantes cuya oferta de componentes, productos y sistemas no siempre es compatible entre sí. Por esto, resulta imprescindible contar con un estándar que permita la interconexión de los dispositivos, lo que permitirá, por ejemplo, una mejor optimización del uso de la energía.